ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Teatro: "Nosotros que nos queremos tanto"


Enviado por   •  12 de Abril de 2019  •  Apuntes  •  423 Palabras (2 Páginas)  •  128 Visitas

Página 1 de 2

Asado de Perro

Esta historia termina en una histeria transitoria. Por ese entonces, el desempleo me había relegado a un repetitivo y desganado paseo con mi perro por la plaza del centro. Era una vuelta tranquila, en la que mis ojos escudriñaban cada pedazo de asfalto y mi cerebro intentaba descifrar la fórmula para olvidar la deprimente situación. Pero el Tuffo, mi perro, rompía ese molde con estruendosos ladridos cada vez que pasábamos por la carnicería.

Es un perro chico, feo, patas cortas. Pero agarraba una fuerza descomunal cuando pasaba por ahí. Yo tiraba la cuerda con fuerza, lo pateaba, se me caía el cigarro, la gente miraba, el perro ladraba y con las manos rojas de tanto esfuerzo lo sacaba de esa cuadra. ¡Cómo tiraba ese perro! En mi fuero interno me gustaba el tironeo. Era lo más excitante de la vuelta. Pero un día el Tuffo ganó la pelea y entró corriendo a la carnicería para no salir más.

El lugar es conocido en Los Andes, pero yo no conocía a nadie que hubiese comprado allí. Por días miré por la puerta llamando al Tuffo. Me acerqué hasta las roñosas máquinas que exhibían una dudosa carne color verde. Miré. Lo llamé. Pero nada. Entré y grité "Aloooooooó", pero nunca atendió nadie más que un gato viejo y tuerto.

Entonces fui de noche y me escondí tras uno de los bancos de la plaza. La cosa era así todas las noches: 22 p.m. se encendía una luz parpadeante. De una escotilla comenzaba a salir una estela de humo con olor a hierba que viajaba por toda calle Maipú hacia el norte. 22.30 llegaba el primer hombre. "Contraseña", se oía. "Tepo tepo" decía, y pasaba. Luego otro. "Contraseña". "Yo no fui". "Contraseña". "Punto fino". Y así. Infinitas veces. Al quinto día me puse yo en la fila y repetí lo que había oído. "Contraseña". "Malas Pulgas", dije. Y pasé.

"¡¡Nono. Se lo comieron!!" grité. Un viejo con una boina desteñida, y un delantal blanco manchado de sangre sostenía un cuchillo en una mano, y un pedazo de carne del porte de mi perro en la otra. El grupo entero se dio vuelta al oír mi grito. Sentí terror y me agarré la cabeza al ver la escena. Hasta que debajo de la mesa apareció el Tuffo moviendo la cola, con un pedazo de carne en la boca, y a mí me volvió el alma al cuerpo.

-No se asuste amigo, todavía queda asaito'- me dijo uno. Era de lo más amistoso.

L. M. Cindy

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (2.3 Kb)   pdf (32.1 Kb)   docx (7.4 Kb)  
Leer 1 página más »
Disponible sólo en Clubensayos.com