Resumen de analisis literario
Sergio PonceResumen30 de Julio de 2019
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- CONCEPTO: DEFINICIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE LA NOVELA
- Definiciones de novela:
La novela es la manifestación más compleja y amorfa de la literatura y estas dos circunstancias son un obstáculo grave para alcanzar una definición clara y competa. La novela es el genero literario que goza de una mayor libertad formal, y la variedad ilimitada de sus temas y enfoques, hace que cualquier definición que se proponga deje fuera muchas de las obras que se reconocen como novelas.
Es un género dinámico, pero se dan las mejores descripciones en algunas novelas; y así nos pasaría con cualquiera de los rasgos que se han utilizado para describir o definir novela. Baquero Goyanes reduce a dos direcciones fundamentales todos los intentos de definición y caracterización de la novela;
- Los que se apoyan en la forma, y
- Los que se apoyan en el conjunto argumental, la ficción, pero afirma que una definición de novela ha de tener en cuenta los dos aspectos. Sin embargo, el hecho de que bajo la misma palabra “novela” se encuentren relatos como una “narración autobiográfica romántica, una pastoril renacentista o un relato de Kafka o de Joyce”, hace que la definición varíe mucho, según el modelo que se elija.
Por lo pronto, todas, si exceptuamos algunas formas medievales de dudosa identidad novelesca tiene un discurso en prosa, caracterizado por una polifonía, y todas cuentan con un narrador que organiza la historia en un argumento, también las voces del discurso, a la vez que sirve de centro a todas las relaciones y referencias textuales. Todas las novelas están construidas con unas mismas categorías sintácticas, que son fundamentalmente: los personajes.
Al señalar límites de la novela respecto a otros géneros, se ha advertido la diferente forma en que tratan al héroe: el protagonista de la novela no debe ser heroico ni en el sentido épico ni en el sentido trágico, ha de tener rasgos positivos y negativos, bajos y elevados, cómicos y serios.
El esquema, o modelo de relaciones sintácticas, constituye también, aunque no en una forma fija, una constante textual de la novela, que resulta ser no sólo manifestación de unas relaciones entre las categorías sintácticas (estructura), sino también entre motivos temáticamente considerados (semántica), un modelo de relaciones entre sus términos, al que denominamos argumento, que organiza en un orden el conjunto de los motivos o historia.
El narrador, que es otra categoría constante en la novela, no pertenece al nivel sintáctico sino al semántico, porque él es quien modula las unidades sintácticas para conseguir el sentido concreto que tienen en cada relato. Se ha utilizado con frecuencia para fundamentar algunas de sus definiciones, o al menos para caracterizarla frente a otros géneros literarios. El narrador se describe como cualquiera de las unidades sintácticas, una categoría que sirve de centro de referencias para identificar los valores semánticos y las relaciones pragmáticas de los textos narrativos.
Cuando la definición se apoya en las categorías es frecuente que se centre en el narrador, al que suele asignarse una función decisiva. La novela puede adoptar un solo ángulo de enfoque o cambiarlo, en un perspectivismo narrativo originado por la intervención de varios personajes que toman la palabra, o por un solo personaje que cuenta en distintos momentos de su vida o desde visiones sucesivas y distintas.
La novela tiene diversas formas de manifestarse por relación a la categoría “narrador”, o por relación a cualquiera de sus unidades sintácticas y además puede hacer de cualquiera de ellas la “dominante” de un texto y articular desde ese centro todas las demás. La novela es una copia de la realidad, a la que representa en ausencia. La flexibilidad del discurso novelesco, lo que sin duda garantiza supervivencia.
Hay novelas cerradas en cuanto al argumento, o cerradas en otro esquema referido. Dada la facilidad con que la novela adopta las formas más diversas y su capacidad para organizar sus esquemas argumentales convirtiendo en dominante cualquiera de las categorías o de las unidades sintácticas, parece que puede ser definida por este rasgo, dejando al margen su temática, que no tiene tampoco restricción alguna.
La novela es un relato de cierta extensión que, tomando como centro de referencias la figura fingida de un narrador, presenta acciones, personajes, tiempos y espacios, convirtiendo a alguna de estas categorías en la dominante em torno a la cual se organizan las relaciones de las demás en un esquema cerrado o abierto, o simplemente se superponen sin más relación que la espacial del texto. El narrador es ele centro para señalar las distancias, las voces, los modos y los aspectos en la presentación de todas las unidades y categorías narrativas, siguiendo un esquema de relaciones o negándolo.
