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Enviado por   •  30 de Enero de 2013  •  2.526 Palabras (11 Páginas)  •  301 Visitas

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HÉROE Y SOCIEDAD

Si partimos de una concepción de la literatura como el arte vinculado a la evolución y transformación de la sociedad o, al menos, de la literatura como medio sensible a las alteraciones que se producen en ella, no dejan de ser significativos los cambios radicales que se perciben entre el periodo greco-romano hasta nuestros días, tales como: Los dominios de nuevas tierras, la aparición de diferentes religiones (cristianismo), el avance de la tecnología y de la ciencias humanas, colocando en primer plano al hombre y como secundario a Dios y las diferencias de ideales que dieron origen a las grandes disputas (I y II guerra mundial). Todo esto fue de gran influencia para los escritores que vivenciaron estos hechos. He aquí el reflejo del cambio de mentalidad que es posible reconocer a través de la figura del HÉROE.

Para poder detectar este cambio es necesario partir de una definición inicial del Héroe. El héroe no es sólo aquel que proviene de la unión de un dios con un mortal o, un ilustre guerrero que se destaca por sus virtudes y hazañas o, el protagonista de una simple novela o, el que lleva a cabo una acción heroica, el héroe es más que un modelo a seguir. Este término trasciende más allá de lo anteriormente mencionado; El héroe es una persona común y corriente que lo único que lo diferencia de los demás es que tiene el valor de enfrentar día a día la realidad de un mundo materialista que sólo busca el bien propio o hundir todo aquel que obstruya su camino porque el sólo hecho de enfrentar esta cruda realidad lo hace merecedor de dicho nombre.

El héroe del mundo clásico o el del mundo medieval es un modelo de los valores que la sociedad entiende como positivos. En el héroe se encarnan las virtudes a las que los hombres aspiramos en cada momento de la historia. De igual manera, las obras literarias también ofrecían ejemplos de lo que no debía hacer, modelos para que, con su contemplación, los hombres comprendieran lo errado de sus actos.

La vinculación entre los valores heroicos y los valores sociales es básica para comprender la transformación que se produce al llegar a la época contemporánea. Señalemos un punto de partida: para que aparezca el héroe la sociedad debe ser lo suficientemente conciente para que exista unos valores reconocidos y comunes. Sin valores no hay héroes; sin valores compartidos, precisando más, no puede existir un personaje que permita la ejemplificación heroica. El héroe es siempre una encarnación de ideales. La condición de héroe por tanto, proviene tanto de sus acciones como del valor que los demás le otorgan. Esto permite que la dimensión heroica varíe en cada situación histórica dependiendo de los valores imperantes. La sociedad engendra sus héroes a imagen y semejanza o, para ser más exactos, conforme a la imagen idealizada que tiene de sí mismo.

La existencia del héroe depende de la adhesión social a los valores. En la época medieval, por ejemplo, los valores eran los cristianos y se personificaban en el ideal caballeresco, por lo tanto, el héroe tendrá entonces que luchar no sólo contra sus enemigos, sino contra la opinión de sus lectores. Tendrá que convencerlos a ellos, en primer lugar, de que es un héroe. Esta idea permitiría elaborar una gran distinción entre los héroes que han existido a lo largo de la historia: los héroes de lo establecido y los héroes alternativos o enfrentados (Superhéroes). Los primeros son productos del acuerdo existente entorno a los valores que encarnan; los segundos luchan por sustituir a los primeros.

Los héroes no solamente están constituidos de valores y virtudes sino también de distancia, de añoranza y del deseo de escapar de la realidad viviendo sólo en los sueños y ficciones creados por la sociedad. Esta distancia permite ennoblecer a los personajes históricos y olvidar su propia existencia. Hace mejores a los amigos y peores a los enemigos. Purifica las intenciones de los hombres desvistiéndolas de los ropajes de la ambición y el deseo. Con los héroes la sociedad tiene la oportunidad de fabricarse sus sueños de ser mejor. Cuando nos planteamos que tiempos han sido mejores, miramos a sus héroes. En ellos tratamos de ver lo mejor de cada época, aunque sólo veamos sus deseos de ser de una forma o de otra y nuestras propias carencias.

El tiempo que analizamos es, probablemente, el último que quiso tener héroes y, además, se propuso vivirlos o hacerlos vivir, casi siempre trágicamente. Son producto de un mundo ya desengañado que no cree en la posibilidad de lo heroico o cree en la inutilidad de su existencia por eso nos atrevemos a decir que el heroísmo es el resultado de las vivencias del hombre a través de las distintas épocas en la literatura.

Muchos aspectos de nuestra vida actual, tienen sus remotos orígenes en el mundo clásico. La democracia, la república, la filosofía, la poesía, la tragedia e inclusive el atletismo, las olimpiadas y la escuela nacieron hace muchos siglos atrás, en las costas del Mediterráneo. Cada cultura tiene una explicación diferente sobre el origen del hombre y del mundo. Los griegos lo representaron a través de bellísimos MITOS. Los personajes de estos mitos son los dioses y los héroes. Los dioses eran inmortales y sumamente poderosos, pero también tenían mucho parecido con los humanos e inclusive compartían con los hombres sus virtudes y sus defectos: celos, envidia, rencor, etc. Otros mitos eran protagonizados por los llamados héroes, hombres que tenían cualidades extraordinarias por ser hijos de un dios con un mortal. Los dioses griegos, inagotables fuentes de inspiración para los poetas, fueron adaptados posteriormente por los romanos y desde entonces hasta la actualidad, durante siglos y siglos, los mitos griegos han inspirado muchas manifestaciones artísticas de poetas, escritores, escultores y pintores.

El principal problema del prototipo del hombre griego radica en el concepto de virtud, la cual, otorgaba la fuerza y destreza de los guerreros y luchadores y, ante todo se manifestaba en valor heroico. Homero lo aprovechó para denominar la excelencia humana y la superioridad de los dioses. La característica primordial del noble en Homero era el sentido del deber. La virtud era un atributo propio de la nobleza y de las clases dominantes. El hombre común no poseía virtud.

En la lucha y la victoria estaba consagrado el verdadero sentido de la virtud humana, mediante ellas los héroes épicos buscaban conseguir la más alta virtud y destacarse de los demás, un ejemplo claro lo podemos encontrar en la Iliada donde el hombre que quería ser perfecto tenía que realizar muchas acciones y ser grande de espíritu : El viejo Fénix le dice a Aquiles que recuerde para lo que fue educado para ambas cosas, para pronunciar palabras y realizar

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