ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Nicolas Guillen

Lorena13010011 de Septiembre de 2013

571 Palabras (3 Páginas)605 Visitas

Página 1 de 3

El apellido, de Nicolás Guillén

La poesía del escritor cubano Nicolás Guillén es un canto de rebeldía y esperanza en la que se funden estilos vanguardistas y populares. En el fragmento siguiente de su poema “El apellido”, que apareció por primera vez en el libro La paloma de vuelo popular, se destaca el uso abusivo de las onomatopeyas, jitanjáforas y rimas agudas características de la poesía negra y caribeña.

Fragmento de “El apellido”, de Elegía familiar.

De Nicolás Guillén.

Desde la escuela

y aun antes... Desde el alba, cuando apenas

era una brizna yo de sueño y llanto,

desde entonces,

me dijeron mi nombre. Un santo y seña

para poder hablar con las estrellas.

Tú te llamas, te llamarás...

Y luego me entregaron

esto que veis escrito en mi tarjeta,

esto que pongo al pie de mis poemas:

catorce letras

que llevo a cuestas por la calle,

que siempre van conmigo a todas partes.

¿Es mi nombre, estáis ciertos?

¿Tenéis todas mis señas?

¿Ya conocéis mi sangre navegable,

mi geografía llena de oscuros montes,

de hondos y amargos valles

que no están en los mapas?

¿Acaso visitásteis mis abismos,

mis galerías subterráneas

con grandes piedras húmedas,

islas sobresaliendo en negras charcas

y donde un puro chorro

siento de antiguas aguas

caer desde mi alto corazón

con fresco y hondo estrépito

en un lugar lleno de ardientes árboles,

monos equilibristas,

loros legisladores y culebras?

¿Toda mi piel (debí decir)

toda mi piel viene de aquella estatua

de mármol español? ¿También mi voz de espanto,

el duro grito de mi garganta? ¿Vienen de allá

todos mis huesos? ¿Mis raíces y las raíces

de mis raíces y además

estas ramas oscuras movidas por los sueños

y estas flores abiertas en mi frente

y esta savia que amarga mi corteza?

¿Estáis seguros?

¿No hay nada más que eso que habéis escrito,

que eso que habéis sellado

con un sello de cólera?

(¡Oh, debí haber preguntado!)

Y, bien, ahora os pregunto:

¿no veis estos tambores en mis ojos?

¿No veis estos tambores tensos y golpeados

con dos lágrimas secas?

¿No tengo acaso

un abuelo nocturno

con una gran marca negra

(más negra todavía que la piel)

una gran marca hecha de un latigazo?

¿No tengo pues

un abuelo mandinga, congo, dahomeyano?

¿Cómo se llama? ¡Oh, sí, decídmelo!

¿Andrés? ¿Francisco? ¿Amable?

¿Cómo decís Andrés en congo?

¿Cómo habéis dicho siempre

Francisco en dahomeyano?

En mandinga ¿cómo se dice Amable?

¿O no? ¿Eran, pues, otros nombres?

¡El apellido, entonces!

¿Sabéis mi otro apellido, el que me viene

de aquella tierra enorme, el apellido

sangriento y capturado, que pasó sobre el mar

entre cadenas, que pasó entre cadenas sobre el mar?

¡Ah, no podéis recordarlo!

Lo habéis disuelto en tinta inmemorial.

Lo habéis robado a un pobre negro indefenso.

Lo escondísteis, creyendo

que iba a bajar los ojos yo de la vergüenza.

¡Gracias!

¡Os lo agradezco!

Gentiles gentes, thank you!

Merci!

Merci bien!

Merci beaucoup!

Pero no... ¿Podéis creerlo? No.

Yo estoy limpio.

Brilla mi voz como un metal recién pulido.

Mirad mi escudo: tiene

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (4 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com