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El Politoco Y El Cientifico


Enviado por   •  29 de Agosto de 2013  •  2.537 Palabras (11 Páginas)  •  273 Visitas

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RESUMEN “EL POLITICO Y EL CIENTIFICO” DE MAX WEBER

¿Qué entendemos por política? El concepto es extraordinariamente amplio y abarca cualquier género de actividad directiva autónoma. Por política entenderemos solamente la dirección o influencia sobre la dirección de una asociación política, es decir, en nuestro tiempo un Estado.

Dicho Estado solo es definible sociológicamente por referencia a un medio específico que él, como toda asociación política, posee: la violencia física. Todo estado está fundado en la violencia. Hoy, por el contrario tendremos que decir que Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un territorio determinado, reclama para sí el monopolio de la violencia física legítima. Lo específico de nuestro tiempo es que a todas las demás asociaciones e individuos solo se les concede el derecho a la violencia física legítima en la medida que el Estado lo permite. Política significara pues, para nosotros, la aspiración a participar en el poder o a influir en la distribucion del poder entre los distintos Estados o, dentro de un mismo Estado, entre los distintos tipos de hombres que lo componen.

El Estado es una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia legítima. Para subsistir necesita, por tanto, que los dominados ataquen la autoridad que pretenden tener quienes en ese momento dominan.

Existen tres tipos de justificaciones internas, de fundamentos de la legitimidad de una dominación:

1.-La legitimidad del eterno ayer; el respeto a la costumbre

2.- La autoridad de la gracia de la gracia personal; el carisma

3.- La legalidad, la creencia en la validez de preceptos legales y en la competencia objetiva fundada sobre normas racionalmente creadas, es decir, la obediencia a las obligaciones legalmente establecidas

Las ideas de la legitimidad y su fundamentación interne son de suma importancia para la estructura de la dominación.

Toda empresa de dominación que requiera una administración continuada necesita, de una parte, la orientación de la actividad humana hacia la obediencia a aquellos señores que se pretenden portadores del poder legítimo, de la otra el poder de disposición.

En el Estado moderno se realiza, pues, al máximo la separación entre el cuadro administrativo y los medios materiales de administración. El estado moderno es una asociación de dominación con carácter institucional.

Políticos ocasionales, lo somos todos cuando depositamos nuestro voto, aplaudimos o protestamos en una reunión política. Políticos semiprofesionales, son hoy todos esos delegados y directivos de asociaciones políticas que por lo general desempeñan estas actividades sin vivir principalmente de ellas .

Hay dos formas de hacer de la política una profesión. Se vive para la política o se vive de la política.

La política puede ser honoraria, y entonces estará regida por personas que llamaríamos independientes, es decir, ricas y sobre todo rentistas; pero si la dirección política es accesible a personas carentes de patrimonio, estas han de ser remuneradas.

Con el incremento en el número de cargos a consecuencia de la burocratización general y la creciente apetencia de ellos como un modo específico de asegurarse el porvenir, los partidos cada vez más, son vistos por sus seguidores como un medio para lograr el fin de procurarse un cargo.

A esta tendencia se opone, sin embargo, la evolución del funcionario moderno que se va convirtiendo en un conjunto de trabajadores intelectuales altamente especializados mediante una larga preparación y con un honor estamental muy desarrollado, cuyo valor supremo es la integridad.

Simultáneamente con el ascenso del funcionariado profesional se opera también, aunque de modo menos perceptible, la evolución de los políticos dirigentes. La necesidad de confiar la dirección formalmente unificada de toda la política, incluida la interna, a un solo estadista dirigente apareció, de manera definitiva e imperiosa, con la evolución constitucional.

La figura típica del político profesional ha cambiado con el tiempo y se nos presenta hoy además bajo muy distintos aspectos.

En la primera capa los clérigos llamados de distintas formas en diferentes partes y épocas del mundo. Una segunda capa era la de los literarios con formación humanista.

La tercera etapa fue la nobleza cortesana. Una vez que consiguieron desposeer a la nobleza de su poder político estamental, los príncipes la atrajeron a la corte y la emplearon en el servicio político y diplomático. La cuarta categoría está constituida por una figura específicamente inglesa: un patriciado que agrupa tanto a la pequeña nobleza como a los rentistas de las ciudades y que es conocida técnicamente por el nombre de gentry. Una quinta capa, propia sobre todo del continente europeo y de decisiva importancia para su estructura política fue la de los juristas universitarios. En nada se manifiesta con mayor claridad la poderosa influencia del derecho romano.

La importancia de los abogados en la política occidental desde que se constituyeron los partidos no es casual. La función del abogado es la de dirigir con eficacia un asunto que los interesados le confían. La política actual se hace, cada vez más, de cara al público y, en consecuencia, utiliza como medio la palabra hablada y escrita.

Desde la aparición del Estado constitucional y más completamente desde la instauración de la democracia, el demagogo es la figura típica del jefe político en occidente.

La demagogia moderna se sirva también del discurso, pero aunque utiliza el discurso en cantidades aterradoras (basta pensar en la cantidad de discursos electorales que ha de pronunciar cualquier candidato moderno), su instrumento permanente es la palabra impresa. El publicista político, y sobre todo el periodista, son los representantes más notables de la figura del demagogo en la actualidad. Mientras que el periodista como tipo de político profesional tiene ya un pasado apreciable la figura del funcionario de partido se ha desarrollado solamente en los últimos decenios. Solo el periodista es político profesional y solo la empresa periodística es, en general, una empresa política permanente.

¿Qué cualidades son las que cuentan para la elección del caudillo? Aparte de las cualidades de la voluntad, decisivas para todo en este mundo, lo que más cuenta es el poder del discurso demagógico, desde que se dirigía la inteligencia con un especialista en la aparente sobriedad de dejar

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