El Estado Y La Revolucion

Capitulo III: La experiencia de la comuna de París.

Durante la primer parte de este capitulo, Lenin hace una pequeña retrospectiva sobre todo lo que ha dicho Marx de la lucha armada popular, desde que él dice que no es la mejor forma de llevar la revolución hasta que ve el resultado que se tiene en la comuna de París. Asimismo en esta parte del capitulo, Lenin también habla de que ninguna revolución social que se hay llevado en esos años ha sido una verdadera revolución popular, porque han sido revoluciones dirigidas y llevadas acabo por las pequeñas burguesías y no por el grueso de la población, por proletariados y campesinos; también llama a la población a destruir la gran maquina “burocrático-militar del estado” que oprime, esclaviza y explota al grueso de la población.

La segunda parte del capitulo nos habla de lo que la masa del proletariado tiene que hacer cuando lograra derrocar a esta maquina del estado, y sin desvariar mucho en utopías, Marx habla de que el proletariado tiene que llegar al comunismo basándose en la idea que surge a partir de la comuna de París y para esto, él dice que lo que tiene que hacer la población para dar este paso la población tiene que desaparecer el ejercito institucionalizado para dar paso a un pueblo armado que lo sustituya, “Por tanto, la Comuna sustituye la máquina estatal destruida, aparentemente "sólo" por una democracia más completa: supresión del ejército permanente y completa elegibilidad y amovilidad de todos los funcionarios. Pero, en realidad, este "sólo" representa un cambio gigantesco de unas instituciones por otras de un tipo distinto por principio. Aquí estamos precisamente ante uno de esos casos de "transformación de la cantidad en calidad": la democracia, llevada a la práctica del modo más completo y consecuente que puede concebirse, se convierte de democracia burguesa en democracia proletaria, de un Estado (fuerza especial para la represión de una determinada clase) en algo que ya no es un Estado propiamente dicho.”.

En la tercer parte continua con esta línea de abolir instituciones, en este caso con el parlamentarismo que podría llegar a sustituir al estado, La Comuna sustituye el parlamentarismo venal y podrido de la sociedad burguesa por instituciones en las que la libertad de crítica y de examen no degenera en engaño, pues aquí los parlamentarios tienen que trabajar ellos mismos, tienen que ejecutar ellos mismos sus leyes, tienen que comprobar ellos mismos los resultados, tienen que responder directamente ante sus electores. Las instituciones representativas continúan, pero desaparece el parlamentarismo como sistema especial, como división del trabajo legislativo y ejecutivo, como situación privilegiada para los diputados.

A partir de la cuarta parte habla de lo que se tiene que hacer para tener una nueva organización de la

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