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Enviado por   •  2 de Julio de 2013  •  2.409 Palabras (10 Páginas)  •  223 Visitas

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Resumen.

Un granjero caminando por el valle al pie de una gran montaña, encuentra un huevo de águila; lo lleva a su granja y las aves del corral, las gallinas, lo empollan y al cabo de cierto tiempo nace un aguilucho con todas las características para realizarse como tal. El ave crece y se fortalece en ese ambiente, adaptándose fácilmente entre las aves del corral sus compañeras de infortunio.

En algunas ocasiones, ya siendo adulta, algo en su interior la inquietaba, el lugar donde vivía era demasiado estrecho, monótono y aburrido; sentía una profunda soledad y su alas estaban sucias y entumecidas y, tal vez por instinto, comenzó a no estar de acuerdo con el espíritu y actividad de las aves del corral"

"El granjero percatándose de la actitud que asumía el águila y deseoso de ayudarla, la sacó del corral y tomándola entre sus manos le dijo: ¡Tú eres una águila!, tienes características propias que le dan valor a tu ser. No permitas que el ambiente te absorba; la naturaleza te ha concedido facultades que te permiten volar en las alturas ¡Sal de tu situación! remonta el vuelo, has nacido para ser libre."

"Pese a las recomendaciones que el granjero le hacía, ella permanecía indiferente; volvió al corral y buscó la comida. Sin embargo, una de tantas noches, como una visión o ensueño, como despertando de un prolongado letargo, comenzó hondamente a inquietarse y dentro de si misma, espontáneamente, le surgieron estas interrogantes: ¿Quién soy?... ¿Porqué estoy aquí?... ¿Cuál es mi naturaleza?... ¿Cuál es mi realidad?... Por largo rato permaneció cavilando sobre estas cuestiones y al final concluyó sus meditaciones para considerar terminantemente que era muy diferente a las aves del corral. Igualmente reconoció que había vivido en un estado de esclavitud, que al permanecer ahí había perdido su libertad. Mentalmente se representó con una grande y pesada cadenas que, como grilletes, la sujetaba férreamente al corral; entendió que había llegado a ese estado de servilismo por su pasividad, por su adaptación; que los valores que ella misma poseía los había trocado por la seguridad, por la comodidad o sus conveniencias, que había adoptado una actitud de dependencia y, por tanto, se había privado de responderse a sí misma afrontar la vida como un ser superior y hasta había eludido comprometerse".

"Conforme reflexionaba y comprendía su propia situación, sintió la necesidad de actuar por sí misma para dar mayor valor a su existencia y comprometerse a vivir como se le había destinado. En ese estado mental, de profunda meditación, poseída del coraje, el ímpetu y la decisión, internamente experimentó la sensación de que volvía a nacer, era como empezar a descubrirse. Desde lo más hondo de su ser, desde su interior, brotaba una potente voz que le gritaba: ¡Águila inténtalo. ¡Sal a la búsqueda! Entendió que esta era la oportunidad, el momento para salir de su situación. Adquirió valor y decidió intentarlo".

"El granjero, viendo en el águila una actitud tan positiva como provechosa, la sacó nuevamente del corral y tomándola entre sus manos le puso la cara frente al sol y le gritó: ¡Águila tú eres única! ¡Se digna!. Entiende tu naturaleza. No te conformes con ser ave de corral.

Cumple tu destino; desarróllate. Alcanza las alturas. Comprométete y... ¡realízate!.

"El Águila lloró. Comprendió su naturaleza, su espíritu de libertad y de lo que era capaz de hacer. Entendió su compromiso. Majestuosa y digna levantó la cabeza, sacudió su bello plumaje y emprendió su vuelo lentamente hacia las alturas, ¡INICIO LA BUSQUEDA!"

Paráfrasis.

La historia comienza en una granja, donde por suerte aparece el huevo de un águila, las gallinas son las encargadas de empollarlo y darle calor, con el tiempo nace una hermosa águila y comienza a desarrollar su vida en la granja; mas es chistoso pensar cómo es que la naturaleza de un águila le permita permanecer tan pasivamente en convivencia con las demás gallinas del corral, pero nuestra aguilita así siguió, como nos suele pasar a nosotros también, que nos aferramos a lo que se nos da y no buscamos ir más allá para trascender, mas por fin un día el águila despertó y se dio cuenta de que ella no estaba hecha para permanecer allí, escuchando los chismes de las gallinas y las quejas sobre la vida que tenían; pero sintió miedo, ¿Qué haría ella sola? ¿A dónde iría? ¿Aún podrían volar sus alas? A cuántos de nosotros nos ha pasado eso, cuando por fin nos decidimos a hacer algo de pronto aparece ese miedo acompañado de miles de preguntas y que para colmo, muchas veces no tienen respuesta.

El águila voló, se cayó, lo hizo mal, se tambaleo, pero lo logró, empezó bajito y lento; pero al final llegó más alto y sus alas se soltaron, mas le dolía dejar atrás a su granjero y a las demás aves, pero su cuerpo temblaba de alegría, porque por fin se había decidido a hacerlo y lo estaba haciendo.

La primera vez que dejamos nuestro hogar paterno nos cuesta mucho trabajo desprendernos de nuestras cosas, de nuestro cuarto, de la comida de mamá y todos los demás recuerdos que se quedan guardados en casa, cuando nos vamos alejando sentimos deseos de regresar y pensar que todo es un sueño, pero la vida tiene planes para nosotros, cada uno tenemos una misión específica y tarde o temprano tenemos que salir a buscarla, porque ella no va a llegar a nosotros por arte de magia, mas no quiero decir que para conseguir las cosas hay que sufrir, no, se trata de aprender a vivir, a desprendernos, y eso es lo que a veces nos duele, pero sólo así se valoran las cosas.

Al remontar su vuelo el águila se encontraría en el camino muchos grupos de águilas, que tendrían sus características y costumbres bien definidas, y por nada se negarían a cambiar su forma de vida, aún cuando muchas veces su dignidad se viera pisoteada o simplemente no estuvieran haciendo nada, y optaron por el camino del menor esfuerzo, nuestra águila se pondrá triste al encontrarse con tan cruel realidad ¿Cómo es posible que teniendo tantas virtudes decidan vivir en la pereza y se dejen influenciar por las águilas jefe?

Hasta suena conocida esta situación, es más simple vivir bajo la ley del mínimo esfuerzo, no hacer nada que requiera un esfuerzo más del que se hace a diario, es triste pero pasa todos los días, en las escuelas, en las empresas, en las

familias y hasta con los políticos; lamentablemente como seres humanos escogemos el camino más fácil, si mi vecino lo hace y no le pasa nada ¡Pues yo también! Estamos tan acostumbrados a vivir así que ya ni siquiera nos damos cuenta

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