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Influencia De La Posmodernidad En Mi Vidad


Enviado por   •  11 de Junio de 2014  •  4.455 Palabras (18 Páginas)  •  164 Visitas

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oncepto general del pensamiento postmoderno

El pensamiento postmoderno (PPM) puede comprenderse como una reacción al extremo positivismo, neopositivismo y empirismo lógico que impregnaban la ciencia, la cultura, la filosofía y, en general, la concepción del mundo y de la vida del siglo XIX y primera mitad del XX. Esta concepción se caracterizaba –y se caracteriza para los que continúan adheridos a ella– por el positivismo, la fe en la razón y en la ciencia, por el convencimiento de que hay verdades esenciales y de que, mediante la inteligencia y las investigaciones científicas, la VERDAD, escrita en mayúsculas, irá siendo descubierta progresivamente, y que la humanidad acabará por dominar la naturaleza. Las supersticiones, las religiones y los mitos desaparecerán, y el conocimiento científico guiará la vida de los hombres y las mujeres de manera más racional y con una mayor felicidad. Freud era un típico representante de este tipo de pensamiento. Para él, el psicoanálisis era uno de los instrumentos al servicio del dominio de la naturaleza, en este caso de la naturaleza humana, mediante la inteligencia, el raciocinio y la investigación científica. Claro está que al final de su vida, en Análisis terminable e interminable (1937), parece que ya había abandonado gran parte de estas ilusiones. La actitud que estoy describiendo también puede abarcar el campo de la política. Marx también participaba de ella, ya que pensaba que, a través de la ciencia política, la humanidad llegaría a crear un paraíso sobre la tierra. Freud y los científicos de su tiempo intentaban eliminar el factor subjetivo de las investigaciones, se afanaban por encontrar leyes universales que lo explicaran todo de una manera objetiva, es decir, de una manera en la que la perspectiva particular de cada persona no interviniera para nada. La insistencia de Freud en la neutralidad, abstinencia, anonimato, objetividad, etc., del analista era una forma de subrayar esta rígida separación entre el observador y aquello que es observado. Las guerras, las hambrunas, las destrucciones masivas, las violencias y el hecho mismo de que la ciencia se haya percatado de que cada nuevo descubrimiento da paso a más y más numerosas incógnitas, y que ella misma puede conducir a la destrucción de la humanidad, ya sea a través de guerras atómicas o de la devastación ecológica, por ejemplo, han hecho tambalear la fe en el conocimiento humano, en la creencia en un progreso ininterrumpido y en la existencia de leyes y normas inmutables por las que la humanidad ha de regirse. También, desde que Heisenberg estableció el principio de incertidumbre, los físicos cayeron en la cuenta de que el observador modifica aquello que observa, y que el principio de la objetividad, que tanto defendía Freud, no podía sostenerse. Progresivamente, la física comenzó a enseñar algo nuevo e inconcebible para una visión clásica. La realidad no es nada en sí misma, sino aquello que se muestra según los instrumentos con los que pretendemos profundizar en sus misterios. Al modificar estos instrumentos –por tanto, al intervenir o participar en la realidad de diferente manera– al modificar la mirada, cambia esencialmente el mundo. Sabemos que hay una realidad incognoscible que es onda o partícula de acuerdo con nuestra forma de mirar, y la física no dice que no tiene sentido plantearnos qué es en sí misma. De esta manera, ha ido socavándose una arrelada intuición milenaria en torno de la realidad, y los efectos de esta ruptura de los fundamentos van extendiéndose a dominios sociológicos y culturales cada vez más amplios. Al mismo tiempo, los avances tecnológicos en cuanto a los medios de comunicación dan lugar a la instauración de una era en la que predomina la realidad virtual sobre la realidad y la experiencia directas, con lo que se produce una inacabable proliferación, descomposición y recomposición del mundo. Todo esto origina esta reacción, totalmente imposible de definir y precisar con exactitud, que conocemos con el nombre de cultura postmoderna y pensamiento postmoderno (PPM). Todo lo que podemos decir es que el PPM es un movimiento, una actitud hacia la cultura en general, la ética, la ciencia, la filosofía, etc., que en la actualidad está impregnando una gran parte del pensamiento psicoanalítico. Evidentemente, hay un amplísimo espectro de orientaciones dentro del PPM y de la cultura postmoderna en general. Entre los filósofos, poetas, artistas, arquitectos, psicoanalistas, etc., que cabe calificar de postmodernos podemos hallar divergencias tan grandes que se hace realmente extraño clasificarlos dentro de una misma orientación del pensamiento. Lo que yo puedo hacer aquí, en el marco de un trabajo, es tan sólo presentar una visión esquemática y simplificada de la cuestión. En síntesis el PPM se opone a la fe irreductible en la ciencia y en el razonamiento y la metodología científicos, en las posibilidades de descubrir leyes y verdades universales, en la existencia de principios éticos válidos para toda la humanidad, etc. En el PPM la verdad no es considerada como inocente, neutra y objetiva, sino que se juzga que la verdad, aun cuando sería mejor decir la supuesta verdad, es un instrumento al servicio de aquellos que detentan el poder. En las formas más radicales del PPM las diferencias entre verdad y propaganda quedan borradas. Desde el punto de vista del PPM, la verdad es perspectiva, plural, fragmentada, discontínua, kalidoscópica y siempre cambiante. Lo que acabo de decir nos lleva a considerar que el enemigo contra el que lucha el PPM es la razón concebida como aquello que ha de llevarnos a alcanzar las últimas verdades del universo y la humanidad. Si la modernidad es vista como un bloque macizo de cultura y pensamiento que descansa sobre la piedra angular de la razón, el positivismo y el objetivismo, entonces podríamos decir que todo lo que no se encuentra dentro de la modernidad forma parte de la postmodernidad. Pero esto no es cierto. La razón, la objetividad, la certeza, la verdad, el positivismo, etc., son tratados de diferentes maneras por la misma modernidad, y, por este motivo, muchas veces es realmente difícil asegurar si una particular obra o un determinado autor pertenecen a la modernidad o a la postmodernidad. El PPM, en principio, tiene muchos puntos de contacto con el psicoanálisis. Al igual que éste, los temas principales de su interés son las relaciones humanas, el self, la subjetividad, el conocimiento humano y la realidad. De una manera general, el PPM descansa en la afirmación de que aquello que la humanidad denomina conocimiento “objetivo” depende, únicamente, de acuerdos sociales, de convenciones sociales obtenidas a través del lenguaje. Según esta idea, nosotros vivimos en realidades que son construidas por las palabras que utilizamos para describirlas. De manera

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