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Eupalinos


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  3.123 Palabras (13 Páginas)  •  321 Visitas

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INTRODUCCIÓN.

"La conversación de Sócrates y Fedro tiene lugar un día de verano en que los dos amigos, sentados sobre la espesa hierba, refrescándose los pies en el arroyo Ilysus, bajo el cielo de Ática, escuchan el canto de las cigarras y de las ninfas; en este cuadro que irradia placidez y armonía y en el que el autor ha reunido todos los encantos de la naturaleza, deja oír su voz aquel que poseía a un mismo tiempo, el amor de la ciencia y la ciencia del amor. En el diálogo de Paul Valéry, Sócrates y Fedro están muertos, departen a la orilla del Ilysus y el joven Fedro reclama a su maestro no haber sido arquitecto, sustentándose sus argumentos en referencia a lo que decía Sócrates: ¿No has observado, al pasearte por esta ciudad, que entre los edificios que la componen, algunos son mudos, los otros hablan y otros en fin, los más raros, cantan? No es su destino, ni siquiera su forma general lo que los anima o lo que los reduce al silencio. Eso depende del talento de su constructor, o bien del favor de las Musas."

SÍNTESIS.

Sócrates y Fedro se encuentran inertes a la orilla del río Ilusus, adonde se desencadena una interesante conversación llena de preguntas y respuestas, enigmas y verdades. Filosofando sobre la vida y sus virtudes traen al recuerdo aquellos pensamientos difusos mencionando frases como “Los vivos tienen un cuerpo que les permite abandonar la sabiduría y regresar a ella”. Aunado a sus recuerdos Fedro hace alusión a aquel sabio arquitecto, Eupalinos, quien construyó el templo a Megara y se contaba de sus delicadezas ordenadas durante la construcción que eran insignificantes comparadas a las que consideraba al elaborar las emociones y la vibración del alma del futuro contemplador de su obra, tal eran sus expectativas que afirmaba:

“Es indispensable que mi templo conmueva a los hombres,

como los conmueve el ser amado”.

Eupalinos afirma que perfección, es el modo en el que cuerpo y mente pueden trabajar para la obra arquitectónica.

Posteriormente Fedro le explica a su maestro algo muy interesante, sobre los edificios mudos, los que hablan y aun los más extraños que cantan. Expresándole que no es su destino lo que los anima o los hace estar inactivos, eso depende del talento de su constructor y su inspiración; esto Eupalinos lo ejemplifica con “las mansiones de la justicia” cuya piedra debe hablar y declarar “gravemente lo que encierra” así como “el rigor y la equidad de las leyes”.

Algunas construcciones cuando se mezclan con la naturaleza producen una belleza particular como la que se admira en ciertas construcciones de los puertos, son edificios que sin duda hablan pero que nos son obra un solo individuo:

“…imagina, fuertemente lo que sería un mortal, suficientemente puro,

razonable, sutil y tenaz, poderosamente armado por Minerva para meditar al

extremo de su ser, y por ese extraño acercamiento de las formas visibles

con las efímeras ligas de sonidos sucesivos ¡piensa hasta que origen íntimo

y universal se adelantaría! …”

Finalmente la enseñanza nos lleva a comprender que no solamente contemplamos la arquitectura, sino que vivimos en ella, estamos, nos movemos y la experimentamos a través de nuestros sentidos. Y nos encontramos dominados por las proporciones establecidas por el hombre.

Muchas veces la gente sabia y mejor inspirada quiere dar a sus pensamientos una armonía y una duración que los defienda de las alteraciones del olvido. Cosa que Sócrates y Eupalinos se preocuparon por tener en cuenta, cada quien en su arte.

Eupalinos también nos habla sobre los edificios que son mudos (incapaces de transmitir, emociones, energía y están muertos), los que hablan y los más extraños son los que cantan (poseídos de vida, conocimiento y euforia), a mi parecer un verdadero arquitecto es aquel que tiene la capacidad de hacer cantar a sus obras; es por eso que se menciona la relación que existe entre la música y la arquitectura ya que son dos artes de las que te puedes desprender y posteriormente te invitan a regresar, dos artes que encierran al hombre en sí mismo y que deben por medio de números, crear en nosotros esa potencia escondida; mientras que las notas musicales se organizan para generar música, las figuras geométricas en su conjunto nos generan formas. Concluyendo en combinaciones abstractas de gran complejidad que resulta difícil poder comprenderlas.

“Hay por lo menos dos artes que encierran al hombre en el hombre, o

mejor, que encierran al ser en su obra y al alma en sus actos”.

“Cada una ocupa la totalidad de su sentido… y cada una de ellas llena

nuestro conocimiento y nuestro espacio, de verdades artificiales y de objetos

esencialmente humanos”.

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