La auténtica identidad religiosa: ¿Misticismo o profecía?

La auténtica identidad religiosa: ¿Misticismo o profecía?

El proceso de formación de identidad al que se refiere Domínguez en su texto es sin duda el motor de todo lo que sustenta tanto la identidad mística como la profética. Se refiere a él, en pocas palabras,  al “sentirse identificado” o “contra identificado” con diversas cosas para darle un sentido a la propia existencia. De este modo, luego de estudiar la biografía de  Hildegard Von Bingen, Edith Stein y Santa Teresa de Jesús se hace evidente la presencia del proceso mencionado, cada una con una clara identidad.

 Hildegard Von Bingen representa la identidad profética, aquella que busca la transmisión del mensaje que Dios le revela por medio de sus visiones al resto de la sociedad en que estaba inmersa, teniendo que luchar contra las costumbres de la época, contra su familia y normas sociales con tal de que éste mensaje sea comprendido. Siendo ella extrovertida, se vuelca en la meta de hacer realidad el cumplimiento de la voluntad de Dios en el aquí y el ahora, para tener una experiencia de él que le acredite. Por su parte, Edith Stein es el rostro de una identidad mística, preocupada en conseguir la unión con Dios y proclive a la alineación para comprometerse con la historia de la Iglesia y de su tiempo, basándose en sus estudios de filosofía y su carrera, ella lucha por encontrar la verdad de y en Dios sin importar las consecuencias que esto trajera en su vida.

Pero, ¿son estas identidades mutuamente excluyentes? ¿Cuál de ellas realmente forja la identidad religiosa auténtica en Dios y en el hombre? Es una conjunción de ambas lo que responde a las interrogantes. Tanto Hildegard como Edith poseen algo en común: son testigos de la irrupción de un “otro” que les trasciende y en cuyo contacto se transforman, modificando y dando forma a su identidad personal, expresada en la resistencia y el rechazo. Edith recibe esta llamado como vínculo amoroso, Hildegard como exigencia ética. Pero las dos están poniendo sobre la mesa lo esencial de la identidad religiosa, y por lo mismo dejan ver por medio de sus experiencias, ambas dimensiones. Y aquí es donde Santa Teresa de Jesús juega un rol fundamental: Su vida parte de una reforma interior que se va desplegando  hasta llegar a ser una reforma exterior que afecta a toda la Iglesia. Es precisamente su figura la que permite entender este vínculo de manera clara: su conversión hacia el cristianismo por medio del volverse hacia dentro en profundidad e intimidad, le otorga fuerzas para enfrentarse con la reforma de los conventos carmelitanos y descubre la humanidad de Cristo en los más pobres, entregándose por completo a ellos.

Así, las vidas y experiencia de las tres mujeres ponen en evidencia y permiten entender lo más auténtico de la identidad religiosa: No existe mística sin profetismo, al igual que no es posible la profecía sin antes haber vivido una experiencia mística.

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