El Principe
alepacheco3 de Junio de 2013
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“No hay que atacar al poder si no tienes la seguridad de destruirlo”
(Nicolás Maquiavelo)
Nicolás Maquiavelo nació y murió en Florencia. Hijo de una familia de abolengo pero escasos recursos económicos, siguió el oficio de su padre, estudió jurisprudencia y a los 25 años logró ocupar un puesto en el gobierno florentino como secretario de la República De Los Diez, tenia grandes ambiciones, sustentadas en su vasta cultura (lector insaciable) y en su talento extraordinario para comprender los más sutiles asuntos de estado.
El mérito fundamental de Maquiavelo consistió en su habilidad para estructurar una teoría política con base en las experiencias cotidianas, al margen de toda concepción idealista. El príncipe, su obra maestra, ha tenido una trascendencia universal por constituir un verdadero manual para el ejercicio del poder.
El poder ha seducido a los hombres desde los tiempos más remotos, pero nadie se había aproximado a su naturaleza en forma tan realista y desnuda como Nicolás Maquiavelo.
Italia se introduce en la política global, y trata de recuperar la tradición y lograr un desarrollo político, cultual y económico; éste es el contexto donde sitúa la obra.
La mejor ofrenda que, según Maquiavelo, se puede ofrecer es el conocimiento, así, uno aprenderá en horas lo que el otro aprendió en años. Y es lo que Maquiavelo le ofrece a Lorenzo de Medici (El magnifico), siendo esta la manera en que se comienza la obra.
Hablando de los principados (dominios que han tenido o tienen soberanía), afirma que es más fácil conservar aquellos que son hereditarios, al solo conservar una costumbre, que aquellos que son nuevos, pues te enfrentas a bastantes cambios, y a pesar del que cambio es bueno, las decisiones no son fáciles ni sencillas de tomar.
Existen pues, dos tipos de príncipes que gobiernan: aquellos que son elegidos por sus propios siervos, quienes le ayudaran a gobernar; y aquellos asistidos por nobles, quienes por la antigüedad de su linaje están en la posición que están.
Así mismo, encontramos tres formas de controlar y conservar un principado, que antes de ser príncipe del mismo, estaba acostumbrado a la libertad y a la regulación por sus propias leyes; el primero es destruirlo, el segundo es radicarse en el, y el tercero dejarlo regir por sus leyes, haciendo que paguen un tributo, haciéndose gobernar por sus propios ciudadanos y no reparando en medios para conservarlo.
De la misma manera, contamos con tres formas para adquirir un principado: con armas propias y talento personal, que se adquiere con dificultades, pero se conservan sin sobresaltos; los que se adquieren con armas y fortuna de otros, con mucha facilidad para conseguirlo pero mucha dificultad para conservarlo; y adquiriéndolos teniendo por medio el crimen o bien elegido por los conciudadanos, estos príncipes podrán alcanzar el dominio pero nunca la gloria.
Entre otros temas, hace referencia a: ¿Qué es mejor: ser amado o temido?... donde Maquiavelo declara que un príncipe debe desear ser tenido por clemente que por cruel pero que es mas seguro ser temido que amado, debe apoyarse en lo suyo y no en lo ajeno, tratando siempre de evitar el odio. Un príncipe debe procurar no enfadar a los nobles y, a la vez, tener satisfecho y contento al pueblo.
Maquiavelo, resalta la diferencia entre tirano y príncipe, considerando tirano al que gobierna en beneficio propio y príncipe el que lo hace buscando los intereses del estado y de la colectividad. Por eso aconseja la violencia, la crueldad, etc., pero solo cuando sean necesarias y en la medida en la que sean necesarias.
Los problemas que afronta Maquiavelo no son problemas abstractos sino problemas unidos a la solución de una situación política concreta. Lo que hace que el Estado, sea la única fuerza sobre la
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