Discurso Del Metodo

“El discurso del método”

Descartes comienza a hablar sobre el acto de juzgar, el dice que a lo que llamamos buen sentido o razón, es por naturaleza igual en todos los hombres y por lo tanto las diferentes opiniones no significa que unos sean más racionales que otros, si no que dirigimos nuestros pensamientos de por caminos distintos y no consideramos los mismos puntos. El planteaba que no bastaba del buen entendimiento si no aplicarlo bien. Para Descartes el ingenio es la suma de la agilidad mental, la imaginación y la memoria, pero todo esto necesita un buen método para bien dirigir la razón y buscar la verdad en las ciencias, para acrecentar progresivamente los conocimientos y situarlos lo más alto posible. Descartes sabía que podía errar en su método y el, con sencillez podía pensar que se engañaba y no sea cobre y vidrio lo que a él le parecía oro y diamantes. Siguiendo el rumbo de la humildad advirtió que su propósito de enseñar el método que él ha pensado no tiene por qué ser universal, sino que está pensado para sí mismo, para su uso personal, aunque pudiera ser que otras personas pudieran aprovecharlo el proponía que se mostrara como una historia o fábula. En continuación de este método la dedica a hacer un repaso por las diversas ciencias que ha estudiado, que en un principio apoya pero tan solo para seguidamente apuntar todos los fallos metodológicos La única que se salva es la matemática, ya que tiene un buen método a base de irrebatibles demostraciones, si bien, dice Descartes, no es de gran utilidad. Pero es en lo concerniente a la filosofía en lo que habremos de dudar más, pues es una de las ciencias menos objetivas y metodológicas de todas, dice Descartes: "considerando cuan diversas opiniones pueden darse relacionadas con una misma materia, sostenidas todas ellas por gente docta, cuando sólo una de ellas puede ser verdadera, estimaba como falso todo lo que no era más que verosímil. Descartes estimaba a la elocuencia y era un enamorado de la poesía. Por último se decide a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en sí mismo o en el gran libro del mundo, dedicando el resto de su juventud a viajar y coleccionar experiencias. Decía que aprendió a no creer con demasiada seguridad en las cosas de que solo el ejemplo y las costumbres le habían persuadido. Pero también que podía hacer reflexiones de ellas, para haber si podía sacar provecho de ellas. Habla de cuatro pasos: El primero, es no admitir alguna cosa como verdadera sin conocer evidencia de ella, Segundo: Dividir las dificultades; tercero: Conducir ordenadamente los pensamientos y por último, hacer revisiones generales. Reflejando una vez más su gran modestia, es la de que cada uno debe conducirse a sí mismo, no podemos ni debemos intentar conducir a los demás, cada uno debe buscar su propio camino.

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