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Antropología Filosófica


Enviado por   •  31 de Agosto de 2014  •  2.157 Palabras (9 Páginas)  •  192 Visitas

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¿Qué es el hombre?

La crisis en el conocimiento del hombre

A lo largo de la historia el hombre ha creado varias teorías acerca de su existencia en la tierra, las hay tanto religiosas, biológica y científicas, y aún queda una incógnita por resolver ¿Qué es el hombre?

Etimológicamente “hombre” viene del latín homine y esta podría venir de humus que significa tierra, se dice que de la tierra venimos y en tierra nos hemos de convertir.

Ernst Cassirer da una amplia explicación del comienzo de esta problemática, comienza por explicar que hasta los pensadores más escépticos tenían la curiosidad de saber su origen, al negar y destruir la certeza objetiva del mundo exterior, el escéptico espera conducir los todos los pensamientos del hombre hacia sí mismo, Aristóteles dijo que el conocer está en la naturaleza del hombre; el hombre goza de sus sentidos para conocer y aprecia su utilidad por encima de todos el de la vista, porque no solo cuando tratamos de hacer algo sino también en la ociosidad preferimos el ver a cualquier otra cosa. Semejante la filosofía de la vida sensible del hombre sería imposible en la obra de Platón; jamás llegaría a comparar el deseo del conocimiento con el goce que nos proporcionan nuestros sentidos. En Platón la vida de los sentidos está separada de la vida del intelecto por un ancho e insuperable abismo. En la naturaleza, lo mismo que en el conocimiento humano, las formas superiores se desarrollan a partir de las inferiores; si adoptamos este punto de vista biológico nos figuraríamos que la primera etapa del conocimiento humano habría de tratar exclusivamente con el mundo exterior. La cuestión del origen del mundo se haya inextricablemente entrelazada con la cuestión del origen del hombre, la religión no destruye estas primeras explicaciones mitológicas; por el contrario preserva la cosmología y la antropología míticas dotándolas de nueva forma y de mayor profundidad. Los grandes pensadores religiosos han sido los primeros que han inculcado esta exigencia moral. L cosmología predomina claramente sobre todas las otras ramas de la investigación filosófica, pero caracteriza la profundidad y la amplitud del espíritu griego el hecho de que casi todo pensador representa al mismo tiempo un nuevo tipo general de pensamiento.

La pregunta ¿Qué es el hombre? Toma otro giro al llegar el siglo VI y consigo la era del cristianismo, en donde Agustín vive dentro de la tradición de la filosofía griega y especialmente el sistema neoplático ha marcado su importancia en toda su filosofía; Agustín fue el fundador de la filosofía medieval que marca el fin de la historia del pensamiento antiguo y la apertura a una nueva forma de pensamiento. Con el nacimiento de Cristo y el advenimiento del cristianismo la filosofía deberá comenzar a dialogar con la religión, ofreciéndonos una nueva forma de hacer filosofía, y de la dogmática cristiana que dice que la creación es la parte de la dogmática cristiana que se ocupa del origen del mundo y del hombre; en esta cuestión que junto con Dios, resulta básica para la concepción cristiana sobre el sentido de las cosas y la existencia humana, teniendo en claro el significado de la filosofía medieval, teniendo en claro estos puntos San Agustín, según la razón no posee una naturaleza simple y única si no doble y escindida. El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios; y en su estado original, tal como salió de las manos de Dios era igual a su arquitecto; pero todo eso se ha perdido por el pecado de Adán.

En los comienzos de los tiempos modernos apareció un pensador que presto a esta antropología un nuevo impulso y esplendor; en la obra de Pascal encuentra su expresión ultima; acaso la más impresionante. Tuvo un pensamiento en el que dijo – nada hay en la naturaleza que resista al esfuerzo de la razón científica; pues nada hay en ella que resista a la geometría-. Así se vio conducido al hacer aquella distinción fundamental entre el “espíritu geométrico” y el “espíritu de fineza”, la ventaja del espíritu geométrico era que consiste en la claridad de los principios y en la necesidad de sus deducciones. La lógica tradicional y la metafísica tampoco se hayan en la mejor posición para comprender el enigma del hombre; el único que podía responderse a esta incógnita era el hombre mismo, pero viendo desde fuera, sus experiencias, comportamiento y comprendiendo su vida, entonces todos sus posibles respuestas quedaban atrás porque no creían en que estudiando al hombre podrían saber lo que es, retomando la religión pensaban que era la única que se acercaba porque nos mostraba un hombre doble, el hombre antes y después de la caída. Estaba destinado al fin más alto pero traicionó su posición; con la caída perdió su poder y su razón y su voluntad se pervirtieron. La teoría clásica de Sócrates, Epicteto o Marco Aurelio de “conócete a sí mismo” no solo es inoperante y falaz, el hombre no puede confiar en si mismo y escucharse a sí mismo. Lo que nos ofrece no es una solución teórica del problema y la religión no puede ofrecerla.

La teoría subsiguiente del hombre se dio gracias a las palabras de Montaigne, la filosofía y la ciencia modernas comprueban que la cosmología, lejos de debilitar u obstruir la razón humana establece, establece y confirma ese poder; estos proyectos se disiparon rápidamente a la llegada de la publicación de la teoría de Darwin “El origen de las especies”. Desde ese momento parece que el verdadero carácter de la filosofía antropológica se ha fijado de una vez para siempre; después de innumerables intentos estériles se hallaba sobre suelo firme. Ya no necesitábamos abandonarnos a especulaciones montados en el aire porque no buscábamos una definición general de la naturaleza o esencia del hombre. Nuestro problema consiste, sencillamente, en compilar las pruebas empíricas que la teoría general de la evolución ha puesto a nuestra disposición en forma rica y abundante. Uno de los principales propósitos de la obra de Darwin consistía en liberar el pensamiento moderno de la ilusión de las causas finales. No solo las diversas especies domesticas –observa Darwin al final de su libro “La variación de animales y plantas bajo domesticación”-, si no los géneros de orden y ordenes más diversos dentro de la misma gran clase –por ejemplo, mamíferos, aves, reptiles y peces-.

La teoría de la evolución ha destruido los límites arbitrarios entre las diversas formas de la vida orgánica. No existen especies separadas; no hay más que una corriente continua e ininterrumpida de vida. Con esto se presentaba un nuevo problema

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