Referencias cruzadas
aivlissaResumen26 de Agosto de 2015
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EL SECRETO DE UN AMOR PLATÓNICO
-Patético –fue lo primero que pensé de mi cuando llegué al mundo humano, aún recuerdo cuando caí del cielo como si fuese un par de días ¡ah sí! Fue hace unos días…
“Todo comenzó un día. Como de costumbre Dios me había puesto una misión, junto con mis amigos y por un error que cometí se me castigó y se me envió al mundo, pero antes de que me desterrara del cielo me advirtió de que me dejaría mis alas y que con el tiempo sus plumas caerían poco a poco y cuando la última pluma se cayera, mis alas desaparecerían y todo aquel que me hubiera conocido como un ángel o en su defecto, como humano se olvidaría de mi…
Poco después abrí los ojos, yo… ya estaba ahí, como un ángel caído, herido del brazo, sangrando, sin poder moverme, con unas inmensas ganas de morir ahí donde estaba, en una pared fría, a punto de llorar por el intenso dolor, por más que intentaba mis piernas no me respondían; veía a los humanos pasar de un lado a otro de la calle, me miraban sigilosamente y seguían su camino. Las personas en este mundo, son pecadoras, por eso el peor castigo para un ángel es ser enviado al mundo humano. Existe otro castigo, pero es tabú y por eso…
-¿Estas bien? – escuché ¿Qué era esa voz? Me pregunté, había logrado sacarme de mis pensamientos, “era… dulce, suave y tranquila”, pensé. Abrí mis ojos los había vuelto a cerrar por el dolor y voltee a ver que era. En ese momento jamás pensé que… esto fuera el inicio de mis pecados o al menos el más grande… AMOR.
-Disculpa, dime ¿Te encuentras bien? – volvió a decirme ¿te puedo ayudar? – me volvió a hacer otra pregunta, yo, lo único que hice fue… ¡NADA!, simplemente no pude responder. Era una voz femenina, era… una joven, hermosa, sus ojos verdes, su cabello pelirrojo, muy largo, lo tenía recogido a modo de trenza; su piel, era güera, casi blanca pero… ella vestía de negro. Sin pensarlo acepté su mano que la había estirado para auxiliarme. En ese momento, sólo en ese momento, con un simple roce de manos, bastó para poner mi cara sonrojada, mi corazón latiendo a mil por hora. De pronto me volvió a hablar.
-Hola, mucho gusto, mi nombre es LILY GRAY y… ¿el tuyo? – me dijo ella mientras sonreía dulcemente. Trate de responder lo mejor que pude: - Esteban Smith – ese era mi nombre, pues no podía decirle que era un ángel caído, mucho menos, que no era humano. En cuanto a mi físico era rubio, ojos azules, piel güera y traía mi ropa de ángel, blanca.
Me sorprendí mucho al saber que ella me ayudo, porque creo que si hubiera visto mis alas, estoy casi seguro, que no me hubiera ayudado, ya que los humanos no pueden ver las alas de un ángel, aún si es caído.
Ella me volvió a sujetar la mano y me dijo –este muy herido, tu espalda y tu brazo están sangrando, ven conmigo, yo te curaré, -me dijo eso, luego me jalo de mi brazo sano y me llevó caminando a su casa.
Cuando llegamos a su casa, era grande, como una mansión, se supone que en el mundo humano, eran finales del siglo XIX, pero en el cielo no existe eso, somos insensibles a el tiempo; cuando entramos me hizo caminar por una escalera, me llevo al fondo, había una puerta (la cual abrió con una llave) me hizo pasar, una vez dentro me habló:
-Espera un momento, iré por algodón, alcohol, agua y unas gasas, volveré enseguida, puedes sentarte ahí sobre la cama (salió por la puerta).
A los pocos minutos llegó y me dijo: -“tienes que quitarte la camisa para que pueda curarte la espalda, así que quítatela y date la vuelta”.
Me sonroje a mas no poder pero ella no vería mis alas así que pensé que no habría problema. Me quité la camisa y me di la vuelta: ella comenzó a curarme, sentía que me ardía la espalda, me dolía mucho, ella se dio cuenta y me dijo: -Estate quieto, verás que el ardor pasará – me sonrió y me siguió curando.
“BIEN” –volvió a hablar –mira, como estas, todo sucio. –qué te parece si te das un baño, te prestaré ropa de mi hermano, ven por aquí está el baño. Ella me guió hacia una puerta que estaba dentro del cuarto. –Bien entra, en un momento te doy la ropa. –me dijo.
-Muchas gracias –fue lo único que dije, ella solo me sonrió dulcemente otra vez y salió por la puerta.
Me metí dentro del baño. Era extraño, un ángel nunca hubiera necesitado un “baño”. Minutos después salí envuelto en una toalla, que me había dado ella, me sequé y me puse la ropa que me había dado. Era un traje “blanco”, mi color favorito, después salí del cuarto, baje las mismas escaleras que había subido. Me detuve porque escuche con sorpresa, que estaba en la sala con alguien, la voz era de hombre, me asome y efectivamente era un hombre; alto, cabello negro y corto; entonces, decidí bajar. Cuando llegué a la sala el me veía admirado al igual que ella, diría yo… ¡sorprendidos!
