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EL Hombre


Enviado por   •  13 de Octubre de 2011  •  1.188 Palabras (5 Páginas)  •  596 Visitas

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La gran pregunta de la antigüedad hasta nuestros días es acerca de la naturaleza del hombre, saber si tiene un alma inmortal y una facultad racional o no, determina una forma de vida, una manera de relacionarse con el mundo y con las divinidades. El hombre definido como un ser social, político o animal sin plumas pretende ser separado de los demás seres, a saber: los animales, las plantas, los ángeles, los dioses

Con base en las diferentes definiciones de su esencia, el hombre establece sus límites, su comportamiento, su manera de relacionarse con el mundo físico y el divino, acepta o rechaza responsabilidades, se vuelve un ser obediente o en un ser creador que construye las reglas de su vida.

Para Pico Della Mirándola en su “Discurso sobre la dignidad del hombre” la naturaleza humana es también la gran incógnita. Descubre que si el mundo esta regido por el acto y la potencia, el hombre ha sido despojado del acto y se le ha dejado en la potencia absoluta, el hombre es todo y nada, es la semilla de casi cualquier cosa, esa es su gracia siempre envidiada por los ángeles (o su condena). El hombre es para Pico un hombre sin esencia.“El hombre no tiene por sí y por nacimiento una figura propia, sí muchas ajenas y advenedizas;(…) el hombre, animal de naturaleza multiforme y mudadiza.”

Según Eugenio Trías (2) , Pico en su oración plantea una cosmovisión medieval casi sin distorsión, en donde al igual que en la República de Platón, cada cosa ocupa un lugar establecido en una jerarquía donde cada cosa está determinada, a excepción del hombre, quien resulta ser el ser inacabado en la “decoración” del mundo hecha por Dios. En ese universo armonioso y diseñado por el gran arquitecto aparece un “huésped” que lo distorsiona: el hombre. “Sin posesión, sin patrimonio, sin territorio, aparece como el paria de la creación, tiene todas las trazas del proletario”

Es el hombre el centro del mundo, un ente indefinido, sin oficio, sin puesto, sin faz, capaz de elegir su imagen y su empleo por su propia elección. Condenado a no ser terrestre ni celeste, ni mortal ni inmortal, libre para ser el escultor de su vida y forjarse su forma. El ser humano se muestra capaz de ser planta, bruto, un viviente celestial, un ángel o de hacerse uno con Dios. Es el hombre el gran camaleón de la creación, un camaleón doble: modifica su entorno y con él a si mismo.

El hombre no tiene identidad, la construye. “Propiamente no es. Propiamente nada tiene” El hombre no es ninguna cosa y por ello puede ser cualquiera.

Pero a Pico no le interesa que el hombre experimente toda la libertad que su no ser le otorga, el hombre debe evitar que se diga que estando en condiciones de conocer permaneció en calidad de burro. El hombre debe convertirse en “hijo del altísimo”. El verdadero fin será que se acerque a la divinidad para que cuente con la misma dignidad y gloria de los Serafines, Querubines y Tronos.

Es necesario para Pico que en nos coloquemos en medio de las grandes tradiciones del pasado, que sigamos el camino de la iluminación y la purificación, que nos dejemos llevar por la perfección de la gran cadena de maestros. Debemos rechazar la ignorancia y los vicios para que la filosofía pueda “derramar” con luz de conocimiento nuestra alma, siendo capaces de conocer las cosas divinas. La teología llama a los hombres inacabados diciéndoles: “Venid a mí los que os fatigasteis, venid y yo os aliviaré, venid a mí y yo os daré la paz que el mundo y

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