Maquiavelo

El concepto de poder rastreado en Nicolás Maquiavelo, para efectos del presente estudio, se circunscribirá a la obra El Príncipe escrita en 1513, dedicada a Lorenzo de Médicis. En ella el italiano ofrece recomendaciones prácticas a un gobernante único, fundadas en su propia experiencia, sobre cómo obtener el poder y cómo mantenerlo en el tiempo. En la dedicatoria del texto explica que sus intenciones al escribir El Príncipe son que “Vuestra Magnificencia” (Maquiavelo, 1513 p.34) reciba un obsequio de su parte, indica que si su obsequio es leído y considerado con atención en el que si lo lee y lo considera con atención, éste podrá reconocer uno de los mayores deseos del autor: que llegue a alcanzar toda las grandezas que la suerte sus cualidades le prometen. (CFR 34)

Nicolás Maquiavelo fundamenta sus sugerencias por medio de ejemplos históricos enmarcados en diferentes períodos temporales, que van desde la antigüedad griega, hasta sus contemporáneos. De este modo, el autor describe crudamente los diferentes engranajes y las distintas prácticas del poder que se requieren para comandar de buena manera un principado. Se considera pertinente al tema destacar que al inicio de su tratado, el filósofo hace una distinción sobre las diferentes maneras de gobierno que han “regido y rigen la vida de los hombres “(Maquiavelo, 1513 p.36). Expone que “todos los estados, todos los gobiernos (…) han sido y son repúblicas o principados” (Maquiavelo, 1513 p.36). Además, hace una clara diferencia entre los tipos de principado, que es la una de las temáticas centrales en El Príncipe, constatando que “los principados pueden ser hereditarios, cuando la estirpe de su señor los ha gobernado durante mucho tiempo, o pueden ser nuevos. Los nuevos pueden ser completamente nuevos (…) o ser como miembros adjuntos del estado hereditario del príncipe que los consigue” (Maquiavelo, 1513 p.36) En este último respecto, Maquiavelo se manifiesta en torno a la función del poder que debe ejercer el gobernante en los distintos tipos de principados “los estados que se adquieren de esta forma (hereditarios) pueden estar acostumbrados a vivir bajo la autoridad de un príncipe o pueden estar acostumbrados ser libres, y se los puede conquistar con las armas de unos o con las propias, con la suerte o la virtud” (Maquiavelo, 1513 p.36)

A lo largo de su obra, Maquiavelo expone que el uso del mal en política se exime de la connotación maliciosa que el término extiende cuando se refiere a cualquier otro dominio humano. En este respecto declara que el uso del mal es un hecho, una necesidad y una recomendación para quien pretenda comandar un principado de buena manera:

“es más seguro ser temido que amado. Porque, en general, se puede afirmar que los hombres son ingratos, inconstantes, falsos, fingidores y cobardes ante el peligro y ávidos de riqueza; mientras les beneficias son todos tuyos: te ofrecen su sangre,

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