Felicidad Aristotélica
Enviado por Manuel Galicien • 7 de Septiembre de 2015 • Apuntes • 407 Palabras (2 Páginas) • 222 Visitas
LA FELICIDAD ARISTOTÉLICA
(DE LAS CAUSAS DE LA FELICIDAD)
Héctor Chiñas
Grupo 501
La comprensión de la felicidad es uno de los elementos a tratar a la hora de comprender lo que somos y lo que debemos ser. Aristóteles trata de ello en los primeros capítulos del libro Ética Eudemia, donde menciona las causas de ella.
Aristóteles, para comenzar, desarrolló una filosofía realista, diferente a la de Platón; veía en los objetos potencia y acto, que es el proceso de eterno cambio; el alma es la vida en potencia, que se concreta en el ζῷον, en el ser; y existen tres cualidades del alma: la nutritiva, la motriz y la sensible, poseyendo esta última un intelecto pasivo y un intelecto activo, siendo el último propio del hombre, su esencia, y lo que hace de él la conexión más cercana del mundo con el primer motor, con Dios.
En el trabajo de Aristóteles, encontramos que éste relaciona directamente la felicidad con la virtud. Primero que nada, Aristóteles establece, parafraseando a Anaxágoras, que la vida humana solo tiene sentido al poseer una gran aspiración, un objetivo a cumplir. Esta aspiración posiblemente sea la virtud, como decía Sócrates; la virtud es la mayor aspiración en la vida.
Es preciso mencionar que el estagirita atribuye la felicidad al resultado de las acciones concretas del hombre, y desecha la idea de que sea algo ajeno a nuestra voluntad.[1]
La virtud es un ejercicio de orden racional, no puede atribuirse a pasiones ni emociones, sino únicamente a la razón. Por lo que, de igual forma, la virtud responde a acciones deliberadas y libres.[2] De esta forma, vemos que, si, según Sócrates, la virtud es la máxima aspiración en la vida, entonces la felicidad, la existencia dichosa y bella, es necesariamente producto de la virtud.
¿De qué manera ocurre esto? Aristóteles establece los tres aspectos fundamentales de la vida humana: el placer, la virtud y la prudencia.[3] El filósofo plantea que la virtud responde a un justo medio.[4] Si tomamos que la virtud, luego entonces, puede ser la práctica de la prudencia y el goce del placer, resultaría mejor habar de una complementación equitativa de ambos aspecto para alcanzar la virtud.
A final de cuentas, la felicidad es el producto de nuestras acciones, esas las que satisfaces nuestras aspiraciones dentro del marco del vivir bien, con lo que nos hacemos plenos.
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