Maria Camila Diaz Posada

LA FAMILIA COMO AGENTE SOCIALIZADOR

Cuando se habla de familia hablamos de un núcleo de convivencia y solidaridad en la vida cotidiana, la cual permite afrontar adecuadamente los retos del mundo exterior. Es a la vez una escuela de convivencia para los hijos, transmisora de valores y aprendizajes fundamentales que se realizan mediante las emociones, afectos y normas fundamentales. Podemos decir que las familias van cambiando a través del tiempo pero la tarea esencial sigue siendo la de cuidar, formar y educar a los hijos, son el primer agente de socialización donde se dan las bases para la posterior actuación de las personas, que tiene como función el mantener y socializar al niño y contribuir a mantener el control social.

En la fase infantil donde el ser humano comienza su integración social y es con su familia donde, por un lado aprende determinados comportamientos como la formas de comer, dormir, buscar abrigo, sentir, amar, comunicarse, sentarse, saludar, divertirse, reír, gesticular, jugar, vestirse, y por otro lado se aprenden creencias, valores, normas y técnicas de conducta, una estructura social, un código moral, el aprender lo que está bien y lo que está mal hecho, qué prácticas reciben premios y signos de aprobación, y cuáles castigos y reproches, y lo que ellos implican, todo lo anterior depende de la cultura en la que nos encontremos y es los que nos identifica como sociedad.

Hay dos tipos o modos de socialización familiar, el primero hace referencia a la socialización represiva o autoritaria, que se da más frecuentemente en las familias de clase baja, la cual enfatiza la obediencia, los castigos físicos y los premios materiales, la comunicación unilateral y la autoridad; la segundo clase es aquella socialización participatoria, que se da con mayor frecuencia en familias de clase media y superior, en donde se acentúa la participación, las recompensas no materiales y los castigos simbólicos, además la comunicación se da en forma de diálogo.

El buen ejemplo sumado a mantener adecuados canales de comunicación hacen que los principales valores y pautas de comportamiento sean enseñados a las nuevas generaciones; si existen problemas en la comunicación dichos mensajes pueden ser distorsionados por los niños y jóvenes que se ven avocados a copiar otros patrones de personas que no están directamente manejando su formación y pueden ser víctimas de malas compañías, experimentar conductas nocivas como tomar bebidas alcohólicas, fumar, consumir drogas y por lo tanto cambiar su comportamiento.

El proceso de socialización es la manera con que los miembros de una colectividad aprenden los modelos culturales de su sociedad, los asimilan y los convierten en sus propias reglas personales de vida. La familia como agente socializador lo desarrolla a través de dos tiempo el primero de ellos conocido como Socialización Primaria, que es la primera por la que el individuo atraviesa en la niñez, por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad, ocurre en los primeros años de vida y se remite al núcleo familiar, se caracteriza por una fuerte carga afectiva y depende de la capacidad de aprendizaje del niño, que varia a lo largo de su desarrollo psicoevolutivo. El individuo llega a ser lo que los otros significante lo consideran (son los adultos los que disponen las reglas del juego), esta etapa finaliza cuando el concepto del otro generalizado se ha establecido en la conciencia del individuo. La Socialización Secundaria se entiende por cual cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. El individuo descubre que el mundo de sus padres no es el único, la carga afectiva es reemplazada por técnicas pedagógicas que facilitan el aprendizaje y las relaciones se establecen por jerarquía.

Dentro de algunas dificultades encontramos el cambio que actualmente

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