ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Aristoteles

garibaldo20 de Marzo de 2013

8.942 Palabras (36 Páginas)306 Visitas

Página 1 de 36

Aristóteles

Ética a Nicómaco

versión de José Ramón Ayllón, muy resumida

Índice

1. LA FELICIDAD

2. LA VIRTUD

3. LA RESPONSABILIDAD MORAL

4. EL PLACER: CONTROL Y DESCONTROL

5. LAS RIQUEZAS Y LA AMBICIÓN

6. VALENTÍA, JUSTICIA Y PRUDENCIA

7. LA AMISTAD

8. FUNCIÓN EDUCATIVA DE LAS LEYES

1. LA FELICIDAD

1. Toda acción humana busca siempre algún bien: el médico busca el bien de la salud; el

soldado busca la victoria; el marino, la buena navegación; el comerciante, la riqueza...

2. En realidad vivir como hombre significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y

apuntar hacia él con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran

necedad. Previamente es necesario, sin precipitación y sin negligencia, determinar en qué

consiste vivir bien, y bajo qué condiciones se alcanza esa meta. Se reconoce sin duda que la

felicidad es el mayor y el mejor de

3. Casi todo el mundo llama felicidad al máximo bien que se puede conseguir, pero nadie sabe

exactamente en qué consiste ese máximo bien. Unos creen que es el placer, la riqueza o los

honores. Otros piensan que es otra cosa. A menudo, la misma persona cambia de opinión y,

cuando está enferma, piensa que la felicidad es la salud; si es pobre, la riqueza; si es inculta,

la cultura.

www.jrayllon.es

2

4. No vamos a examinar todas las opiniones, pues no es sensato tomar en serio las simplezas

que a veces piensan los niños, los enfermos y los locos. Tonterías que no necesitan

argumentos sino tiempo, medicina o castigo. También es inútil examinar la opinión de la

masa, pues ella habla al azar sobre casi todo, y especialmente sobre la felicidad. Hemos de

examinar solamente la opinión de los sabios.

5. Y en estas cuestiones hemos de contentarnos con llegar a verdades toscas y esquemáticas,

pues no se puede pedir el mismo rigor en todas las materias: tan absurdo sería aceptar de un

matemático la persuasión como exigir de un retórico demostraciones. Así que intentaremos

convencer por medio de argumentos, presentando los hechos observados a modo de prueba

y ejemplo. Y desde juicios verdaderos pero oscuros, llegaremos a juicios más claros.

6. Las tres opiniones más cualificadas son las que hacen consistir la felicidad en la prudencia,

la virtud y el placer. También se admite que pueda ser consecuencia de las tres cosas, o de

dos de ellas.

7. En cualquier caso, dado que la felicidad es lo mejor para el hombre, habría que averiguar

qué significa ser hombre. Lo mejor para el músico, para el escultor y para el artesano es

realizar bien su actividad. Ahora bien, ¿hay una actividad propia del hombre como tal? No

puede ser la vida, pues todos los animales y vegetales viven. En cambio, la vida dirigida por

la razón es específica del hombre.

8. Y como lo propio y principal del hombre es la razón, la vida conforme a la razón será la más

feliz.

9. Además, el que cultiva su inteligencia parece ser el mejor y el más amado de los dioses.

Pues si los dioses, según creemos, se cuidan de las cosas humanas, será lógico que

estimen lo más afín a ellos, y lo más afín es la inteligencia. Por consiguiente, el que cultiva la

sabiduría será el más amado de los dioses, y probablemente el más feliz.

10. Lo que está claro es que la felicidad no está en la diversión, y que sólo hay felicidad donde

hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.

11. Nuestra naturaleza también necesita salud, alimento y otros cuidados, pero el que quiera ser

feliz no necesitará esos bienes exteriores en gran número y calidad, pues con recursos

moderados se puede practicar la virtud. Solón describía al hombre feliz provisto de recursos

suficientes, viviendo con templanza y realizando las acciones más nobles. También

Anaxágoras pensaba que el hombre feliz no necesitaba ser rico y poderoso.

12. Personalmente estoy de acuerdo con quienes piensan que la felicidad consiste en la virtud,

sin olvidar lo que decíamos antes: que necesitamos bienes materiales, pues es muy difícil

hacer algo cuando se carece de recursos. Y entre esos recursos, los amigos y las riquezas.

Y como esto no depende totalmente de nosotros, está claro que la felicidad requiere cierta

buena suerte.

13. En este sentido, si algo es un don divino, más debe serlo la felicidad, puesto que es la mejor

de las cosas humanas.

