Introducción Al Concepto De Persona Moral

Universidad de Carabobo

Facultad de Ciencias de la Educación

Departamento de Filosofía

Asignatura: Filosofía de la Educación

Sección: 20

El fundamento último de toda organización social humana descansa en un conjunto de reglas asumidas por sus integrantes, pero a diferencia de las sociedades animales que conocemos, las reglas de nuestra sociedad no están inscritas genéticamente en los hombres. Nuestra especie carece de una serie de instintos especializados que le permitan determinar su conducta en las diferentes dimensiones necesarias para la autoconservación.

Al carecer de esos instintos, como también de ecosistema, los hombres se encuentran abiertos al mundo. Tienen que crear su propio mundo, esto es, modificar lo dado por la naturaleza; y eso se logra por medio de la comunicación. Con ésta somos capaces de intercambiar puntos de vista y crear un mundo simbólico sin el cual no seríamos posibles. Crear una segunda naturaleza, una naturaleza cultural.

Por todo esto es que podemos decir que somos un animal simbólico. Es la comunicación, el intercambio de experiencias y significados, lo que nos permite ordenar el mundo bajo el concepto de realidad, el mapa del mundo en el que vivimos.

Al intercambiar nuestras interpretaciones, nuestros puntos de vista, aprendemos nuevas perspectivas, obtenemos nuevos datos que transforman de manera cuasi imperceptible nuestra persona. Vamos cambiando constantemente por intermedio de la comunicación.

Entonces, el control social tiene tres instancias: la persona, el grupo y las instituciones. Persona es aquel individuo que dentro de una sociedad dada representa un rol (papel) acorde con su status (posición) dentro de la misma. Para representar su papel el individuo debe ser un sí mismo, esto es, tiene que tener conciencia de sí mismo, de su posición, de sus funciones y de las posiciones y funciones de los otros que pertenecen a su escenario social. Ser persona es ubicarse en un mapa social y cultural. Y ese ubicarse no es gratuito. Este mundo no lo he creado yo, a lo sumo lo que hago es recrearlo en mi pensamiento y acción. Antes, el mundo me precede porque la sociedad y cultura que me lo han dado me preceden. Toda sociedad y cultura es anterior al individuo. Además, no quisiera finalizar este largo pasaje sin hacer mención a otra característica fundamental de la persona: su moralidad. La moral es, aprovechando el sentido etimológico del término, la morada de la persona. En ella descansa y desde ella se recompone y actúa teórica y prácticamente. Mi conciencia personal, mi sí mismo, implica una conciencia moral.

Sumado a esto, está la institución. El concepto de institución implica un tejido de relaciones de los hombres entre sí y con la naturaleza. Las instituciones están, pues, reglamentadas, bien sea a partir de unos valores éticos o a partir de la ley positiva. Ejemplos de instituciones son la familia y el Estado, sea legítimo o no este último.

Junto a estos dos, están los grupos. Estos son los que dan vida al orden objetivo de la institución. El Estado se objetiva por medio de obra de los grupos que interactúan en su interior. La institución familiar cobra vida en la asociación de padres y hermanos y así sucesivamente. Son pues otra instancia, una mediadora, de control social. Su función es mantener el orden social en casos de emergencia. Por ejemplo, ante una manifestación ilegal que rompe el orden, actúan las fuerzas militares y paramilitares del Estado.

Entonces retomamos el valor de la “moral”. La moral está formada por el conjunto de valores y normas que configuran la persona humana y regulan la acción de ésta con respecto a las otras personas. Es un conjunto de limitaciones o posibilidades dependiendo del contexto en que se encuentre una persona en relación a un grupo perteneciente a una institución. Vemos

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