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FILOSOFIA MEDIEVAL


Enviado por   •  28 de Junio de 2012  •  1.642 Palabras (7 Páginas)  •  687 Visitas

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La filosofía medieval es considerada como el conjunto de sistemas, teorías y doctrinas, que dentro del amplio espectro de la filosofía, fueron formuladas en la época de la Edad Media en Europa y el Oriente Medio. Según la historia, la Edad Media se extendería desde la caída del Imperio Romano (siglo V) y en 1492 con el descubrimiento de América (Siglo XV). Distinto de lo ocurrido con la filosofía griega, la cual había centrado su reflexión en torno a la determinación del Universo, del objeto, del hombre, la filosofía medieval centrará su interés en Dios. La filosofía griega había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre.

Durante la Edad Media la filosofía bebió del cristianismo, por el que explicaba la existencia y los fenómenos del mundo que les rodeaba. La Verdad era buscada en la Biblia, libro de máxima sabiduría junto a Los Evangelios, según los cuales Dios creó el mundo y a todas las personas. El cristianismo se convertirá, además de en una religión, en una solución para dilucidar las cuestiones más comunes en la época. Los problemas fundamentales discutidos durante este periodo fueron la relación entre la fe y la razón, la naturaleza y existencia de Dios, los límites del conocimiento y la libertad en el hombre, la naturaleza de los universales y la individuación de las sustancias divisibles e indivisibles.

La sociedad feudal era esencialmente agrícola. La gran mayoría de la población estaba formada por campesinos, dedicados a la agricultura y la ganadería, que pagaban rentas a los señores, quienes tenia cierto derechos que les permitirían usufructuar el trabajo de los campesino, por ejemplo, los campesino están obligados a trabajar en las tierras de los señores por varios años, están obligados a entregarles a los señores una parte de lo que producían sus mansos, entre otros derechos.

La sociedad estaba dividida en estamentos: en la base encontramos a los campesinos, libres o siervos, quienes suponían la inmensa mayoría de la población; en el escalafón intermedio se encuentran los militares y los nobles, laicos o eclesiásticos. No todos tenían la misma categoría sino que el status dentro de estos dos grupos variaba. Acabamos en la cúspide con la realeza, es decir, el rey y su familia.

El pertenecer a uno u otro grupo estaba marcado por el nacimiento, no pudiendo pasar de uno a otro dado el carácter blindado de los estamentos. Cada uno cumplía una función, siendo importantes todas ellas ya que dependían unos de otros mediante un intrincado sistema de lazos llamado sistemas de dependencia o vasallaje, donde los campesinos juraban fidelidad o vasallaje a los señores quienes, a cambio del trabajo en sus tierras y parte de la cosecha, les proporcionaban protección.

Los señores y los militares, a su vez, juran fidelidad al rey, asegurando su apoyo y fuerzas en tiempos de guerra. El rey, agradecido, entregaba unas tierras o feudos a los nobles a modo vitalicio y hereditario, pasando a ser dirigidas y gobernadas por ellos desde sus castillos o fortalezas.

A partir del siglo XI se produjo un importante desarrollo urbano, gracias, entre otras cosas, a la expansión agraria y al desarrollo del comercio. Progresivamente el modelo fue dirigiéndose hacia una sociedad urbana donde la burguesía fue delimitando su espacio. Crearon un sistema político y organizativo muy distinto al practicado en el campo, tomando ellos el mando en las urbes.

Ambos modelos, el rural y el urbano -o feudal-, así como su forma de organización social o económica, no fueron incompatibles sino que convivieron durante todo el Medievo. La mayoría de la población continuó viviendo en el campo, siendo la población de las ciudades una minoría y por lo tanto las ventajas que en ella se encontraban -como por ejemplo mayor libertad o mayores ingresos- fueron disfrutadas por una minoría.

En cuanto a lo religioso, a lo largo de los primeros siglos de la era, la progresiva expansión del cristianismo se iba provocando la aparición de nuevos modelos de felicidad o "salvación individual", que se encontraban rivalizados con los modelos filosóficos. En la Edad Media, el saber filosófico tiene como fundamento al dogma, la verdad revelada por la fe. Frente a la inicial oposición hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres defensores cristianos, sus continuadores encontrarían en la filosofía, un instrumento útil, no sólo para batallar con otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Brota de ahí una agrupación entre la filosofía y el cristianismo, que situará las bases de la futura filosofía medieval, entre los judíos, los cristianos y los musulmanes. El tema principal de reflexión será la divinidad, quedando sometida la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, al conocimiento que se pueda adquirir de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, se trata de entablar un diálogo con la razón. Esta filosofía medieval se encontraba dividida en dos etapas: La Patrística

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