El Misticismo como búsqueda de la verdad

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACION

ESCUELA DE FILOSOFIA

EL MISTICISMO COMO REVELACIÓN DE LA VERDAD

                                                José Gabriel Escala M.

“Ni Lao – Tsè ni Buda se reclaman de un ser inidentificable; despreciando las maniobras de la fe, nos invitan a meditar y, para que esta meditación no gire en el vacío, fijan un término: El Tao o el Nirvana.  Tenían otra idea del hombre”.

E.M. CIORAN (La tentación de existir)

El fenómeno místico no nos ha abandonado, no se ha ido…… porque la verdad se niega a morir.

Comienzo este ensayo con mis propias conclusiones antes de adelantarnos al fenómeno místico, tenemos que ubicar su objeto principal, este sería, la verdad.  Podemos distinguir cinco variantes de la verdad, aquella como correspondencia, aquella como revelación, aquella como conformidad a una regla, aquella como coherencia y por último aquella verdad como utilidad.  La verdad que nos interesa en este caso es la segunda, es decir como revelación o manifestación.  Según Abbagnano, esta verdad tiene dos formas fundamentales, una empírica y otra metafísica o teológica, la forma empirista es la más elemental y podíamos decir la más cómoda ya que se limita a admitir, que la verdad es lo que inmediatamente se revela al hombre, por tanto es sensación, intuición o fenómeno, a diferencia de la forma metafísica de la verdad, que es cuando esta se revela en modo de conocimiento que pueden ser excepcionales o privilegiados, o como dirían los ingenuos, sobrenaturales, sin notar que esta es la única forma en que se  hace evidente la esencia misma de las cosas, es decir su  ser o su mismo principio, para algunos Dios, la característica fundamental de esta concepción de la verdad es la importancia que se le da a la evidencia.  La evidencia es lo que tomamos como revelación o manifestación.  La verdad como manifestación del ser o del Principio Supremo, decía Plotino: “La verdad verdadera no está de acuerdo con otra cosa, pero sí consigo misma: nada la enuncia fuera de sí, pero enuncia lo que ella misma es”.  (1)  

La verdad revelada a través del fenómeno místico separa al que la sufre, de toda atadura civilizatoria, socializadora, por tanto esclavizante, del resto de los hombres.  La verdad revelada hace libre al hombre que la experimenta, la iniciación mística tenía como finalidad eliminar el miedo a los desastres sustituyéndolo por la reverencia a la Divinidad, los modernos han tratado de interpretar la quietud de los iniciados primitivos como un impasibilidad obtenida a través de un duro temple de la voluntad.  “Para trascender el mundo es preciso que el mundo exista, para alcanzar lo sobrenatural es necesario que nos representemos lo natural” (2).  

Los descubrimientos científicos trastocaron el viejo orden donde se llegan a dar interpretaciones psicoanalíticas, del misticismo como enfermedad.  “Ante todo en el psicoanálisis corriente resulta morbosa la falta de un concepto de hombre normal, es decir, la ausencia de un centro y más morbosa todavía la tosca teoría que considera sano a quien carece de aptitudes críticas respecto a la sociedad donde vive” (3).  

Cuando Husserl nombra los Objetos Ideales es para contraponerlos al psicologuismo castrador del pensamiento que imperaba en su época y que intentaba reducir toda la filosofía a la psicología y de esta forma absolverla y aniquilarla.  La fenomenología de Husserl es una ciencia de Objetos Ideales, por lo tanto de esencias y conceptos, es decir una ciencia a priori, además de universal ya que es la ciencia de las “esencias de las vivencias”, y vivencias tiende a ser todo acto psíquico, al contener todas las vivencias tiene que también envolver a los objetos de estas, las vivencias son intencionales y es esencial en ellas la referencia a un objeto.  El ser ideal se diferencia de los objetos reales por que no esta sujeto al tiempo, es decir al hic et nunc, al aquí y al ahora.  Recordemos que Idea en Griego significa “lo que se ve”, el problema que tiene Husserl es explicar donde se encuentra el Ser Ideal limitándose a decir que este… solo tiene validez.  Este Ser Ideal es lo que se enfrenta al místico y lo reta a que lo descubra, a que lo devele convirtiéndose ambos en uno solo.

