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Oposición de la virtud y el placer


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  Informes  •  460 Palabras (2 Páginas)  •  1.035 Visitas

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Es feliz, por tanto, el que tiene un juicio recto; es feliz el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que quieren y es amigo de lo que tiene; es feliz aquel para quien la razón es quien da valor a todas las cosas de su vida.

Lo mismos que dijeron que el sumo bien es el placer, ven en que mal lugar lo habían puesto. Po esto niegan que se pueda separar el placer de la virtud, y dicen que nadie puede vivir honestamente sin, gozo, ni gozosamente vivir también con honestidad. ¿Po Qué, no puede separarse el placer de la virtud? ¿Sin duda porque el principio de los bienes reside siempre en la virtud y también naces de sus raíces las cosas que amáis y apetecéis?

OPOSICIÓN DE LA VIRTUD Y EL PLACER

La virtud es algo elevado, excelso y regio, invencible e infatigable, el placer es algo bajo, servil, flaco y mezquino, cuyo asiento y domicilio son los lupanares y las tabernas. Encontrarás a la virtud en el templo, en el foro, en la curia erguida ante las murallas, cubierta de polvo, atezada, con las manos encalladas; al placer, casi siempre escondido y en busca de tinieblas, cerca de los baños y estufas, y de los lugares que temen a la policía, blando, sin frio húmedo de vino y de perfumes, pálido o cubierto de afeites y lleno de ungüento como un cadáver. El sumo bien es inmortal, no puede desaparecer y no conoce el hastío ni el arrepentimiento; pues un alma recta no cambia nunca, ni se aborrece, ni muda nada, porque siempre ha seguido lo mejor; pero el placer, en cambio, cuando más deleite, se extingue.

VIVIR SEGÚN LA NATURALEZA

Es lo mismo, por tanto, vivir felizmente o según la naturaleza. Que el hombre no se deje corromper ni dominar por las cosas exteriores y sólo se admire el si mismo, que confíe en su ánimo y esté preparado a cualquier fortuna que sea artificial de su vida.

Que nuestra mente haga lo mismo; cuando ha seguido a sus sentidos y se ha extendido por medio de ellos hasta las cosas exteriores, sea dueña y de sí misma. De este modo resultará una unidad de fuerza y de potencia, de acuerdo consigo misma; y nacerá esa razón segura, sin discrepancia ni vacilación en sus opiniones y compresiones, ni en su convicción, la cual, cuando se ha reordenado y se acordado y, por decirlo así, armonizado en sus partes, ha alcanzado el sumo bien. El sumo bien es la concordia del alma; pues las virtudes deberán estar allí donde estén la armonía y la unidad; son los vicios los que discrepan.

Para Séneca, como para Aristóteles el fin de la vida humana es la búsqueda de la felicidad.

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