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Lo tempestivo y lo intempestivo: La contemporaneidad


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  2.894 Palabras (12 Páginas)  •  419 Visitas

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Lo tempestivo y lo intempestivo: La contemporaneidad

“Hay grandes ventajas en retirarse completamente de su época, y por decirlo así, en dejarse arrastrar por su corriente sobre el océano de las concepciones pasadas del mundo. Desde allí, mirando hacia el río, abraza uno por primera vez la configuración del conjunto, y cuando se acerca a ella tiene la ventaja de comprenderlo mejor que aquellos que jamás lo han dejado” Friedrich Wilhelm Nietzsche: Humano, demasiado humano

La secularización del pensamiento conduce a la construcción del mundo temporal. Así emerge la idea de la contemporaneidad, en los distintos niveles de la existencia social, psicológica y cultural. La idea implica la conciencia individual, por lo tanto, contemporáneo es compartir el tiempo con otro o lo otro.; y donde no hay coparticipación no hay contemporaneidad. En este horizonte las especulaciones y los esquemas de realidad se construyen, modifican y desaparecen con los cambios temporales. La contemporaneidad, por definición, no tiene un contenido permanente.

La posmodernidad, al partir de la diversidad, propone que lo contemporáneo es la forma en cual se articula o al menos se trata de dar una forma heterogenia al devenir humano, en donde se trata de unir lo divergente, se generaliza y procrea un estándar, se incentiva el consensó que se delimita por un determinado lenguaje, en otras palabras la contemporaneidad es el eje por cual se trata de ubicar al hombre en una temporalidad, la cual lo diferencia de sus antecesores y predecesores pero al mismo tiempo lo unifica con sus congéneres inmediatos y es en esta ambivalencia lingüística es donde focalizare en primer instancia el escrito.

Durante la década de 1950 la concepción de la palabra virtual era reservada para toda conjetura especulativa, poco viable o demasiado fantasiosa, en otras palabras lo virtual mostraba un escenario que era equidistante a la realidad, lo que era inexistente pero deseado, mientras que en la actualidad, lo virtual forma parte de nuestro conceso de lo que puede ser determinado como real. Si bien lo virtual no es tangible, sí queda suscrito en los parámetros de uso y costumbres, por ello es que la informática y el avance tecnológico se han convertido en atalayas que sustentan la conceptualización actual de lo real y su valides con respecto a la sociedad. Por ende en lo que concierne a la realidad social, lo virtual recrea parámetros que no pueden ser ejecutados en el mundo sensorial pero son viables y creíbles; en la actualidad se puede entablar contacto con una persona que posiblemente se encuentra a kilómetros de distancia de la cual sólo se presupone o al menos parcialmente se le otorga veracidad a lo que está estipula como su realidad, procedencia, contexto, labor y desempeño social.

“La idea actual de que todo el sistema actual de la comunicación descansa sobre una operacionalidad que consiste en la desconexión de lo que llamamos facticidad; es decir, ya no hay que creer, ni querer, ni poder, ni saber. Todas estas funciones, o categorías del sujeto o de la acción, han sido retomadas por una especie de modelación que consiste en hacer creer, hacer querer o hacer saber, que una información es hacer saber, que la comunicación es hacer creer, hacer saber”

(Baudrillard, Jean y Guillaume, Marc. Figuras de la alteridad. pág. 85.)

Con anterioridad el dinamismo social era muy diferente, en épocas pasadas no muy distantes, en la década de los años 50 los avances tecnológicos, productos en primer instancia propiciados por la dinámica armamentista engendrada en el marco de la segunda guerra mundial al ser introducidos a la configuración de la vida cotidiana incentivaron un boom comunicativo que a la postre aceleraría y evidenciaría el choque generacional que propicio una serie de cambios de enfoques y paradigmáticos, de los cuales algunos siguen vigentes, es evidente que los choque generaciones se expresan en un sin fin de variantes interpretativas de los presupuestos y las concepciones lingüísticas de x palabra, el significante de la estructura verbal es matizado diferente no solo por el lugar también por la temporalidad de cual procede el hablante, tal vez el significado de una palabra no varié por completo pero es innegable que el significante se encuentra distante a su concepción primigenia de tal forma que estas variaciones rutilantes se formalizan y a la postre se reforman o cambian según el eje dominante, tal vez por ello es que Ortega y Gasset propone el concepto de generación como foco interpretativo de la historia. Las variaciones de la sensibilidad vital (las interpretaciones de la realidad y la concepción de mundo) que son decisivas en historia se presentan bajo la forma de generación. La generación, compromiso dinámico entre la masa y el individuo, es el concepto más importante de la historia, y, por decirlo así, el engranaje sobre el que ésta ejecuta sus movimientos. Una generación es una variedad humana, en el sentido que dan a este término los naturalistas. Los miembros de ella vienen al mundo dotados de ciertos caracteres típicos e incluso generan un esquema peculiar de realidad, que les prestan una fisonomía común, diferenciándolos de la generación anterior.

“Un porvenir mejor tiene mucho de peor. Es una ilusión creer que un grado de evolución contiene toda la bondad de los grados anteriores. Cada estación tiene sus frutos, sus ventajas. Lo que creció a la sombra de la religión no volverá ya; brotará algún que otro retoño, pero nada más.”

(Nietzsche, Friedrich. Humano, demasiado humano. Pág. 182.)

Podríamos decir que la contemporaneidad es o al menos se genera de esa relación singular con el propio

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