“El matrimonio es un trabajo de orfebrería que se hace todos los días a lo largo de la vida
Doralba Agudelo OssaInforme3 de Febrero de 2016
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Hoy en día existe un temor a tomar decisiones definitivas como es el matrimonio, pues se considera imposible mantener vivo el amor a través de los años. Sobre este tema ha hablado el Papa Francisco, quien invita a no dejarnos vencer por la “cultura de lo provisional” pues el amor que funda una familia tiene que ser “un amor para siempre”.
Qué entendemos por “amor”
Con la sabiduría y simplicidad que lo caracterizan, el Papa Francisco inicia con una importante aclaración sobre el verdadero significado del amor, pues ante el temor del “para siempre”, lleva a muchos a decir: “Estamos juntos hasta que nos dure el amor...”. Por lo tanto cuestiona diciendo:
“¿Qué entendemos por "amor"? ¿Solo un sentimiento, una condición psicofísica? Ciertamente, si es así, no se puede construir encima nada sólido. Pero si el amor es una relación, entonces es una realidad que crece y también podemos decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se edifica en compañía, ¡no solos!. No querréis construirla sobre la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios”.
“El matrimonio es un trabajo de orfebrería que se hace todos los días a lo largo de la vida. El marido hace madurar a la esposa como mujer, y la esposa hace madurar al marido como hombre. Los dos crecen en humanidad, y esta es la principal herencia que pasan a los hijos.” Añade.
Tres palabras en las que se debe basar un matrimonio
El Papa aclara que el “para siempre” no es sólo cuestión de duración. “Un matrimonio no se realiza sólo si dura, es importante su calidad. Estar juntos y saberse amar para siempre, es el desafío de los esposos.”
Y habla sobre la convivencia matrimonial: “La convivencia es un arte, un camino paciente, hermoso y fascinante... que tiene unas reglas que se pueden resumir en tres palabras: ¿Puedo?, gracias, perdona.
¿Puedo?. Es la petición amable de entrar en la vida de algún otro con respeto y atención. El verdadero amor no se impone con dureza y agresividad. Y hoy, en nuestras familias, en nuestro mundo, a menudo violento y arrogante, hace falta mucha cortesía.
Gracias. No es sólo una palabra amable para usar con los extraños, para ser educados. Es necesario saber decir gracias para continuar adelante juntos.
Perdona. En la vida cometemos muchos errores, nos equivocamos tantas veces. Todos. De ahí la necesidad de utilizar esta palabra tan sencilla: “perdona”. En general, cada uno de nosotros está dispuesto a acusar al otro para justificarse. Es un instinto que está en el origen de tantos desastres. Si aprendemos a pedir perdón y perdonar a los demás, el matrimonio durará, saldrá adelante.”
Finalmente, el Papa expresa con una chispa de buen humor: “Todos sabemos que no existe la familia perfecta, como tampoco existe el marido perfecto ni la mujer perfecta. Ni hablemos de la suegra perfecta…”.
"Permiso, ¿puedo?, es el pedido gentil de entrar en la vida de otro con prudencia y respeto. ¿Te parece hacer esto, quieres?... saber entrar con cortesía en la vida del otro. A veces en cambio se usan modos rudos. El amor verdadero no se impone con fiereza y agresividad. Como decía San Francisco de Asís, la cortesía es una de las propiedades de Dios, es hermana de la caridad. La cortesía conserva el amor. En nuestro mundo, frecuentemente arrogante, hace falta mucha cortesía".
"Gracias, se lo enseñamos a los niños pero luego olvidamos esa palabra. La gratitud es una flor que crece en tierra noble, es necesario nobleza de alma para que crezca esta flor. En la vida matrimonial es importante mantener viva la conciencia de que la otra persona es un don de Dios y a los dones de Dios se los agradece".
"Perdón, porque todos cometemos errores, equivocaciones, que levante la mano el que nunca se equivocó... -desafió el Papa. El más justo peca 7 veces al día, dice la Biblia. Cuando Dios interpeló a Adán, este le echó la culpa a Eva en vez de reconocer su error. Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir perdón. Perdón si te alcé la voz, si no te saludé, si estuve muy callado o si hablé de más sin escuchar, perdón porque estaba enojado y me la agarré con vos. Así crece una familia cristiana. No existe la familia perfecta, ni el marido ni la mujer perfectos, ni hablar de la suegra perfecta", agregó desatando las risas del público.
"No hay que terminar nunca el día sin pedir perdón, sin que la paz vuelva a nuestra familia", insistió, como ya lo ha hecho en otros encuentros referidos a la familia. "Es habitual discutir entre esposos, quizá voló un plato, pero no hay que terminar el día sin hacer las paces. Es un secreto para conservar el amor".
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