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Libre Albeldrio


Enviado por   •  28 de Agosto de 2014  •  1.456 Palabras (6 Páginas)  •  262 Visitas

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II. Historia

A. El libre albedrío en la filosofía antigua

La cuestión del libre albedrío no parece haberse presentado muy claramente a los antiguos filósofos griegos. Algunos historiadores han sostenido que los pitagóricos deben haber concedido al hombre un cierto grado de libertad moral, por su reconocimiento de la responsabilidad del hombre por sus pecados con la consecuente retribución experimentada en el curso de la transmigración de las almas. Los eleáticos se adhirieron a un panteísmo monista, en el que ellos enfatizaban la inmutabilidad de un invariable principio eterno sin dejar espacio para libertad. Demócrito enseñaba también que todos los eventos ocurren por necesidad, y los atomistas griegos, como sus modernos representantes, generalmente advocaban una teoría mecánica del universo que excluía toda contingencia. Con Sócrates se volvió prominente el aspecto moral de todos los problemas filosóficos, sin embargo su identificación de toda virtud con conocimiento y su intensa convicción personal de que es imposible hacer deliberadamente lo que uno percibe claramente que es equivocado, lo llevaron a sostener que el bien, siendo idéntico a lo verdadero, se impone irresistiblemente en la voluntad así como en el intelecto, cuando son comprendidos claramente. Cada hombre necesariamente desea su bien más grande, y sus acciones son solo medios para este fin. El que comete el mal lo hace por ignorancia de los medios correctos para el verdadero bien. Platón se mantenía en la misma visión. La virtud es la determinación de la voluntad por el conocimiento del bien; es verdadera libertad. El hombre perverso es ignorante y es un esclavo. Empero, a veces Platón parece suponer que el alma poseía genuina libertad de elección en una vida anterior, lo que decidía su destino futuro. Aristóteles discrepa con Platón y Sócrates, por lo menos parcialmente. Invoca la experiencia. Los hombres pueden actuar contra el conocimiento del verdadero bien; el vicio es voluntario. El hombre es responsable de sus acciones como padre de ellas. Además sus acciones particulares, como medios para su fin, son contingentes, una cuestión a deliberar y sujeta a preferencia. El futuro no es predecible en absoluto. Algunos eventos dependen de la casualidad. Aristóteles no se preocupaba por la dificultad de previsión de parte de su Dios. Aun así su teoría física del universo, la acción que atribuye a los noûs poietkós, y la irrresistible influencia ejercida por la Causa Primera hacen muy obscura y difícil la concepción de la legítima libertad moral en su sistema. Los estoicos adoptaron una forma de panteísmo materialista. Dios y el mundo son uno. Todos los movimientos del mundo están gobernados por rígida ley. Invariable causalidad, unidad de diseño, gobierno fatalista, profesía y presciencia- todos estos factores excluyen la casualidad y la posibilidad de libre albedrío. Epicuro aqui, extrañamente en contraste con sus modernos seguidores hedonistas, habla a favor del libre albedrío y modifica el estricto determinismo de los atomistas, cuya física acepta, atribuyendo a los átomos un clinamen, una facultad de desviación al azar en sus movimientos. Empero, su objeto abiertamente profesado en este punto, como en el resto de su filosofía es liberar al hombre de los temores causados por la creencia en un destino irresistible.

B. Libre Albedrío y la Religión Cristiana

El problema del libre albedrío asumió un carácter sumamente nuevo con el advenimiento de la Religión Cristiana. La doctrina que Dios creó al hombre, le ha ordenado obedecer la ley moral y le ha prometido premiarlo o castigarlo por la observancia o violación de esta ley, hizo la realidad de la libertad moral un asunto de trascendental importancia. Solo si el hombre es realmente libre, no puede ser justamente hecho responsable de sus actos, igual que no se le puede responsabilizar por su fecha de nacimiento o el color de sus ojos. Todos, igualmente, están inexorablemente predeterminados para él. Además, la dificultad de la cuestión fue aumentada aún más por el dogma Cristiano de la caída del hombre y su redención por la gracia. San Pablo, especialmente en su Epístola a los Romanos, es la gran fuente de la teología católica de la gracia.

C. Doctrina Católica

Entre los primeros Padres de la Iglesia sobresale San Agustín en la forma en que maneja este asunto. El enseña claramente la libertad de albedrío contrario a los Maniqueos, pero insiste contra los semipelagianos sobre la necesidad de la gracia, como fundamento de mérito. Enfatiza también muy fuertemente

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