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Acontecimientos significativos del Hinduismo en la India histórica

Jorge LobatoEnsayo19 de Enero de 2020

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Acontecimientos significativos del Hinduismo en la India histórica

 

ca. 3000-2500 a.C.

El área que incluía las cuencas de los dos ríos, el Ganges y el Indo y la meseta del Decán, contenían una mezcla de razas desprovistas de unidad pero que incluían cada etapa de civilización. Desde la muy primitiva hasta la altamente desarrollada. Las tribus más "salvajes," cuyas afinidades estaban con los negroides de Indo-China y Australia, hablaban un lenguaje Munda; estos aborígenes estaban más relacionados con el Totemismo y sus ritos de sacrificio consistían en inmolar a una víctima en orden de absorber su principio vital (costumbre que a veces implicaba el canibalismo). La contribución Munda a la civilización India y al Hinduismo es desconocida, aunque no parece ser grande. Probablemente hay algo sustancial y que aún se requerirá ser aclarada. Por otro lado estaba una más avanzada cultura la de los Dravidianos, de piel oscura y cuya contribución es ciertamente substancial. Y los prospectos para determinarla son mayores por el hecho de que cuatro lenguajes drávidas tienen literaturas (uno de ellos, el tamil, retrocede a unos 2,000 años) [1] Los Dravidianos (que pudieron haber estado relacionados, si se juzga por las excavaciones en Harappa, con las culturas de la región dc la Mesopotamia) excluían los sacrificios de sangre y la alimentación de carne cruda y estaban limitados a la veneración de ídolos; la importancia dada a las formas femeninas indica una estructura social caracterizada por el matriarcado. Sin embargo, los estudios Dravidianos apenas comienzan y poco se sabe aun con seguridad de los elementos de esa cultura en e1 Hinduismo.

ca. 2500-1500

Florece la civilización del Valle del Indo. De un extremo a otro de este enorme territorio (de todas las culturas de la edad del bronce esta es la que cubre una de las zonas geográficas más extensas), nos llegan muestras de una uniformidad cultural que habla, si no de una imposición por un conjunto de leyes, sí de un código comercial y una técnica fija de producción y construcción que estructura la cultura de uno de los más grandes reinos sin nombre del occidente de Asia -a la cual un arqueólogo inglés, sir John Marshall, le daría el nombre de Cultura de Harappa. Se han descubierto unos cuarenta sitios de poblamiento, algunos de los cuales eran tan solo caseríos o aldeas y otras aún más pequeñas poblaciones. Pero, y distantes entre sí 563 kilómetros, hubo dos grandes ciudades: la “capital”  septentrional, Harappa (en el Punjab) y la meridional, Mohenjo-daro (en el Sind). Estas ciudades, con sus edificios y casas de ladrillos cocidos, sus calles bien trazadas y su elaborado sistema de drenajes fueron maravillas en el mundo antiguo y su civilización material, excepto por la tecnología militar y metalúrgica, era muy superior a la de los arios, quienes arribaron después de su extinción -sí es que ellos no la causaron. La existencia misma de estas grandes ciudades y de las poblaciones mayores presupone una numerosa población agrícola y, según la evidencia arqueológica, se deduce la existencia de un “Estado” con éstas dos grandes  “capitales” como centros de la vida religiosa y administrativa, probablemente gobernado por reyes- sacerdotes que ejercían un poder absoluto y autocrático.

Queda aún por saber cómo y cuándo finalizó esta civilización y cuáles han sido los vínculos y la influencia de su religión con el Hinduismo contemporáneo, lo que proporcionaría una explicación de los muchos rasgos que no pueden derivarse de las tradiciones arias llevadas a la India después o al mismo tiempo de la caída de esta cultura. Hasta es posible que la primitiva sociedad histórica Hindú deba más a la civilización de Harappa que a los invasores que hablaban el sánscrito. Las únicas fuentes para conocer algo de esta son las escenas labradas en pequeños sellos de esteatita, que llevan imágenes de animales y figuras humanas y que dan indicios sobre las posibles tendencias del pensamiento religioso, y por las figurillas de barro y de piedra, que presentan ciertas características intrigantes (hay que subrayar, con relación a este arte escultórico, la ausencia de composiciones publicas o monumentales: si esas figuras o esculturas representan deidades, no pueden haber sido adoradas sino en altares privados: si representan a individuos, no deben haber desempeñado papel alguno en ningún ritual de Estado). Entre ellas están las llamadas “Diosas Madres,” representaciones de figuras femeninas, la mayoría de ellas desnudas algunas embarazadas y casi todas llevando collares y tocados, sugiriendo la idea de una Diosa-Tierra relacionada con los nacimientos y con la vegetación y la abundancia. Y por otra parte el “Dios Masculino,” que según algunos argumentos es el prototipo del Shiva  histórico; sentado con los talones juntos (una postura yóguica), itifálico (recordando el culto al lingam) y rodeado de animales (describiendo el epíteto de Shiva  como el “Señor de las Bestias”). También abundan las representaciones fálicas y de vulvas, bien en forma realista o bien convencionalizadas, las que apuntan al culto del  lingam  y del yoni, de Shiva y de su esposa respectivamente. La veneración de árboles, serpientes y toros (aunque no la vaca), también sugieren una continuidad con el Hinduismo de tiempos históricos.

