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Poemas De Ramon Lopez Velarde

pianolag20 de Noviembre de 2013

495 Palabras (2 Páginas)400 Visitas

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Poema Mi Prima Águeda de Ramon Lopez Velarde

A Jesús Villalpando

Mi madrina invitaba a mi prima Águeda

a que pasara el día con nosotros,

y mi prima llegaba

con un contradictorio

prestigio de almidón y de temible

luto ceremonioso.

Águeda aparecía, resonante

de almidón, y sus ojos

verdes y sus mejillas rubicundas

me protegían contra el pavoroso luto…

Yo era rapaz

y conocía la o por lo redondo,

y Águeda que tejía

mansa y perseverante en el sonoro

corredor, me causaba

calosfríos ignotos…

(Creo que hasta la debo la costumbre

heroicamente insana de hablar solo.)

A la hora de comer, en la penumbra

quieta del refectorio,

me iba embelesando un quebradizo

sonar intermitente de vajilla

y el timbre caricioso

de la voz de mi prima.

Águeda era

(luto, pupilas verdes y mejillas

rubicundas) un cesto policromo

de manzanas y uvas

en el ébano de un armario añoso.

Poema Hermana, Hazme Llorar... de Ramon Lopez Velarde

Fuensanta:

dame todas las lágrimas del mar.

Mis ojos están secos y yo sufro

unas inmensas ganas de llorar.

Yo no sé si estoy triste por el alma

de mis fieles difuntos

o porque nuestros mustios corazones

nunca estarán sobre la tierra juntos.

Hazme llorar, hermana,

y la piedad cristiana

de tu manto inconsútil

enjúgueme los llantos con que llore.

el tiempo amargo de mi vida inútil.

Fuensanta:

¿tú conoces el mar?

Dicen que es menos grande y menos hondo

que el pesar.

Yo no sé ni por qué quiero llorar:

será tal vez por el pesar que escondo,

tal vez por mi infinita sed de amar.

Hermana:

dame todas las lágrimas del mar…

Poema A La Gracia Primitiva De Las Aldeanas de Ramon Lopez Velarde

Hambre y sed padezco: Siempre me he negado

a satisfacerlas en los turbadores

gozos de ciudades ?flores de pecado?.

Esta hambre de amores y esta sed de ensueño

que se satisfagan en el ignorado

grupo de muchachas de un lugar pequeño.

Vasos de devoción, arcas piadosas

en que el amor jamás se contamina;

jarras cuyas paredes olorosas

dan al agua frescura campesina…

Todo eso sois muchachas cortijeras

amigas del buen sol que os engalana,

que adivináis las cosas venideras

cual hacerlo pudiese una gitana.

Amo vuestros hechizos provincianos,

muchachas de los pueblos y mi vida

gusta beber del agua contenida

en el hueco que forman vuestras manos.

Pláceme en los convites campesinos,

cuando la sombra juega en los manteles,

veros dar la locura de los vinos,

pan de alegría y ramos de claveles.

En el encanto de la humilde calle

sois a un tiempo, asomadas a la reja,

el son de esquilas, la alternada queja

de las palomas, y el olor del valle.

Buenas mozas: no abrigo más empeños

que oír vuestras canciones vespertinas,

llegando a confundirme en las esquinas

entre el grupo de novios lugareños.

Mi hambre de amores y mi sed de ensueño

que se satisfagan en el ignorado

grupo de doncellas de un lugar pequeño.

Y Pensar Que Pudimos de Ramón López Velarde

Y pensar que extraviamos

la senda milagrosa

en que se hubiera abierto

nuestra ilusión,

...

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