Lily se levantó, me miró, sonrío y me dijo: - Esteban, que bueno que el traje te quedo muy bien. Mira, él es mi prometido, Santiago Wells.
-Hola mucho gusto –me saludó él mientras me daba la mano, sentí una horrible punzada inexplicable en el pecho, al escuchar esa palabra salir de sus hermosos labios “PROMETIDO”.
-Hola – dije, dije yo soy Esteban Smith, traté de sonreír lo mejor que pude. –Bueno dijo él –Lily cariño, me voy – le dio un beso en la mejilla. Lo que hizo que mi corazón doliera más.
-Si –dijo ella, que te vaya bien, cuídate, le dio una sonrisa suave, dulce y gentil como la que me había dado a mí. Y sin más, él salió, Lily volteó a verme y me dijo; -bien Esteban, dime: ¿tienes dónde vivir? Yo bajé la mirada y le respondí –No, ya que no le podía explicar que era un ángel caído del cielo, por culpa de mi mejor “amigo”; pues había cometido un fallo en una misión, y para que a mi mejor amigo no le pasara nada, me había echado la culpa yo.
-Bien- me respondió, puedes quedarte conmigo esta noche o si quieres, puedes quedarte a vivir para siempre. Desde que mi hermano, se fue a vivir con su esposa Jane, estoy sola, por mí no hay problema alguno, dijo eso mientras sonreía.
-Si –le respondí inmediatamente – gracias eres muy amable. –Ni hay de que agradecer –me sonrío y me volvió a decir –bueno en vista de que es de noche me iré a dormir, si necesitas algo, mi cuarto está a dos puertas del tuyo. ¡Ah!, otra cosa -¿tienes hambre? Hay un poco de sopa sobre la estufa, si quieres te la caliento.
–No gracias –le dije, no tengo hambre, estoy bien.
--Bueno, hasta mañana – me dijo, subiendo las escaleras.
Así fue como la conocí. Con el tiempo, pasaron los días… los meses… y por fin acepté mi realidad, al darme cuenta que estaba enamorado profundamente de ella… de Lily Gray, pero me entristecí al pensar que podría ser un amor no correspondido. Desde el día que la conocí, ese amor, fue pecado. Jamás pensé que este amor a primera vista sería un gran error, pero lo que más me dolía, era que ella sólo me veía como hermano.
Un día Lily me dijo que si quería acompañarla a escoger su vestido de novia junto con Santiago y acepte, pero desearía no haberlo hecho, porque esa misma noche tuve un sueño extraño…”Estaba oscuro dentro del sueño, ni siquiera podía ver mis manos, hasta que de arriba, una luz brilló sobre mí y escuché una voz detrás de mí que me hablaba… -Hola mi querido hermano gemelo, Esteban. ¿Cómo estás? Parece que muy mal, por esa humana de nombre Lily, ¿verdad? – me preguntó la voz, se escuchaba que era femenina.
- ¿Quién es? –pregunté, de pronto una chica muy parecida a mí, sólo que con el pelo corto, se puso frente a mí, me sonrío y entonces recordé con gran esfuerzo que se trataba de ¡Alice!... mi hermana gemela quién fue enviada al infierno por un pecado.
¿Alice?- le pregunte y continúe – ¿qué haces aquí?, este es un sueño, ¿verdad…? Tenía tiempo sin verte desde que te desterraron del cielo.
-Estas en lo correcto, Esteban. Esto es un sueño, pero vayamos al grano, dime, recuerdas el porqué de mi exilio –me preguntó.
-Si un poco –dije –fue por robar un arma celestial ¿no?
-Así es, es esta mira – me enseñó una caja, que tenía dentro una pistola.
¿Para qué es eso? Pregunté, aún no sabía para que servía esa arma.
-Es la caja de Pandora. Ahora, si quieres que esa humana este contigo, búscame mañana en la iglesia más cercana donde Lily escogerá su vestido, te estaré esperando hermano. Alice desapareció de mi vista, así como al mismo tiempo, desperté de mi sueño.
Ese mismo día, por la tarde, su prometido Santiago llegó.
-Lily, cariño nos vamos –oh perdón, buenas tardes –dijo a modo de disculpa por no haber saludado.
No te preocupes –le dijo sonriendo dulcemente –Santiago, cariño no te importa que Esteban nos acompañe ¿verdad?
No. Claro que no – dijo devolviéndole la sonrisa.
Entonces, Esteban vamos –me dijo-.
Salimos de la casa de Lily. Yo no podía dejar de pensar en aquel sueño y estaba muy seguro de que no iría pero… -Lily –hablé- ¿dónde está la iglesia más cercana? –ah, pues creo que a dos cuadras de donde vamos. ¿Por qué la pregunta Esteban? –me respondió.
...