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COMO ES LA REALIDAD Y SU CONOCIMIENTO EN LA FILOSOFÍA GRIEGA ANTIGUA


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2017  •  Síntesis  •  3.031 Palabras (13 Páginas)  •  255 Visitas

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LA REALIDAD Y SU CONOCIMIENTO EN LA FILOSOFÍA GRIEGA ANTIGUA

1.El Problema

Estamos tan acostumbrados al cambio que nos parece algo natural. Esto pone en duda la existencia del cambio. ¿Realmente cambiamos?

Para el autor del Eclesiastés nosotros cambiamos mientras la tierra siempre permanece.

En la búsqueda de lo permanente se halló el átomo, pero investigando se descubrió que en realidad ni siquiera una partícula material indivisible es estática.

Los filósofos antiguas buscando una explicación a lo real dieron con la noción de ser, lo que los llevó a preguntarse por las posibilidades cognoscitivas del hombre y las características del conocimiento, de este modo se plantea un problema gnoseológico.

2. Los comienzos de la filosofía. Mito y filosofía.

La historia de la filosofía comienza en Grecia, cuya civilización se extiende a lo largo de varios siglos, pero llega a su culminación en lo que se conoce como la etapa de la Grecia continental, en el siglo V a.C., que recibe el nombre de “siglo de Pericles”.

Los griegos fueron un pueblo creador, sus aportes en literatura, escultura, arquitectura, ciencia, filosofía, organización social y política fueron decisivos en las civilizaciones posteriores. A su vez, incorporan conocimientos matemáticos y astronómicos de pueblos del cercano oriente, como Egipto y Babilonia.

No se trató de un pueblo demasiado poderoso ni conquistador militar. A pesar de derrotar a los persas en el siglo V, sucumbieron ante las legiones romanas en el s. II a.C. Pero aún vencidos militarmente, imponían en buena medida su manera de entender el mundo y la vida humana. Era costumbre romana confiar la educación de los niños a los griegos.

De hecho muchísimas palabras griegas pasaron al latín y de allí a las lenguas modernas europeas.

Debido a su constitución en valles, la Grecia continental era propicia para que desarrollaran pequeñas comunidades autónomas, las polis o ciudades-estado, mantenían un vínculo más espiritual que material con la metrópoli. Pueblo de navegantes , campesinos, artesanos y comerciantes, amante de la astronomía y a libertad, abierto a otras civilizaciones, logró emanciparse económica, política y mentalmente. Este pueblo fue el que comenzó a filosofar.

Sin embargo este proceso no fue de un día para el otro, y aunque los griegos no fueron los primeros en formularse preguntas filosóficas, si fueron los primeros en darle un consideración racional y con ello dieron origen a la filosofía.

Otros pueblos o incluso los griegos mismos se habían preguntado por los comienzos del mundo elaborando diferentes explicaciones acerca del modo en el que se había generado el cosmos, denominadas cosmogonías. Estas cosmogonías tenían un carácter mitológico y carecían de racionalidad, eran aceptadas como creencias. Por ejemplo algunas cosmogonías planteaban que del caos surgieron y se diferenciaron la tierra, el agua y el cielo estrellado constituyéndose el cosmos (orden).

La filosofía se fue diferenciando progresivamente de las explicaciones mitológicas ya que los filósofos trataban de dar explicaciones más o menos racionales que podían ser aceptadas o rechazadas por medio de la argumentación.

Tales, que vivió en el s. VII a.C., en la ciudad de Mileto, en Jonia, se considera habitualmente como el primer filósofo. Forma parte de los filósofos anteriores a Sócrates (presocráticos).

La pregunta que se formula Tales es de qué están hechas todas las cosas, cuál es su principio o fundamento. Su respuesta fue: el agua. Según Tales todo está hecho de agua. La diferencia entre su explicación de una respuesta mitológica es que llegó a ella a partir de observaciones y por un proceso de razonamiento. Tales observó que el agua es fundamental para todos los seres vivos, que el agua puede pasar del estado líquido al sólido y al gaseoso. En el tiempo en que fueron dadas estas razones, deben valorarse como un intento de pensar racionalmente.

3. Heráclito y Parménides. El cambio y lo permanente.

Hubo dos filósofos, Heráclito, que vivió en la ciudad de Éfeso, y Parménides, en Elea, que estudiaron la cuestión del cambio y llegaron a conclusiones absolutamente contrarias.

Para Heráclito todo cambia y nada hay que sea permanente. Expresa su idea diciendo que es imposible bañarse dos veces en el mismo río porque en el tiempo que va entre la primera y la segunda vez que se ingresa al río, las aguas, por el curso de la corriente, son otras y el río sólo aparentemente es el mismo. A su vez afirmaba algo un tanto más vertiginoso y es que también nosotros, los sujetos, cambiamos constantemente.

Para Heráclito todo está en movimiento y cambiando continuamente. Por lo tanto, como todo está en continuo cambio en realidad no podemos conocer nada. Sin embargo, el cambio se produce con cierto orden denominado por Heráclito como logos. El cambio se da al pasar de un opuesto al otro, los opuestos o contrarios se necesitan entre sí, se condicionan. Decimos que los contrarios se necesitan entre sí.

El desafío de Heráclito es comprender un mundo, una realidad, que está sometida a un cambio permanente y aprehender su proceso de desarrollo.

Parménide, quien piensa muy diferente a Heráclito, considera que no debemos guiarnos por lo que vemos , oímos o tocamos, es decir, por nuestros sentidos, sino que debemos considerar la cuestión del cambio solamente con el pensamiento, con la razón. Parménides tiene un principio racional como punto de partida que es: “Lo que es, es y lo que no es, no es” o “El ser es y el no ser no es”.

Bajo este principio Parménides llega a la conclusión de que el ser es eterno ya que nunca pudo haber pasado de no ser a ser y nunca podrá pasar de ser a no ser. De modo similar ve el cambio ya que al cambiar dejamos de ser y al dejar de ser pasamos a no ser lo cual también es imposible, de modo que el ser también es inmutable. Pero, ¿Cómo explica Parménides el cambio obvio de las cosas? pues Parménides dice que se trata de una ilusión de nuestros sentidos, que el problema hay que abordarlo con la razón.

Hubo un filósofo que salió en defensa de Parménides, Zenón de Elea, que afirmaba que el cambio de lugar, es imposible o , por lo menos, difícil de comprender. Decía que: un cuerpo en movimiento, no se mueve donde está - precisamente porque está en movimiento-, ni se mueve donde no está - porque sería contradictorio que se moviera

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