Si hay algunos libros que pueden llevar ese subtitulo, o si alguien encuentra razones para dárselo, será porque tienen unas determinadas características que lo identifican, por lo tanto, se podrá intentar determinar cuales son y definirlas, o por el contrario, se podrá dejar, sin razones, por una decisión graciosa, a la responsabilidad o irresponsabilidad del editor, del autor, del crítico, o de quien sea, esa competencia, y entonces hay que pensar que hay, fuera de las obras, quien estampa el sello de novela.
El problema no es para el novelista que tiene toda la libertad para escribir, más bien se plantea al intentar un conocimiento más o menos general sobre ese conjunto de creaciones humanas al que socialmente se ha convenido en llamar novelas. La novela en general constituye un sistema, es decir, un conjunto de obras creadas por el hombre, con unidad de fin.
La novela como un género literario que cumple con una finalidad social: la de tranquilizar a los lectores, ofreciéndoles historias cerradas de personajes cuya conducta queda explicada en sus motivaciones y en sus consecuencias. Su función antropológica y social, la novela, como género, e independientemente de las formas que tenga y de los temas que trate, podría ser considerada como un proceso de conocimiento, pues puede dar una explicación de las personas, de sus conductas, de los motivos por los que actúan y de las consecuencias de sus acciones.
Una caracterización de la novela y del arte en general, basada en su función social, una forma de conocimiento, o de iniciarse en el conocimiento de mundos futuros y desconocidos. Para S.J. Schmidt las funciones del arte son fundamentalmente tres, y su teoría es perfectamente trasladable a la novela. La primera función, de tipo cognitivo-reflexivo, el lector recibe la novela y sigue un proceso de interpretación que toma como marco de referencias la realidad en la que vive y las convenciones sociales del grupo al que pertenece.
El conjunto de los valores morales existentes en una sociedad, la del lector, se toma como marco de referencias para interpretar de forma coherente las conductas de los personajes y su contraste con una ética, natural o positiva, individual o de grupo, etc., por lo que puede reconocerse a la novela una segunda función de carácter moral social. Las actitudes lúdicas de un autor o de un lector pueden proyectarse también sobre la novela, dejarlo reducido a un texto con fin en sí mismo, de placer o juego, siendo una función hedonista o lúdica.
La función ético social atañe a la novela como confirmación, modificación o negación de las normas o valores vigentes en una sociedad. La teoría de la novela propuesta por M. Bajtín, destaca unos presupuestos que permiten inducir un concepto del relato como proceso de conocimiento especifico. Para el autor ruso hay tres tipos de relaciones:
- Entre objetos (entre cosas, entre fenómenos, entre objetos matemáticos, lógicos o lingüísticos);
- Entre un sujeto y objetos; son los que presiden el conocimiento científico, tanto el natural como el cultural, ya que en ambos casos se toma la dimensión de objeto incluso para los hechos o entes humanos (la cosa muda); y
- Entre sujetos: es una relación personalidad en la que el Yo considera la visión del Tu como si fuera otro Yo.
La novela constituida sobre el recurso técnico del dialogismo en su discurso polifónico, resulta ser un modo de conocimiento diferente del científico, un modo de acceder a las ideas y de descubrir su complejidad contrastando las palabras y actitudes de los diversos personajes. La función cognitiva y reflexiva de la novela seria la causa que da forma a un discurso polifónico, síntesis de las voces sociales de cada etapa histórica y cultural, el cual convierte a la novela en una especie de vademécum para el conocimiento de los hombres, a través del testimonio de sus voces.
El gusto por una clase de novelas esta determinado por la identificación que siente el lector respecto al mundo que se le presenta, pues el culto por un tipo de belleza es un modo de elección y de presentación de un grupo social que se admira y se complace en su ser y suele servir al lector, o espectador en general, para distinguirse de la masa. La conclusión de grupo se ve reforzada por gustos artísticos, o contra artísticos comunes, aceptados dogmáticamente. La función hedonista puede estar en relación con la sensación de dominio técnico, tanto en el momento de la creación de la novela como en el de lectura. El papel cognitivo del arte se desarrolla precisamente porque activa el mecanismo de adaptación de la conciencia e impulsa el proceso armonización del sujeto con su entorno.
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