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Leyendas Chinantecas


Enviado por   •  3 de Julio de 2014  •  1.054 Palabras (5 Páginas)  •  2.319 Visitas

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CUENTO DE UN CHANEQUE

Una vieja y su nieto habitaban el rancho. En los alrededores, vivía un chaneque que les robaba la comida cuando salían de la casa.

Un día, la abuela fue a cortar hierbas y, cuando regresó, ya no encontró a su nieto. Le preguntó al chaneque si lo había visto, y éste contestó:

—Por ahí ví que se fue.

La abuela buscó y buscó al niño y no lo encontró.

"¿Qué le pasaría?" —se preguntó— "¿Se lo comería el chaneque?"

Fue al pueblo a avisarle al papá del niño y juntos regresaron al rancho. Todavía andaba por allí el chaneque.

—Ayúdanos a recoger leña —le dijeron—, y la pones cerca de la casa.

Así lo hicieron. Al anochecer, todos se fueron a dormir. El chaneque se estiró las orejas, y se le hicieron tan largas, que una la dobló para utilizarla como almohada, y con la otra se tapó.

Cuando la abuela vio que el chaneque dormía, encendió la leña y huyó con su hijo.

—¡Me estoy quemando, quemando, quemando —gritó el chaneque—, me quemo arriba, me quemo abajo, me estoy quemando, quemando, quemando!

La abuela y su hijo se escondieron en la copa de un árbol.

Cuando los otros chaneques oyeron las quejas de su compañero, acudieron corriendo, recogieron las cenizas del chaneque quemado, se las comieron y así revivió el chaneque.

La abuela y su hijo se fueron al pueblo y nunca regresaron al rancho.

LA MUJER ARMADILLO Y LA MUJER TEPEZCUINTLE

Antiguamente, las mujeres tenían nombres de animales.

Una mujer llamada Armadillo y otra Tepezcuintle estaban tejiendo sus huipiles. Deseaban estrenarlos antes de que amaneciera.

El huipil de la Armadillo era muy difícil de tejer, porque ella lo quería lleno de flores. El sol empezaba a salir y no habían acabado.

Desesperada, se lo puso sin darle fin, con todo y telar, pues ya amanecía. Por eso, hasta la fecha, se le ven al armadillo unos escalones en la espalda, que son los hilos y los palos del telar.

La Tepezcuintle, en cambio, sí terminó su huipil; por eso, hasta la fecha, el animal tiene un traje bonito y elegante.

LA MADRE DEL SOL Y DE LA LUNA

Hace mucho tiempo, vivía una muchacha a la que le brillaba el cuerpo. Por eso, la gente le tenía mucho miedo. La molestaban y querían deshacerse de ella. Un día, las autoridades la mandaron llamar.

—Aquí tienes una mota de algodón —le dijeron—. Con ella debes tejer una tela que cubra el cielo. Nos la debes entregar mañana.

—Está bien —contestó la muchacha. Regresó muy triste a su casa y les platicó a sus hermanas lo que le habían ordenado.

—¿Cómo voy a hacerlo con una mota de algodón?

—No te preocupes —le dijo una de sus hermanas—, yo te ayudaré.

Se sentaron juntas y la hermana se comió la mota de algodón.

—¿Qué haces? ¿Ahora cómo voy a hacer mi tela?

Pero la hermana no

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