“Lo mismo que el alimento se mastica y se cuece en el estómago hasta que pierde su identidad y se transforma en sangre y leche, así el iniciado viv,e porque se ha puesto en los límites de la muerte y, unido a una condición divina, afirma que tiene su origen en Dios, el cual es el fin de su transformación”  (4)

Para Bataille, destaca que lo erótico es esencialmente una violación del Yo Puro, está inconscientemente unido a la muerte, siempre vinculado al horror, Bataille trae a relucir la idea del “grito” junto con las lagrimas y la angustia, manifestaciones todas estas del estado del éxtasis místico, el grito forma parte de una serie de características que señalan la presencia del eje horizontal, (el eje de la diferencia) en su pensamiento, el eje vertical se contrapone a este.

En lugar de ser la antítesis de lo sagrado, el erotismo, como apertura al otro, es su verdadero fundamento, “En el erotismo, la sexualidad humana alcanza su cenit como trasgresión (regulada) de tabúes, el erotismo pasa a ser en la teoría de Bataille, una vía hacia la continuidad del ser en la muerte.  Como individuo cada persona es discontinua.  El erotismo, como violación de dicha discontinuidad, es una fuente fundamental de angustia;  porque es también la violación, o trasgresión de las prohibiciones;  la prohibición se da a conocer mediante la trasgresión”. (5)  El místico siempre es libre, la verdad lo libera de las ataduras del mundo, por eso el místico es solo.

Aquí podemos notar como de esta manera el erotismo subraya la ruptura de todo tipo de límites y fronteras, provocando una unión de los seres, una fusión que es un solo fuego y que comunica la angustia a través de la pérdida de integridad.

El erotismo se encuentra situado en el eje horizontal, mientras que un sistema de prohibiciones que están en el eje vertical termina siendo el requisito de la posibilidad de esa horizontalidad.

Gerlac Petersz, quien nació en 1378, en Deventer, siendo monje agustiniano escribió en “El Ardiente soliloquio con Dios”…. “Esa mirada de tan fuerte y vehemente, que todas las partes más intimas del hombre, y no solo del corazón, sino también de todo el cuerpo, se conmueven de modo admirable y, no pudiéndola sostener, desfallecen.  Luego, su mirada interior, desembarazada de toda nube se vuelve transparente y, según su propia condición, con forme a Aquel que ve.  Así toda vanidad o alteridad, y todo lo que no es El, desfallece y se desvanece como humo empujado por viento impetuoso” (6)

Como dice Bataille, la ceguera se convierte en el elemento esencial del conocimiento, es decir que con la vista no se puede captar a su Otro, una vía para poder captarlo y participar de El, bien podría ser el éxtasis que te infunde la verdad que se conoce, que se descubre.

Toparse con la verdad nunca es por la vía del carácter formal de determinado procedimientos cognoscitivos, sino de un principio metafísico que tiene la misma sustancialidad y la misma dignidad que el principio que en ella se manifiesta, es decir el Ser.

La mitad del camino entre la forma empirista y forma metafísica de la verdad podríamos decir que es la fenomenología y el existencialismo.

La fenomenología, es por su concepto mismo el método para hacer posible a las esencias de manifestarse o revelarse como tales.

La epokhé o también llamada reducción fenomenológica, es lo hace posible a las cosas mismas, manifestar sus esencias, la verdad es la evidencia misma con la que los objetos fenomenológicos se presentan una vez efectuada la epokhé.

Entre Husserl y Heidegger, hay una diferencia con respecto a la verdad, para Husserl algo puede ser verdad aunque nadie lo pensara.  Para Heidegger esto no tiene sentido, sino hay una existencia que lo piense, es decir, fuera de la existencia misma de la cosa.  La verdad necesita de alguien que la piense, que la descubra, (alétheia) sea hombre, ángel o Dios, por eso la verdad siempre es un develar, un descubrir.

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