Ensayo filosófico entre el ser y el pensar

Ensayo filosófico entre el ser y el pensar    

Hablar del sentido de la vida, lo que somos y lo que pensamos amerita un rico café y una amena compañía, en el mundo, en la naturaleza es donde se encuentra objetivamente el sentido del ser y del pensar humano incluso Platón, pese a su idealismo, consideraba que las ideas eran entidades reales, existentes, dadas a la inteligencia humana que fuese capaz de trascender el mundo aparente de nuestros sentidos.

Los seres humanos nos dejamos llevar por las percepciones, si percibimos que algo puede ser beneficioso para nosotros nos esforzaremos por obtenerlo, claro está con la venia de dios porque dentro de todo el conocimiento científico que el hombre ha adquirido a lo largo de los siglos, aún témenos en nuestras raíces un mundo sobre- natural o sobre físico ya que necesitamos en que creer, dijera uno de los principios básicos del derecho “todo lo no prohibido está permitido” pero también es cierto que la parte divida, da la coercibilidad que los individuos necesitamos para llevar una vida correcta, con valores, los modelos de comportamiento son las claves para comprender nuestro lugar en el mundo de acuerdo a la realidad, con independencia de nuestra voluntad o de nuestros deseos, para encontrar nuestra misión en la vida.

Por otro lado, el “bien” sería el sentido en cuanto origen de todo ente, el bien es lo que hace posible el mismo existir y la posibilidad de la existencia de las propias esencias.

         El sentido de la vida humana sería más complicado por cuanto nuestra esencia contiene la posibilidad de conocer las ideas, por tanto, es el conocimiento de las ideas lo que posibilita el ejercicio del bien vivir o como filosóficamente se conoce, el bien ético.

Los seres humanos a menudo pensamos en el ser y la nada, hace un tiempo leí un libro que se llamaba NADA de Janne Teller, al inicio de la lectura recuerdo un párrafo que decía así: Nada importa hace mucho que lo se… Pero en realidad todo importa, desde lo que sentimos, lo que pensamos, la coherencia con que hablamos y vivimos, todo importa, los detalles, las amistades, la preparación académica y todo ¿para qué? Si al final nuestro destino es la muerte.

No estoy siendo fatalista en lo absoluto, el punto al que quiero llegar con el párrafo anterior es que la nada no se puede entender, la nada puede angustiar, anodadar, agobiar, molestar: ese es el efecto que padecemos al entrar en contacto con la nada, pero el ser es único y hermoso al igual que su pensamiento diverso, sus acciones continuas que lo hacen diferenciarse del resto de millones de personas que habitamos este planeta.

El ser y el pensamiento van de la mano como el fuego y el calor, somos sustancia verdadera como ente real, una esencia misma del universo con características y elementos que nos permiten tener un libre albedrío y es aquí donde se agradece a la creación por tan maravilloso regalo, entre el ser y el pensar esta el libre albedrío que se traduce en nuestra capacidad de decidir. Con esto último finalizo este ensayo como psicólogos vamos aprendiendo en este camino de la psique que cada persona es el cumulo de sus decisiones.

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