Colmillo Blanco

Colmillo es una entretenida novela que nos cuenta la amista entre un niño y un cachorro, con el cual viven muchas aventuras.

Con el paso del tiempo colmillo blanco fue creciendo y su maldad ya era mayor. Causaba disputas o escandalizaba a las mujeres porque les robaba la carne. Pero la gente del ahí no se tomaba la molestia de examinar las causas a las que se debía la conducta del animal, sino sólo veían los efectos, y los resultados que dejaba. Entonces las personas decían que no era más que un lobo inútil y que acabaría mal. Entonces la gente ya lo rechazaba y le aventaban objetos y colmillo blanco solo evitaba los golpes.

Cuando colmillo blanco peleaba con sus contrincantes no mostraba ningún aviso entonces era lo que lo hacía ser diferente de los perros, pero cuando atacaba el daño era mayor y eso utilizaba como arma mayor y aprendió a apreciarla. Este conocimiento especial fue transmitió como legado de generaciones de lobos cazadores. Con esto no había conseguido más que lastimar ya a varios perros.

Y un día cuando estaba en una pelea con uno de sus enemigos a la entrada del bosque al cual lo dejo sin vida lo cual causo un escándalo enorme. Alguien lo había visto y la noticia estaba ya en los oídos de todas las personas y lo peor al Castor Gris el dueño del perro quien tomo venganza.

Colmillo blanco ya era odiado por los hombres como por los perros, durante ese tiempo ya no podía gozar ni un momento de tranquilidad y ya le guardaba respeto a Castor Gris porque para él era un dios y lo obedecía colmillo ya se había vuelto más astuto, más destructivo y flexible que ellos; más flaco pero con más músculos y tendones de hierro que le presentaba más resistencia; más cruel, feroz e inteligente. Se vio obligado a adquirir todas esas cualidades, porque, de no ser así, no hubiera podido vivir en aquel medio hostil.

Tiempo después allá por otoño cuando los días se iban acortando y el frío de la helada invadía el aire, colmillo blanco halló la ocasión oportuna para lograr su liberta al darse cuenta Castor Gris lo buscaba gritando con su nombre.

Colmillo blanco se escondió y al escuchar esas voces le entro mucho miedo, y aunque su primer impulso fue salir de su escondite lo resistió y se quedo quieto, después de un rato las voces se alejaron hasta dejarse de oírse. Después salió, al fin para disfrutar la alegría del triunfo jugueteando por su libertad un rato después se percato e la soledad y sentía que alguien lo asechaba aparte ya tenía mucha hambre y recordaba los trozos de carne que solía robar o que le aventaban, tenía frio y no había nada más que amenazador silencio, que no alimentaba. El lobato sintió un estremecimiento de espanto. Algo colosal e informe avanzaban por el radio que su vista podía abarcar. Era la sombra de un árbol, proyectada hacia él por la luna, que acababa de aparecer, limpia de nubes.

Tranquilizado, gimoteó débilmente, pero pronto guardó silencio por temor de que sus lamentos pudieran atraer los males que temía. El se sentía tan solo que llego a desear que Castor Gris volviera a pegarle y hasta los ataques de los demás perros. Después de andar en el bosque ya estaba muy sucio, sus patas ensangrentadas y para peor de colmo empezaba a nevar. Después de caminar tanto tiempo encontró un rastro entre la nieve ruido de el campamento, se acerca y vio a la mujer de Castor Gris que se

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