*1: Los números se refieren a las notas en el apéndice.

 

Pero éstas son tan sólo hipótesis que contarían de la existencia con el Hinduismo de cultos no-védicos centrados en las figuras de Shiva y de la gran diosa en su rústica versión, como la Diosa de la Tierra y, en su versión tántrica, como Shakti, la esposa de Shiva; hay que recordar que existe un período de casi 1500 años de silencio en los registros arqueológicos y literarios entre el fin de esta civilización y la evidencia del surgimiento (o resurgimiento) de estos cultos en el Hinduismo. El tipo de lengua que se hablaba en el reino de Harappa es tan desconocido corno los detalles de su escritura. Es de suponer la existencia de algunas herencias en la cultura posterior, a pesar de que los cambios de estructura y contenido hayan sido muy profundos, las cuales se desarrollarían en las primeras tradiciones religiosas que posteriormente se incorporaran al Vedismo, al Brahmanismo y por último al Hinduismo.

La civilización pre-hindú se desenvolvió en el noroeste de la India, donde, desde hace unos 6000 años se multiplicaron las aldeas agrícolas en el valle del Indo Tales aldeas antecedieron a la cultura de Harappa, la que floreció entre ca. 2500- ca. 1700 a.C.

Ca. 1700-1500

 Los arios, que en sánscrito, la cual era la lengua de esta cultura significa los “nobles,” arriban a la India. Los arios eran tribus nómadas, pastores vagabundos a quienes el ganado les proporcionaba alimentos y vestidos y su riqueza se media por el número de vacas y toros que tenían, y aunque acabaron por dedicarse a la agricultura, siguieron considerado que la dignidad de un hombre se medía por él numero de sus animales y no por la abundancia de sus cosechas. Estas tribus provenían del Asia central y de la Europa oriental y es muy probable que paulatinamente llegaran a la India y fueran mezclándose con la cultura que ahí se encontraba y que en poco tiempo conquistarían. Los conquistadores arios arrasaron por todo el valle del Indo la adelantada civilización urbana que los había precedido y apenas y asimilaron imperceptiblemente las tradiciones de la civilización que habían despreciado. Las letras, las artes, la arquitectura y el urbanismo, todos ellos adornos y logros de la excepcional civilización del Indo, murieron en manos de los arios.

Los antiguos dioses de la religión naturista de los primeros arios debieron de haber seguido la migración a la India, donde los encontramos en un puesto de honor en los himnos védicos con su nombre de Devas (palabra relacionada con el latín deus y derivada del antiguo sánscrito div, que significa “brillantez”). En la tradición védica, los Devas gobiernan las tres regiones del mundo, el cielo, el aire y la tierra y asisten a la humanidad con sus poderes benéficos. En la lucha cósmica entre las fuerzas del orden y las del caos, los Devas se oponen a los demoníacos Asuras [2] 

Todos los dioses del panteón ario son dioses de vida, divinidades protectoras que le ayudan y cuidan de él y de sus animales amigos. Esta tradición antigua se conservó idéntica, siguiendo la migración aria a la India, donde dio origen al desarrollo posterior de la cultura Ario-India o Hindú. Aparentemente la vida cultural, religiosa, social y política de aquellos pueblos indoeuropeos se regía por un esquema tripartita qué con el tiempo se adaptaría a la nueva sociedad Indo-Aria. Todo esto trajo nuevos elementos a la tradicional religión India y con ello se daría inicio al periodo védico (ca. 1500- ca. 700 a.C.).

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