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Los Merengues


Enviado por   •  13 de Agosto de 2014  •  414 Palabras (2 Páginas)  •  176 Visitas

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LOS MERENGUES

Apenas su mamá cerró la puerta, Perico escuchó, los pasos que se iban alejando, fue hacia la cocina de kerosene y hurgó en una de las hornillas, extrajo una bolsita de cuero, contó las monedas, se echó veinte al bolsillo y guardó el resto en su lugar.

Ahora tenía lo suficiente para realizar su hermoso proyecto. En el camino el recuerdo de los merengues -blancos, puros, vaporosos- decidió gastar todo. Hacía ya varios meses que concurría a la pastelería de la esquina y sólo se contentaba con mirar. El dependiente ya lo conocía y le dijo: -“¡Quita de acá, muchacho, que molestas a los clientes!”

Un señor al darse cuenta de la ansiedad de su mirada le obsequió una rosquita. El solo miraba los merengues.

A pesar de no haberlos probado nunca, conservaba viva la imagen de varios chicos que se los llevaban a la boca, como si fueran copos de nieve.

Cuando llegó a la pastelería, había muchos clientes ocupando el mostrador.

Después de mucho esfuerzo su cabeza apareció en primer plano, ante el asombro deldependiente.

- "¿Ya estás aquí? ¡Vamos, saliendo de la tienda!"

Perico, lejos de obedecer, se irguió y exclamó:

"¡Veinte soles de merengues!" Su voz hizo un silencio curioso. Entonces repitió en tonoimperativo:

- "¿No has oído? - insistió Perico-. ¡Quiero veinte soles de merengues!"

El empleado se acercó esta vez y lo tiró de la oreja. -"¿Estas bromeando, palomilla?"

Perico se agazapo.

-"¡A ver, enséñame la plata!"

Sin poder disimular su orgullo, echo sobre el mostrador el puñado de monedas.

El dependiente contó el dinero.

- "¿y quieres que te dé esto en merengues?"

- "Si- contestó Perico con una seguridad que despertó la risa de algunos.-Buen empacho te vas a dar comento alguien".

"¿Vas a salir o no? - le increpó el dependiente. -despácheme antes". "¿Quién te ha encargado que compres esto?" - "Mi mamá".

"Debes haber oído mal. ¿Veinte soles? Anda a preguntarle de nuevo o que te escriba en un papelito".

Entonces el niño rogó con una voz que jumbrosa: “¡Déme pues, veinte Soles de merengues!”. Al ver que el dependiente se acercaba airado, pronto expulsarlo, repitió conmovedoramente

- "¡Aunque

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