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FUENTES HISTÓRICAS SOBRE SÓCRATES


Enviado por   •  10 de Abril de 2014  •  Ensayos  •  3.500 Palabras (14 Páginas)  •  255 Visitas

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FUENTES HISTÓRICAS SOBRE SÓCRATES

POETAS CÓMICOS

Aunque, muy posiblemente, el Sócrates presente en las obras de los Poetas cómicos, ofrece rasgos deformados y caricaturescos, ello no quiere decir que tengamos que rechazar el testimonio ofrecido por estas fuentes. Y es que no deberíamos olvidar lo siguiente:

No solamente aparece Sócrates como personaje caricaturizado en las obras de los cómicos del siglo V, sino en otros autores como, por ejemplo, Eurípides. Pues bien, todos aceptan que los rasgos de Eurípides son esencialmente históricos. ¿Por qué con Sócrates debería suceder otra cosa?

Las comedias son los testimonios más antiguos y directos que tenemos sobre la figura de Sócrates. En este contexto, el público, muy posiblemente, aceptaría la deformación cómica del personaje pero más difícil sería que aceptase la falsificación de una persona todavía viva y andando por las calles de Atenas. Curiosamente, sería más fácil, posiblemente, ocultar rasgos verdaderos del personaje en épocas posteriores, que en los tiempos en que los poetas cómicas hablaban, en sus obras, de un Sócrates todavía vivo. Por ejemplo, Sócrates tendría unos 45 años en la época de la publicación de las Nubes de Aristófanes. Por su parte, cuando, Platón escribe los primeros diálogos sobre su maestro, éste ya hacía unos años que había muerto.

Las obras de los Poetas Cómicos en donde Sócrates aparece son:

Las Nubes de Aristófanes.

Obras de los poetas Ameipsias y Eupolis.

LAS NUBES

Es casi la única fuente histórica que la comedia nos ofrece sobre Sócrates. Escrita por Aristófanes hacia el año 423 a.d. Cristo y presentada en el Concurso de la Leneas de ese mismo año, para competir con las obras de Ameipsias, Konnon y de Cratino La Botella. Ganaría Cratino y las Nubes quedarían en el tercer lugar.

Los Rasgos Socráticos presentes en las Nubes de Aristófanes son:

Sócrates es el exponente fiel en Atenas de las ideas de la ciencia jónica y del pensar de los sofistas, sobre todo en lo que se refiere a cuestiones de tipo gramatical, como las tratadas por Pródicos de Ceos en relación con las sinonimias.

Sócrates es un innovador pedagógico que produce hombres corrompidos, malos ciudadanos y malos soldados.

VALORACIÓN DE LAS OPINIONES DE ARISTOFANES SOBRE SÓCRATES

Sin duda ninguna que los rasgos presentes en el Sócrates de la época de las Nubes son auténticos. Ello quiere decir que es seguro que Sócrates debió recibir con interés e, incluso, con cierto entusiasmo el nuevo saber que, procedente de la Jonia, penetraba en Atenas. Lo mismo, podemos decir en relación con los Sofistas.

Por lo tanto, las preocupaciones de Sócrates por los temas de la Filosofía Natural y por ciertas cuestiones tratadas por las Sofística, son absolutamente verosímiles. El problema se presente a la hora de saber separar lo auténticamente socrático (aún en esa época) de la auténticamente jónico o sofista.

También es seguro que Sócrates debió de cuestionar muchas de las formas tradicionales de educación de los jóvenes atenienses, todavía demasiado prisioneros de la interpretación literal de los poetas mitológicos.

Ahora bien, lo que es falso (y posiblemente mal-intencionado) es la atribución que Aristófanes hace a Sócrates de ser el creador de tales ideas, así como identificarlo con los innovadores que llegaban desde fuera a una Atenas optimista y orgullosa, en esos momentos, de su poder dentro de Grecia.

Sócrates manifestó, sin duda alguna, interés ante las nuevas ideas y, únicamente más tarde, se dio cuenta del peligro que podían representar para la evolución del individuo y la ciudad atenienses. En esos momentos, se produce una ruptura y aparece el Sócrates que Platón idealizará, ocultando, por ello, muchos de los rasgos socráticos de esta época.

CIENCIA JÓNICA y RUPTURA EN SÓCRATES

Las relaciones de Sócrates con la ciencia jónica así como las razones de la ruptura y su conversión nos la cuenta Platón en Fedón, poniéndola precisamente en boca de un Sócrates moribundo:

«Yo -dice-, de joven codiciaba esa especie de sabiduría que es la ciencia natural. A mí me parecía lo más deseable conocer las causas de todo, por qué nace, es y perece, si pensamos con la sangre o con el aire o el fuego, si es el cerebro con lo que percibimos las sensaciones, por qué crecemos, y cosas por el estilo. Pero una vez oí leer en un libro de Anaxágoras que es el nus la causa y ordenador de todo, y creía haber hallado en este Anaxágoras mi mejor maestro, quien podría decirme primero si la tierra es plana y redonda, y después la causa y lo que es mejor, y por qué es así y no de otra manera lo mejor.

Y en mi gran interés por saber lo bueno y lo malo leí todos los libros que pude de este Anaxágoras. Y entonces descubrí que este hombre no sacaba partido de su descubrimiento del nus, y se conformaba con presentar como causas las cosas más vulgares, los aires, los éteres, las aguas y otras cosas absurdas. Pues lo que este hombre hace, después de hablar del nus o mente mía, es limitarse a explicarme que estoy aquí sentado precisamente porque tengo un cuerpo, que está formado de huesos y nervios, y los huesos son sólidos y tienen articulaciones unos con otros, mientras que los nervios pueden estirarse y aflojarse. Pero yo siento que hay otra cosa, gracias a la cual he decidido estar aquí sentado con mis huesos y mis nervios, sin haber trasladado los huesos y nervios a Mégara o a Beocia, que es lo que me convendría, si no me retuviera la consideración de lo justo. Esto es lo que me manda permanecer aquí.

Los sabios físicos descubren que el aire en remolino puede ser más firme sostén del mundo que el mismo Atlas, pero no se ocupan del bien y del deber. De esta investigación si que hubiera sido yo discípulo; pero como nadie me la enseñaba, entonces comprendí mi «segunda navegación» en busca del fundamento y explicación del bien»

OBRAS DE AMEIPSIAS Y EUPOLIS

En estos poetas cómicos, Sócrates es presentado como un personaje extravagante y, la mayoría de las veces, ridículo antes los ojos del vulgo.

Evidentemente,

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