Reflexión personal sobre Libertad y ética
Cata AndreaEnsayo15 de Diciembre de 2015
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Reflexión personal
La libertad y la ética son caras de una misma moneda, se confluyen en una misma experiencia, tan así, que una no existe sin la otra. Son aspectos tan intrínsecos de la vida humana, que se ven reflejados constantemente en el diario vivir. Porque quién puede ser capaz de aplicar responsabilidad, juicios o valores en sus actos si su libertad ha sido coartada, somos llamados a responder de lo bueno moral o de lo malo moral por lo que hayamos optado, y ese optar, esa implicancia de la decisión, es lo que abarca la libertad.
Como dice Jorge Eduardo Rivera en el texto “De qué hablamos cuando hablamos de Ética” experimentamos lo ético en el diario vivir, toda persona entiende que hay cosas que no deben hacerse, y otras que estamos obligado a hacer. Lo mismo sucede con la libertad, es tan difícil explicarla en palabras, que solo nos percatamos de su presencia o de su ausencia en la práctica. Aun así, se hará un intento de entenderla. Comúnmente la gente identifica esta noción de libertad, cuando el hombre puede hacer lo que desea sin represión exterior (y tal vez, interior) para decidir y moverse, no es extraño que una persona pueda encontrarse en un medio hostil a sus aspiraciones, que estas sean refutadas y contrariadas, en ese sentido, qué tan libre somos si vivimos en una sociedad que tiene la capacidad de ordenarnos y organizarnos de tal forma, que frecuentemente estemos experenciando la no libertad, la opresión. Sin embargo, este ideal absolutista que se aloja en la mente de las personas hace correspondencia con el concepto de libertinaje, que difiere mucho de libertad. Libertinaje consiste en adoptar una conducta desenfadada y totalmente abocada a satisfacer el placer y los caprichos, en la cual, la responsabilidad resultante de nuestros actos es totalmente ignorada. Pero la libertad es respeto, esta encuentra límites con el otro, se orienta con normas éticas. La libertad es la capacidad es hacerse a sí mismo, sin embargo, es siempre condicionada y limitada, porque no podemos salvar todos los obstáculos ni alcanzar la plenitud que anhelamos; el hombre tiene derecho a hacer su vida en consonancia con todo lo real, pero muy especialmente con el orbe de las personas y la sociedad. Esta libertad se ejecuta, entonces, en función de los valores, los cuales podrían definirse cómo aquello que sentimos o pensamos que da plenitud a la propia existencia sin dañar a otros; el hombre busca un sentido a su vida, y los valores son esa fuerza que impulsa al hombre a jugarse su existencia. A su vez, estos valores tiene que enfrentarse constantemente con la voluntad, la cual, también es una fuerza orientada a la realización del bien, y que permite el derecho a elegir sin dejarse llevar por los demás, por ello se dice que la libertad se expresa cuestionando lo establecido e inventando nuevas condiciones de liberación.
En resumen, la libertad es el derecho de hacer pero también de responder por los actos, con responsabilidad y respeto al mundo, por lo tanto, se podría decir que se articula en la justicia. La justicia, según Jorge Eduardo Rivera, es la esencia o meollo de la ética. Justicia viene del vocablo griego Diké que en su sentido original significa ajustamiento, o ajuste de una realidad con otra, en una acepción ética quiere decir plegamiento de los actos del hombre. Se considera a un hombre que está abierto a la realidad, se encuentra siendo lo que es, esta realidad es entregada de manera inconclusa por la naturaleza, por lo tanto, el hombre tiene el deber de hacer su realidad, entregarse a ella como proyecto y cobrar una figura determinada de ser; lo cual se hace a través de los actos libres. Este mismo andar y construir la vida, se administra a la justicia, el hombre no nace justo, sino que se hace justo. Esta dimensión de hacerse a sí mismo es lo que se debe llamar moral, el hombre es entonces, forzosamente moral. Suele haber un extenso debate en filosofía por la distinción entre moral y ética, mientras que la moral tiene una base social, normas establecidas en el seno de una sociedad, la ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su propia reflexión y su propia elección, sin embargo, Jorge Eduardo Rivera plantea que la ética es en sí misma siempre social; no encuentro pertinente ahondar mucho más en este tema ahora. Ética, entonces, en el sentido de los bienes, valores y deberes significa justicia, por lo tanto, es éticamente bueno lo que se hace respetando la realidad, ajustándose a ella, y éticamente malo el desajuste con la realidad.
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