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La vida filosófica según Aristóteles


Enviado por   •  14 de Marzo de 2022  •  Ensayos  •  2.995 Palabras (12 Páginas)  •  83 Visitas

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La vida filosófica según Aristóteles

Aristóteles, es uno de los autores más influyentes de la filosofía clásica. Lastimosamente, por diversos motivos (conflictos sociopolíticos, tiempo, entre otros), muchas de sus obras se perdieron o, en algunos casos, se conservan algunos fragmentos que permiten vislumbrar la intencionalidad que el autor reflexionaba y pretendía transmitir. Cabe resaltar que, los fragmentos con los que contamos en la actualidad no hacían parte de las publicaciones de la época, sino que eran apartados de estudios personales del filósofo y material de trabajo del Liceo. En una etapa inicial, Aristóteles fue permeado por la doctrina platónica, puesto que perteneció a la Academia de Platón. Pese a ser su discípulo, Aristóteles no fue dogmático, lo cual le permitió abrir más su pensamiento, incluso, para rebatir muchos ideales de su Maestro. Una de sus primeras obras (al menos así la presentan por la permeabilidad platónica en su escritura), es el Protréptico. La compilación de fragmentos que se encuentran disponibles en el Protréptico permite adentrarse, ciertamente, en la idea aristotélica de momento, basado, entre otras, en la comprensión de la vida filosófica y, a su vez, los argumentos alrededor de la importancia de llevar una vida encaminada en la verdad, la razón, la sabiduría y el saber (por cierto, se puede decir que, la justificación del estudio de la filosofía, como tal, es una característica bastante platónica).

Partiendo, entonces, del interés de Aristóteles por fundamentar la prioridad de la vida filosófica en el ser humano, se tienen algunos argumentos que hacen que su intencionalidad se remarque. Principalmente, basados en la interpretación realizada por el Dr. Megino, quien nos permite, según su mirada, una de las tantas maneras de acercarnos al Protréptico, propone cuatro (4) argumentos por medio de los cuales Aristóteles justifica el hecho de virtud humana al seguir un camino de vida filosófico. A saber: el argumento de la función del ser humano, el argumento del placer, el argumento de la recurrencia a las opiniones reputadas y, el argumento de la liberación del alma (Esponda, 2021, diapositiva 11).

Los anteriores argumentos se ven, de hecho, justificados a lo largo de los fragmentos disponibles del Protréptico, los cuales procedo, desde mi perspectiva, a citar y ampliar.

En sí, podríamos decir que los cuatro argumentos expuestos anteriormente, se complementan y, de alguna manera, la ausencia de alguno en el texto debilitaría los otros. Lo anterior, lo pienso, basándome en una reflexión acerca de los argumentos y de su clasificación, denotando que, en realidad, desde la lógica argumentativa, se podría decir que, para que exista una vida filosófica (tomando esto como conclusión), es necesario que dichos argumentos (tomados como premisas) se posicionen como argumentos compuestos coordinados, en otras palabras, se necesitan de todos y, a su vez, todos se complementan, para validar la conclusión.

La perspectiva personal descrita en el párrafo anterior da cuenta de que, unificando los argumentos de la importancia de la vida filosófica, desde la visión inicial aristotélica en el Protréptico, se pueden encontrar fragmentos que justifican, desde varios enfoques, la necesidad del seguimiento de un camino filosófico, transformado en vida, como placer, función del ser humano, reputación de opiniones y liberación del alma, por ejemplo. Es decir, la expresión de lo humano la podemos ver reflejada en el ejercicio filosófico que nos permite llegar y optar por la sabiduría. De igual manera, quien permite el optar por esa sabiduría, es el alma, ya que, al estar separada del cuerpo, prefiere las cosas más puras que las mundanas, por decirlo de alguna manera. Este optar por la sabiduría se da, entre otras, rechazando lo indeseable, lo impuro, lo que aleja de la verdad y, en últimas, en él se encuentra el verdadero placer que permite distinguir al humano como animal racional, capaz de optar por el saber, la verdad y, por supuesto, por la sabiduría.

El fragmento (B 96), el cual procedo a citar, permite dilucidar, de cierta manera, la complementación de los argumentos hacia una vida filosófica dentro del fragmento o, si bien, al menos de la mayoría de ellos, mostrando como expuse anteriormente, una coordinación entre ellos:

“De manera que deben filosofar todos aquellos a los que les sea posible, pues vivir bien de modo perfecto consiste en esto o es causa de ello para las almas mucho más que ninguna otra cosa singular que pudiéramos mencionar. Sin embargo, en este mundo, tal vez por ser contraria a la naturaleza la condición del género humano, adquirir el saber e investigar son difíciles, y apenas podríamos percibir debido a las insuficiencias y al carácter antinatural de nuestra vida. Pero, si podemos salvamos regresando allá de donde hemos venido, es evidente que lograremos todos esto con mayor placer y facilidad.” (Vallejo-Campos, 2005, p. 194).

En el párrafo anterior, Aristóteles, habla del filosofar (de una vida unida al saber) como un modo de vida encaminada a la perfección. De tal manera que, el alma, tiene como objetivo adscribirse al sentir filosófico pese a su condición sujeta al ‘animalismo’ y las limitaciones que se presentan por las “insuficiencias” y por el “carácter antinatural” propio del ser, haciendo alusión, ciertamente, al pensamiento dual platónico del alma y del cuerpo. En últimas, el rasgo de alma como ‘superior’, ‘divina’ y ‘mejor’, se ve reflejada ya en la obra aristotélica, y, dicha alma, penetra al cuerpo como medio, poniéndolo a su servicio. Tal y como lo plantea Aristóteles, en una parte del fragmento (B 23), “[…] Al estar constituido el hombre por naturaleza de alma y cuerpo, siendo el alma mejor que el cuerpo y ordenándose siempre lo peor para servir con vistas a lo mejor, también el cuerpo existe con vistas al alma […]” (Vallejo-Campos, 2005, p. 203).

De tal manera, en el párrafo (B 96), podemos ver, implícitamente, argumentos que nos permiten sustentar la importancia de la vida filosófica para Aristóteles. La argumentación por la función del ser humano, en tanto la importancia de conservar una vida en la que el filosofar sea una prioridad en tanto sea posible, pues en esto se ve reflejado la misión particular de la parte racional del alma, en caminar con vistas al ‘intelecto’ y a la ‘razón’ y, valerse del ejercicio filosófico, que hace factible la expresión de lo humano. Del mismo modo, en ello se ve expresado la libertad del alma, en tanto la comprensión y aceptación de lo humano, de la parte del alma que carece de la razón y tiende a lo ‘irracional’, pero que haya su gozo (placer) en “regresar allá de donde han venido”, es decir, en volver a la sabiduría y vivir en ella. En esto último se marca que las opiniones reputadas de lo meramente corporal, lo ‘insuficiente’ y lo ‘antinatural’, pueden ser ‘redimido’ (atreviéndome a usar este término) por la misma salvación que la razón y la sabiduría brindan al alma.

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