Arte Mental. Tratamiento

Arte Mental

Acuarela es una joven de pueblo, criada por su madre y sus abuelos, quien desde su infancia ha soñado con formar una familia sólida como la de sus abuelos. Lleva 6 años en una relación, está hecho el compromiso y es solo cuestión de tiempo el ver su sueño realizado.

Una mañana de invierno se encuentra con un duro golpe, la muerte de su abuelo ha destrozado la familia y de ahí en adelante inicia el cambio. Albertina, su abuela, era una mujer alegre y gran modista especializada en trajes de novia  y su madre una artista plástica consagrada. Pero la muerte de Don Jeremías llegó como un asesino espiritual y las marco a todas. Con el paso de los días todas se  fueron recuperando menos Doña Albertina, que con cada segundo iba perdiendo el aura alegre que la vestía. No hablaba, no comía y su taller de costura se convirtió en un refugio de lágrimas.

Acuarela  a pesar de entender el dolor de la pérdida, no concebía el ver ese cuerpo vacío en el que se había convertido su abuela, no entendía que su alma también haya dejado la tierra junto con la de su abuelo. Ya era primavera y las cosas seguían igual. Acuarela pensaba que era mas un trauma que un sentimiento y fue entonces cuando llegó su turno de sentir la realidad esa tarde. En la carretera hubo un accidente fatal en donde Joshua, su futuro esposo, pierde la vida. Acuarela sintió en si misma el golpe de la vida, la pérdida de su otra mitad y sin necesidad de ninguna explicación entendió el sufrimiento profundo de Doña Albertina.

Johana, su madre, perdió el control de la situación. Vivía con dos zombies sin ninguna expresión, por lo que optó por trasladarlas a su refugio espiritual, sin esperanzas de que mejoraran pero con la seguridad de que por lo menos su tristeza podrían desahogar. Eran solo Doña Albertina, Acuarela y su compañero Pintor, un perrito poodle que servía de compañero y guardián.

Los días pasaban en ese paraíso como cualquier funeral, no se escuchaba ningún susurro, solo el llanto de ambas. Situación que llamó la atención de Marco, el vecino mas cercano que tenia la casa. Marco era un joven apuesto bronceado y bohemio que tomó la decisión de cambiar su vida monótona en la ciudad por una llena de aventura disfrutando los placeres de la vida.

Marco un amante empedernido de las mujeres pero con Alzheimer, provocado para solo recordarlas cuando necesitaba compañía ya estaba desesperado por entender que pasaba en esa casa. Decidió tomar un nuevo pasatiempo, estudiar el comportamiento de estas mujeres y cada tarde a las 4:30 pasaba por el frente y se sentaba a ver en realidad que pasaba .

Acuarela ya se había desgastado, pasó de ser esa trigueña de cabello claro y abundante a un cuerpo resumido a unas 98 libras y de aspecto demacrado. Pero guardaba en sus ojos una luz que despertó el interés en Marco.

Su costumbre de cada tarde se convirtió mas bien en una obsesión y este dejaba todo para ir a esa hora a la casa; pues un día que otro Acuarela salía a la galería y se sentaba con Pintor hasta que una buena tarde el se acercó. Estaba Joanna en casa como lo hacia cada semana, llevando los alimentos y tirando a la basura los mismos que había llevado la semana anterior pero que nadie comió. Marco se apresuró y le pregunto que pasaba con estas mujeres y ella solo les dijo que perdieron su alma.

Esta fue la primera vez que Marco vio de cerca de Acuarela y ahí fue donde todo realmente empezó. Cada día Marco trataba de agradarla con un detalle, de sacar una sonrisa o por lo menos una palabra, pero ella siquiera notaba su presencia. Estaba tan desconectada, tan ida que no podía ver mas allá de su sufrimiento. Su pena no era tanto por la pérdida de Joshua, era mas por haber despertado a la realidad de ese cuento de hadas en el que había decidido vivir. Marco no descansaba, se olvidó de las mujeres. Olvidó su pasión por el mar y se dedicaba cada día a cambiar la vida de Acua.

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