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Merengue


Enviado por   •  30 de Agosto de 2012  •  Prácticas o problemas  •  1.434 Palabras (6 Páginas)  •  550 Visitas

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¿Cuál es el Origen del Merengue?

En 1854, aparecen las primeras noticias sobre el merengue, en el periódico ¨EL OASIS¨, en un artículo calzado por ¨ingenuo¨, seudónimo que empleaba el poeta Eugenio Perdomo, en lo que se refiere en su obra Música y Baile, en Santo Domingo del historiador Emilio Rodríguez Demorizi: ¨Y cuando dan principio al merengue, el uno toma la pareja contraria, el otro corre de un lado para otro porque no sabe que hacer, éste tira del brazo a una señorita para indicarle que a ella toca merenguear, aquel empuja la otra para darse paso, en fin, el más elegante trastorna una figura y hace recaer la falta sobre su pareja, todo es una confusión, un laberinto continuo hasta el fin de la pieza. En este párrafo, se empieza a manifestar la élite urbana, intelectuales como Manuel de Jesús Galván y Ulises Francisco Espillat, quienes recibirían la irrupción del merengue como un baile indecente, danza maldita, de figuras ridículas. Afirmaban como descripción de su coreografía, al señalar que ¨no pueden decir que es la manera más cómoda de bailar, porque tiene que hacer mucha fuerza para llevar la pareja tan cerrada, el brazo levantado más alto que la cabeza, llevando la mano de la señorita a la espalda sobre sus hombros. Dicho artículo hacía un llamado a desterrar ¨este detestable baila de tan poco gusto¨, en el inicio de lo que Rodirguez Demorizi calificaría como la campaña poética contra el merengue. En otro texto posterior de ¨ingenuo¨, al parecer admitiendo la rápida profusión del nuevo ritmo, se apelaba a bailarlo por lo menos decentemente, debido a que en caso contrario, las fiestas correrían el riesgo de quedarsen sin la presencia femenina, ya que los padres se negarían a permitir la presencia de sus hijas. Al momento de hacer su aparición el merengue , la tumba constituía el baile preferido, siendo considerado de la danza nacional y cuya coreografía se representaba: ¨Todos los danzantes se colocan en fila, de dos en dos, como colegiales que son llevados de paseo; los hombres de un lado, las mujeres del otro. Desde que la orquesta da la señal, ellos operan un cuarto de conversión y se dan el frente. En ciertos momentos indicados por las variaciones del clarinete, el bailador danza con su compañera o los dos, el uno frente al otro, se entregan a poses y balanceos que en uno de nuestros bailes públicos harían erizar los mostachos de los guardias municipales y poner a los ejecutantes en el violón. Terminada así la primera figura, cada joven deja a su caballero para tomar a aquel que se encuentre más cerca de ella. ¨Cuando cada mujer ha bailado sucesivamente con todos los hombres presentes, la tumba ha terminado, con sentimiento general, a menos que no se la repita, es decir, por lo menos un minuto. Como puede verse, este era el baile que estaba desplazando el merengue. De este modo, la sensualidad y la proximidad física con que se practicaban los movimientos del nuevo baile, mortificaban sobremanera a los virulentos críticos del merengue. En términos más duros, se asocia este baile con un origen demoníaco. Para los partidarios de la tumba y opositores al merengue, la solución del problema se encontraba en expulsar del país -poéticamente hablando- a ¨ochocientos merengueros¨ en el velero EL MERENGUE. La campaña contra el merengue escenificada en Santo Domingo en 1855, se reinicia en Santiago en 1875, encabezada por Ulises Francisco Espaillat. Este enfoque aspiraba al predominio de danzas como la polka, la mazurca, la cuadrilla y el vals. De maneras finas y europeas, frente a la penetración que ya se observaba en el salón, del fatal merengue. Bajo este aspecto de vista se repudiaba la llegada del merengue ¨a la buena sociedad¨, y además se lamentaba la suplantación de los instrumentos de cuerda de fabricación vernácula, con los que se amenizaban las fiestas populares, por el ínsipido y horripilante acordeón¨. Para el señor Espaillat de ínfulas aristrocratizantes, el bailar merengue ya formaba parte del catálogo de males nacionales, entre los cuales consignaba el comer el ¨debilitante sancocho¨, la afición por las peleas de gallos y dejar para mañana lo que se podía hacer hoy. Entre los primeros merengues citados por Galván, en 1855, figuran títulos como: ¨Ay Cocó¨, ¨Los Pastelitos¨, ¨EL Morrocoy¨, ¨La Juana Aquilina¨, ¨La

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