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Gabriel Marcel

rickyran8811 de Diciembre de 2012

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Gabriel Marcel

Nació en París, 7 de diciembre de 1889, fue un dramaturgo y filósofo francés, Marcel distinguió la reflexión primaria, que tiene que ver con los objetos y las abstracciones. Esta reflexión alcanza su forma más elevada en la ciencia y la tecnología.

La reflexión secundaria usada por él como método se ocupa de aquellos aspectos de la existencia humana, como el cuerpo y la situación de cada persona, en los que se participa de forma tan completa que el individuo no puede abstraerse de los mismos. La reflexión secundaria contempla los misterios y proporciona una especie de verdad (filosófica, moral y religiosa) que no puede ser verificada mediante procedimientos científicos, pero que es confirmada mientras ilumina la vida de cada uno. Gabriel Marcel señala, que la única manera de aprehender el ser tiene que ser por un conocimiento intransmisible, es decir, a través de la realidad, vida real. El eterno dilema de la ciencia contra la religión, en mi opinión la tanto la ciencia como la religión, deben de caminar juntas para la búsqueda de la verdad.

La dinámica de la búsqueda del ser. Según Marcel, la “exigencia ontológica” no es un deseo efímero, ni tampoco una afirmación voluntarista que otorga realidad a las cosas. Es más bien un empuje interior, profundamente radicado en el hombre, o bien, igualmente, una especie de apelación. En otras palabras, el hombre experimenta la exigencia ontológica, no la produce.

Marcel considera que las formas típicas de pensar en la sociedad actual han impuesto un freno decisivo a este tipo de exigencia, cuando la vida se reduce al “tener”, en vez del “ser”: cuando el hombre busca con ahínco la diversión (el divertimiento). Aun así, la “exigencia ontológica” no desaparece del todo; se experimenta siempre como inquietud, insatisfacción, un elemento que ha caracterizado toda la vida de Marcel. La razón de esta persistencia estriba según Marcel en el hecho que el hombre experimenta el hambre del ser en el fondo del alma, una intuición cegada” (Keen 1984).

Expresión del binomio central problema/misterio en el pensar y en el actuar humanos es otro binomio, muy presente y característico del pensamiento de Marcel: ser y tener, que ha dado el título a un importante libro suyo. Al hombre se le abre la posibilidad de vivir la propia vida y resolver los retos que se le presentan en el ámbito de la pura objetividad, del dominio y de la posesión (el tener), o de vivirla como misterio de la propia auto-implicación en la realidad en la que está inmerso (el ser). Este proceso al mismo tiempo trasciende y funda la existencia concreta de la persona. La auténtica actitud metafísica, dice Marcel, lleva consigo la apertura al ser como misterio.

Conviene aquí dilucidar la distancia entre el hombre como mito y el hombre como misterio. La confusión entre el místico y el mistérico puede llevarnos por caminos sin luz. Lo mítico es lo legendario y lo fabuloso, producto de la fantasía. Lo misterioso es la realidad oculta e invisible. La diferencia entre el mito y el misterio es tan grande y tan esencial como la que existe entre lo imaginado y lo cierto. Lo mítico no se ve porque no existe. Lo misterioso o mistérico, existiendo, no se percibe con nitidez, porque la razón no basta para captarlo, o al menos captarlo con la nitidez necesaria.

A lo largo de toda la vida y obras, Marcel se concentra en el ser, comprendido como hemos visto en el contexto antropológico más amplio posible. Sin embargo, todo ello encuentra su fundamento en la relación primordial con el Ser Absoluto, Dios. Con palabras de Kenneth Gallagher, su descenso en la intersubjetividad coincide con su ascenso hacia la trascendencia. Cada relación humana de tipo existencial, decía Leonardo Verga hablando de Marcel, encuentra su autenticidad y su seguridad

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