La Piedra Filosofal
maskemane2 de Noviembre de 2013
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Sus orígenes parecen estar en una antigua teoría en la cual se proponía analizar los elementos aristotélicos atendiendo a sus cuatro «cualidades básicas»: calor, frío, sequedad y humedad. El fuego sería caliente y seco; la tierra, fría y seca; el agua, fría y húmeda; el aire, caliente y húmedo. En la teoría se supone que cada metal es combinación de los cuatro principios. Se debe resaltar que posteriormente se concluyó que los elementos eran azufre, plomo y oro.
De ella se desprende el fenómeno de transmutación; es decir, cambio de la naturaleza de un elemento mediante alteración de sus cualidades.
Debido a las virtudes maravillosas que se atribuían a la piedra filosofal y al elixir de la vida, ansiosamente se les buscaba y codiciaba. No sólo la de obtener oro, sino también las de sanar algunas enfermedades y otorgar la inmortalidad. Para la fabricación de oro se buscaba un material que facilitase la mezcla de mercurio y azufre, porque teóricamente ése era el camino acertado.
La función transmutadora y la de otorgar vida eterna están relacionadas: una característica del oro es que se oxida más lentamente que otros metales. Es decir, el oro es «inmortal». Por lo tanto, si se descubría un método para producir este preciado metal a partir de otros elementos, aspiraban a la factibilidad de hacer inmortal el cuerpo humano.
Las supuestas características físicas de la piedra filosofal también varían según diversas fuentes. Generalmente se le representa como materiales minerales «amorfos» (de forma irregular) o cristalinos de diversos colores. Incluso en obras relativamente modernas, como en El retorno de los brujos, se menciona la posibilidad de que la piedra filosofal en sí misma sea un gas, nube de electrones, plasma o cuerpo similar no sólido, con propiedad de penetrar el vidrio u otros cuerpos cristalinos y quedar almacenada allí.
En todo el libro El tesoro de los alquimistas, de Jacques Sadoul, se analiza el procedimiento físico, paso a paso, de la vía húmeda. También se precisa que en el punto final se debe absorber una especie de nube roja en suspensión, con un trozo de vidrio, al cual posteriormente se machaca.
Según dicho autor los cristales obtenidos deben recubrirse con cera o en el interior de una pelota pequeña de papel, y ulteriormente ingresarlo en el metal derretido que se pretende transmutar. Ingresar la piedra filosofal sin recubrimiento alguno sería un error, pues no se obtendría la transmutación. De acuerdo con algunas teorías,[cita requerida] en calidad de estable puede llevarse fuera del laboratorio y luego activarse con fuego, para usarse cuando sea necesario.
Otra leyenda de la piedra filosofal dice que la persona que la posee puede transmutar todo tipo de objetos en oro, pero su uso constante hace que poco a poco la persona que la use vaya, casi sin advertirlo, convirtiéndose en oro.[cita requerida] Esto sería un castigo al abuso de los poderes de la piedra, y a la codicia de la persona...
Vertientes más místicas de la alquimia aducen que, en realidad, la obra y la piedra filosofal no son realidades físicas, sino metáforas del perfeccionamiento espiritual.
Por otra parte se afirma que el lapis philosophorum (locución latina equivalente a piedra de los filósofos) era simple y llanamente el conocimiento: lo que se pretendía era realmente la ciencia pura.
Además de buscar con fruición el elixir de la vida, los alquimistas buscaban también un remedio que se pudiera preparar en el laboratorio, capaz de aliviar todas las enfermedades (véase panacea universal).
No existe un tratado alquímico que sea claro. A las sustancias utilizadas se les asignan distintos nombres. Por ejemplo el fuego alquímico es diferente del fuego común. Esto se hace con el fin de dificultar la elaboración de la piedra a personas malintencionadas.
Es de advertir que para realizar
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