14. En cualquier caso, la felicidad no debe ir a remolque de la buena o mala fortuna, porque

entonces no tendría fundamento sólido, y el hombre sería como un camaleón. Debe

asentarse en una vida guiada por la virtud, capaz de crecerse en la adversidad, del mismo

modo que el buen general es capaz de lograr la victoria en circunstancias muy adversas.

www.jrayllon.es

3

2. LA VIRTUD

15. La virtud es el mayor de los bienes humanos.

16. Pero lo importante no es saber qué es la virtud, sino cómo se conquista. Pues no nos

conformamos con saber lo que son el valor y la justicia, sino que queremos ser valientes y

justos. De la misma manera, queremos estar sanos más que saber en qué consiste la salud.

17. La conducta humana se consolida gracias a los hábitos. Y los hábitos no son innatos sino

que se adquieren por repetición de actos (cosa que no vemos en los seres irracionales, pues

si lanzas hacia arriba una piedra diez mil veces, jamás subirá si no es obligada por la fuerza).

18. La virtud es precisamente un hábito, una costumbre que se adquiere mediante la reiteración

de actos semejantes. Es lo que sucede con cualquier aprendizaje: para dominar un

instrumento musical hay que practicar, y para ser constructor hay que construir. Del mismo

modo, nos hacemos justos practicando la justicia. Y si nos ejercitamos en la fortaleza y la

templanza, seremos templados y fuertes. Prueba de ello es lo que ocurre en la sociedad: los

legisladores hacen buenos a los ciudadanos haciéndoles adquirir costumbres, y si no obran

así se equivocan, y en eso se distingue un régimen de gobierno bueno, de otro malo.

19. Si la conducta no necesitase de la educación y la costumbre, no habría ninguna necesidad

de maestros, pues todos seríamos buenos o malos de nacimiento. Pero lo cierto es que la

repetición de los mismos actos es imprescindible para alcanzar la virtud, pues es nuestra

actuación habitual en los negocios lo que nos hace justos o injustos, y nuestra actitud ante el

peligro lo que nos hace valientes o cobardes. Lo mismo ocurre con los placeres y la forma de

ser: unos se vuelven moderados y apacibles, y otros desenfrenados e iracundos, según se

hayan comportado de forma habitual.

20. Así pues, los hábitos se consiguen por repetición de actos. De ahí la importancia de repetir

actos buenos. Por consiguiente, adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca

importancia, ni siquiera mucha: tiene una importancia absoluta.

21. Para ser bueno no basta querer. Tampoco basta saber. Si no se realizan muchos actos

buenos, nadie tiene la menor probabilidad de llegar a ser bueno. Los que se dedican a

teorizar sobre el bien se parecen al enfermo que escucha atentamente al médico y luego no

hace nada de lo que le prescribe. Y así, éste no curará su cuerpo con la Medicina, y aquellos

no sanarán su espíritu con la Filosofía.

22. De la conducta humana es difícil hablar con precisión. Más que reglas fijas, el que actúa

debe considerar lo que es oportuno en cada caso, como ocurre también con el piloto de un

barco. Hablando en general se puede afirmar que una conducta es mala tanto por defecto

como por exceso, igual que es malo para la salud tanto la falta de ejercicio como su exceso.

También si la comida y la bebida son insuficientes o excesivas, arruinan la salud.

23. Lo mismo sucede con la templanza, la fortaleza y las demás virtudes. El que siempre se

acobarda y nunca planta cara se vuelve cobarde. El que no conoce el miedo y afronta

cualquier peligro es un temerario. Y el que persigue todos los placeres se convierte en un

desenfrenado. Así pues, estas virtudes se destruyen por exceso y por defecto, y el término

medio las conserva.

24. En toda acción puede haber exceso, defecto y término medio, al menos respecto al que

actúa. Sucede en la gimnasia, en la medicina, en la arquitectura, en la navegación y en

cualquier tipo de conducta. Por consiguiente, la virtud ética se refiere a determinados

términos medios, entre los que figuran los siguientes ejemplos:

25. Irascible es lo contrario de indolente: aquél se irrita más de lo que debe, y éste apenas

reacciona. Temerario es el que no teme lo que se debe temer, y cobarde es el que teme lo

que no debe, cuando no debe y como no debe. Intemperante es el que, respecto a sus

deseos orgánicos, cae en todos los excesos posibles. Fanfarrón es el que dice tener más de

www.jrayllon.es

4

lo que posee, y disimulador, el que se atribuye menos. Es adulador el que alaba más de lo

debido, y desabrido, el que

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (54 Kb)
Leer 35 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com