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Análisis Apología de Sócrates

Andrés OspinaInforme8 de Marzo de 2018

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Informe de lectura: La Apología

Sócrates se muestra sorprendido por las acusaciones formales que elaboran Meleto, Licón y Anito en su contra llevándolo a un juicio en el cual se plantea la pena de muerte para Sócrates, este justo antes de empezar con su defensa pide que se preste atención si las palabras que dice son justas o no, apelando a la verdad. Este aclara rápidamente las acusaciones que han perdurado durante mucho tiempo y que han construido una mala fama sobre él, como que este es un hombre hipócrita al cobrar por enseñar, Sócrates aclara entonces que, si algunos lo han tachado de con ese apelativo, es porque los jóvenes gustan de escucharlo y que por ello no recibe ninguna compensación económica, él no se considera un maestro, pero reconoce que muchos de estos han llegado a replicar sus técnicas de exhortación.

A continuación, la defensa retoma las acusaciones que se han interpuesto formalmente, acusaciones de que Sócrates corrompe a los jóvenes y niega a los dioses de la poli y que este cree en unos nuevos que son casi como demonios. Sócrates explica mediante un extenso dialogo con Meleto, que a este no le importan los jóvenes y solo pretende ayudar a aseverar esta mala imagen que existe sobre él, concluye que si hay alguien que puede corromper a los jóvenes no es solamente él, cualquiera lo puede hacer, y si ese fuera el caso, sería de manera involuntaria y según la ley primero habría amonestaciones y correcciones que se deben ejecutar antes de ir a juicio. Mediante el mismo dialogo con Meleto, pasa a defenderse de las otras acusaciones argumentando que si el no creyera en divinidades no hablaría de cosas propias de divinidades y mucho menos creería, como dice el ya puesto en evidencia Meleto, en otros dioses (o demonios), es algo ilógico hablar o creer en estos “dioses” sin creer necesariamente en los anteriores que se dice son padres de estos.

Sócrates empieza a reflexionar acerca de su vida y de cómo durante ella pretendió ser justo y fiel a sus creencias, afirmo que no abandonaría por ningún motivo de filosofar y de hablar con la gente aun si ello le causara la muerte, para él era más importante tener unos principios firmes y una imagen de la cual estuviera orgulloso, no apelaría a la compasión de los jueces mediante lloriqueos y alaridos, porque esto significaría una humillación dado que la labor de los jueces es juzgar a partir de los hechos. Continuando con su intervención, habla acerca de una voz que le decía que debía hacer, según él eran los dioses los que le hablaban. Tal vez este tipo de comportamientos y de formas expresar sus pensamientos serian su condena, muchos de los presentes podrían tomarlo como un loco que, a pesar de tener argumentos válidos, podría ser más un peligro o un elemento que pudiera dañar a los ciudadanos con sus comportamientos, Sócrates finaliza esta parte agradeciendo a las personas que compartieron con él, entre ellos, el mismo Platón.

El veredicto se revela, un Sócrates sereno se dirige a el aforo y los invita a reflexionar sobre la muerte, aclarando que para él hay dos posibilidades, una en la cual la conciencia descansa y este estado será como dormir sin soñar, y otra en la cual la muerte es un tránsito para el alma a un mundo donde esta se puede enriquecer con la presencia de multitud de fuentes de conocimiento y sabiduría. En ese momento Sócrates nos hace dudar si en realidad los afortunados son ellos al seguir viviendo o él por ir a un lugar donde podría ser dichoso. Por último, Sócrates pide que a sus hijos se les corrija si estos dicen ser algo que no son, como el a través de toda su vida hizo con los ciudadanos.

Este final y la forma en la cual Sócrates decide aceptar su muerte es digna de un hombre que en vida fue fiel a sus principios y siempre dio la imagen que él quería proyectar, algo que sin duda resalta la gran sabiduría de este al entender que no se debe temer a la injusticia y la mentira, que se debía siempre obrar de una manera que demostrara que se era un hombre de bien, justo y entregado a hacer lo correcto. En este punto, surge en mí una duda acerca de este relato, ¿Sócrates sabia el resultado del juicio de antemano? Pobremente sí, por la forma en la que ocurrieron los hechos se pude decir que la opinión de los ciudadanos que lo condenaron y la forma en que veían a este hombre estaban viciadas desde mucho antes del juicio, con esto hago referencia a las acusaciones que tuvo toda su vida de ser arrogante o muy molesto para el común de la gente que consideraba que dialogar con este hombre, podía causar que se reconociera la ignorancia que poseían y es esta ignorancia la que motivaría a estos ciudadanos a confiar, a pesar de que quedaron en evidencia, a los acusadores de Sócrates. Tal vez los afortunados no fueron ellos al seguir vivos, sino un Sócrates que entraría a hacer parte de esos ilustres seres que antes de el aportaron a la construcción y concepción del mundo occidental.

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