Las Nubes

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Las nubes

Estrepsíades es un hombre de cierta edad, aparentemente un labrador acomodado, a quien su boda con una mujer de alcurnia (y el hijo de ambos, Fidípides, apasionado por la cría de caballos) le han puesto al borde de la ruina. Vecino del “caviladero” de Sócrates, donde enseñan a hacer pasar lo malo por bueno (crítica usual contra los sofistas), pretende enviar allí a su hijo para que aprenda algunos argumentos para deshacerse de sus acreedores. Pero Fidipídes se niega y Estrepsíades decide ir él mismo.

Al acercarse al edificio se encuentra con un discípulo, que le muestra la agudeza de Sócrates con unos ridículos argumentos. El discípulo deja a Estrepsíades con Sócrates, quien se encuentra suspendido en una cesta, estudiando el sol. Sócrates, para demostrar que Zeus no existe, llama a las nubes “diosas de rayos y truenos”. Al preguntar Estrepsíades por qué motivo son mujeres, Sócrates le explica que se transforman en lo que quieren según a quien vean, argumento que el autor usa para burlarse de ciertas personalidades de la época. Tras anunciarle a Estrepsíades las bonanzas de la nueva educación, entran juntos al edificio.

Sócrates intenta enseñarle lo básico sobre poesía y pensamiento, pero Estrepsíades no logra aprender nada, y en todos los temas de poesía y pensamiento los confunde con situaciones de la vida cotidiana. Sócrates marea a Estrepsíades con largas retahílas de incomprensibles palabras y, al poco tiempo, Estrepsíades es expulsado.

Las nubes le aconsejan enviar a su hijo en su lugar. Estrepsíades obliga entonces a Fidípides y acude a Sócrates para presentárselo. Sócrates lo admite, pero Fidípides debe decidir entre el Argumento Justo y el Argumento Injusto. El Argumento Justo le dice que él le enseñará de la manera antigua, a ser fuerte y respetuoso y a sufrir y aguantar. El Argumento Injusto le dice que no tiene por qué sufrir y aguantar, y que le enseñará a no avergonzarse de nada, a vivir la vida y a engañar a cualquiera con la palabra. Fidípides se decide por el Argumento Injusto.

Estrepsíades se da cuenta de que el día en que debe pagar sus cuentas ya ha llegado. Llega el Acreedor 1, y Estrepsíades, con los absurdos que ha aprendido, logra echarlo de su casa. Llega el Acreedor 2, y sucede lo mismo. Ambos, sin embargo, piensan llevar a juicio a Estrepsíades.

Fidípides regresa a casa hecho un maestro en el arte de convencer a la gente. Estrepsíades está contento, porque piensa usar las habilidades de su hijo para librarse del juicio. Sin embargo, Estrepsíades sale hecho una furia de su casa porque Fidípides lo ha golpeado. Fidípides argumenta que es justo pegarle a su padre pues es en su beneficio, tal como lo hacía él cuando Fidípides era pequeño. También argumenta que es igual de justo pegarle a su madre por

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