La Casa De Muñecas De Charlotte
Anabrenda14Tarea31 de Agosto de 2017
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La Casa De Muñecas De Charlotte
Eunice E. Valle
Era un día de invierno cuando aquella joven de nombre Charlotte de grandes ojos y cabello negro toco la puerta de esa casa un tanto vieja, ya hace un tiempo que se encontraba vagando por ese pequeño pueblo poco habitado en el que logro encontrar aquella cómoda y un poco tenebrosa casa no más grande de dos pisos color café.
Al abrirse la puerta se encontró con una mujer no mayor que ella a la que le pido permiso para pasar algunos días ahí Charlotte sintió alivio al escuchar la respuesta de parte de la mujer ya que en las casas anteriores no había tenido éxito.
Entrado al lugar Charlotte sintió como un escalofrió recorrió todo su cuerpo y así recordándole su infancia, Serena la mujer que le había abierto hace algunos momentos le presento a Ariel la otra habitante junto a Serena comenzó a recorrer la casa en la que se encontró con una sala de dos sillones, tres habitaciones, dos baños y una cocina muy acogedora, Serena la llevo al lugar en el que ella estaría durante esos días.
Pasaron los días la joven pelinegra observaba a las dos chicas habitantes de esa casa, noto algo muy extraño, no parpadeaban, parecía que sus ojos no tenían necesidad de hacerlo, un estremecimiento paso por la espalda de Charlotte , no era algo normal pero pensó en no darle demasiada importancia ya que necesitaba de un techo en el cual vivir hasta que pensara en una solución a sus problemas, un día al entra Charlotte a la habitación de Serena se encontró con ella buscando entre el armario muy intensamente.
-¿Que buscas?-
-Una muñeca de trapo que hace tiempo guarde aquí, mira aquí esta; te la quiero regalar-
-¿Por qué?-
-Por qué tú me recuerdas a una persona muy importante en mi vida que conozco desde hace mucho tiempo -
-¿Enserio?, hace algunos años mi madrea me regalo una par de muñecas las cuales me recuerdan a ustedes–
En ese momento Charlotte recordó aquella pequeña vivienda de juguete que su padre le había regalado cuando cumplió 5 años, y las dos muñecas que su madre le regalo ese mismo día.
Charlotte, Serena y Ariel en tan poco tiempo se habían vuelto muy unidas, todos los días a las 6 de la tarde se sentaban en la terraza por horas a observar el atardeces sin emitir palabra alguna. Charlotte en poco tiempo había logrado adaptarse a la vida que llevaban.
Pasó los días y Charlotte parecía haber encontrado el lugar en el cual podría quedarse y vivir, pero todo cambio ese día mientras dormía encontró a Serena entre la oscuridad intentando vestirla igual que ellas.
Charlotte comenzó a desconfiar de ellas no podría dormir tranquilamente por las noches temía que alguna de ellas entrara e intentara hacerle otra cosas debía irse de ahí no podía poner su vida en peligro tenía que buscar un lugar donde vivir y trabajar para poder pagar sus estudios.
Un día cuando Charlotte salió a caminar recordó aquel pequeño mueble que su padre le había construido para la vivienda de sus muñecas de camino a la casa no podía sacar de su cabeza aquel recuerdo, al entrar por aquella puerta sintió el mismo escalofrió de la primera vez al notar ese mismo movible en la esquina de la sala.
-Me tengo que ir, ya es momento gracias por todo-
Dijo Charlotte con la voz temblorosa causando una gran sorpresa en las dos chicas, la única que se atrevió a emitir palabra fue la pequeña Ariel la que muy temerosa pregunto
- ¿Adónde iras? ¿Volverás algún día? Charlotte-
-No solo he venido a despedirme-
-Como a despedirte si es hace unos días que llegaste quédate más tiempo-
-No puedo ya no aguanto más esto, es mejor que me valla-
Charlotte salió de aquella casa con sus pocas pertenecías en mano y recordó la felicidad que le había causado el encontrarla
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