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Las hormigas Taruma


Enviado por   •  12 de Julio de 2020  •  Ensayos  •  859 Palabras (4 Páginas)  •  139 Visitas

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Las  hormigas Tarumá

(Como lo hubiese escrito Horacio Quiroga)

Hay muchas especies de hormigas, de distintos tamaños, de distintos colores, unas comen hojas tiernas, otras, dura madera. Pero todas tienen una característica común: son enemigas del hombre. Porque pican, o porque dañan las plantas cultivadas para comer, como los tomates o para admirar, como las rosas. Por eso se han buscado y experimentado diversos venenos, desde caseros como rociar limón o vinagre, hasta potentes insecticidas diseñados para matarlas.

Pero hay un tipo singular de hormigas que viven solamente en Colonia Tarumá, un disperso pueblito del centro de la selva misionera. Las hormigas Tarumá tienen todas las características negativas para los humanos: su picadura es sumamente dolorosa y come absolutamente todos los brotes de las plantas cultivadas. Sin embargo, cuando los jóvenes porteños consideraron qué lugar era el más indicado para prestar un servicio solidario, eligieron la escuela de Tarumá con el solo reparo referente al presumible calor y a los contagiosos mosquitos. A la hora de plantear las tareas solidarias, pintar las aulas, reparar el techo o construir un invernáculo de troncos no constituyeron mayores dificultades. Pero al momento de limpiar la huerta enmalezada…aparecieron ellas: Las tarumá.

-Papá, acordate del veneno…- sugirió u ordenó Santi al cocinero. Santi era parte de los amigos dadores voluntarios del material más precioso: el tiempo de la juventud. Apenas mayor que los demás, era uno de quienes dirigían a los demás. Y el cocinero, uno de los adultos que colaboraban cocinando para esa treintena de jóvenes, donando un material más abundante, el tiempo adulto. Los cocineros se encargaban de la logística del grupo, algunos preparaban los alimentos diariamente y otros buscaban todas las provisiones necesarias en un viaje diario a Montecarlo.

-Anotá: 40 ciruelas, que es la fruta que tuvo éxito; sal fina; leches; 80 panes y en la ferretería 200 gramos de clavos de 4 pulgadas y hormiguicida-.  Ese día el cocinero cocinaría, y las compras las harían Ari y Hori. En el parlante de la cocina, donde siempre había música, se oía la queja de Charly “No me banco las hormigas, por favor pásame el Raid…”

La mañana transcurría normal: cada grupo de jóvenes realizaba su tarea, algunos limpieza, otros huerta,  pintura o construcción. En la cocina comenzaron a pelar y cortar cebollas, zanahorias, morrones, berenjenas y zapallitos. Varios kilos, en tiritas finitas. – Estos fideos chinos van a salir geniales- predijo el cocinero, mientras buscaba sus anteojos. -Acordate  que Adriancito es celìaco- recordó Noe, su tía predilecta, quien seguramente hervirá en olla aparte los fideos de arroz.

-Che, un día las ojotas, hoy los anteojos! Me esconden todo!- , acusó el cocinero, literalmente enceguecido al enterarse que en sólo una hora había que tener listo el almuerzo. –Encima casi me corto un dedo, no veo nada…- . Ahora por el parlante rugía Ciro “desde lejos no se veeee… desde lejos no se veee”.

- Bueno, pero tenemos todos los ingredientes-, intentó tranquilizar Dani. –Casi-, replicó el cocinero,- falta la sal-.

- Va al final y listo. Pongamos a grillar las verduras, y apenas hierva el agua mandamos los 9 paquetes de fideos-.

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