Parafrasis Cronica De Una Muerte Anunciada
Enviado por elvirita123 • 4 de Junio de 2015 • 573 Palabras (3 Páginas) • 329 Visitas
C.B.T No. 2 José Ma. Velasco
Temascalcingo
CRONICAS DE UNA MUERTE ANUNCIADA
REPORTE DE LECTURA Gabriel García Márquez
Todo empezó en un pequeño pueblo, cercano a Cartagena (Colombia) en la costa del Caribe y prácticamente aislado, se casan Bayardo San Román, rico y recién llegado, y Ángela Vicario. Tras celebrar su boda, los recién casados se retiran a su nueva casa, después de lo cual Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre, devuelve a Ángela Vicario a la casa de sus padres donde la madre de la chica la muele a golpes. Ángela culpa de lo sucedido a Santiago Nasar, joven y querido vecino del pueblo, sus hermanos Pedro y Pablo Vicario (gemelo) querían matar a Santiago Nasar para defender el honor de su familia, así que tomaron dos cuchillos para matar puercos y les fueron haciendo filo por todo el camino, la gente les preguntaba que cuales eran sus intenciones y ellos les contaron, al final de cuentas todo el pueblo sabía que los gemelos iban a matar a Santiago.
Santiago Nasar era un hombre apuesto de 21 años como se dijo anteriormente él era una persona muy querida y muy respetuosa excepto con Bella Flor hija de su cocinera a quien quería acortejar y le agarraba la panocha pidiéndoselo. Pero por otra parte el día que lo iban a asesinar él se despertó temprano y se puso el traje que uso el día de la boda de Ángela, era una tela muy fina, hasta parecía un ángel cuando lo traía puesto, ese día el salió por la puerta que lo llevaba directamente al puerto, la cual nunca la había usado se despidió de una forma diferente de su madre. Sntigo iba a ver al obispo quien iba a visitar su pueblo, él fue para que le diera la bendición.
Cuando Santiago Nasar salio de su casa los gemelos se levantaron para ir a asesinarlo, pero la señora de la tienda les dijo que tuvieran respeto hacia el obispo que después de que se fuera hicieran lo que quisieran, Santiago estaba con su amigo Cristóbal Bedoya esperando que el obispo les diera la bendición, pero se las dio desde el barco.
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