MISTICISMO
Jat AlonsoResumen27 de Noviembre de 2022
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¿Qué es la mística?
Entendemos por mística como la búsqueda de la unión con (o disolución en) lo sagrado. Lo sagrado es el presunto objeto al que remite la experiencia religiosa y queda vagamente descrito con la expresión “misterio liberador o salvífico".
La mística es una búsqueda o, una vía o un camino incierto.
Los momentos del proceso místico
La mística tiene un proceso en el que se pueden distinguir diferentes etapas o momentos:
a) Los inicios
El proceso suele iniciarse con una experiencia profundamente conmovedora: un dilema moral hiriente. El proceso se inicia con un sujeto desconcertado, que entra a la batalla, al desierto o a la noche y está herido, ya sea por la injusticia, el sufrimiento, el sinsentido.
b) La fase negativa
Es la etapa más larga; la inmensa mayoría de los textos que podríamos considerar místicos se ocupa mucho más de esta etapa que de cualquiera de las otras. La razón es porque se trata del periodo en el que reinan la duda y las tentaciones; es por consiguiente una etapa dolorosa y difícil que requiere mucho más esfuerzo y atención.
Los autores señalan obstáculos muy distintos y ofrecen técnicas diferentes para vencerlos. Lo que se pretende en esta etapa son básicamente dos cosas:
- alcanzar cierto conocimiento difícil u "oscuro" y conquistar el desapego,
- desprenderse de todo lo que pudiera desviar la mirada del misterio salvífico o liberador.
c) La fase positiva
La etapa que es, en principio, la más importante dado que todo lo anterior no es sino una preparación para ella. Lo usual es que rara vez se mencione y que cuando se hace, se hace de una manera indirecta, ya sea usando un lenguaje negativo o un lenguaje paradójico, o se alude a ello a través de metáforas y analogías. Lo que ocurre en la fase positiva es fundamentalmente inefable (no se puede explicar con las palabras) y la idea no es describirlo, sino vivirlo y, en todo caso, enseñar a otros el sendero que podría llevarlos a experimentarlo de manera personal.
La experiencia sólo puede sugerirse o señalarse pero no puede describirse ni analizarse. Y lo que es más importante: muy probablemente suscite emociones diferentes y quienes consigan llegar a ella no sientan lo mismo y, en este sentido, no compartan la misma vivencia. Aunque se busca lo mismo (el desapego, el conocimiento oscuro), y finalmente se consigue lo mismo (la unión con o disolución en lo sagrado), lo que se vive y se siente no es de ninguna manera idéntico y puede estar incluso claramente diferenciado. Pues no podemos esperar que personas con contextos y tradiciones distintas sientan lo mismo.
d) El después
El después es tan sólo una insinuación final, a veces más explícita, a veces menos, pero parece importante porque el proceso místico tiene un final y no se prolonga para siempre. No es fácil encontrar referencias a este "después", pero las tendencias se decantan en dos direcciones: por un lado, la opción por la vida contemplativa que pretende revivir y mantener la experiencia unitiva indefinidamente; por el otro, la vida práctica, volver al mundo para ejercer. La cuestión es que cualquiera que sea la dirección que se tome, la vía contemplativa o la vía práctica (o una mezcla de ambas), el sujeto ha sido ya transformado, y si ha de regresar al mundo regresará transfigurado por su experiencia y, por así decirlo, con una doble perspectiva, la perspectiva del antes y del después.
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