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Pasa Y Olvida

Sasharivero27 de Mayo de 2015

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Pasa y olvida

Peregrino que vas buscando en vano

un camino mejor que tu camino,

¿cómo quieres que yo te dé la mano,

si mi signo es tu signo, Peregrino?

No llegarás jamás a tu destino;

llevas la muerte en ti como el gusano

que te roe lo que tienes de humano...

¡lo que tienes de humano y de divino!

Sigue tranquilamente, ¡oh, caminante!

Todavía te queda muy distante

ese país incógnito que sueñas...

Y soñar es un mal. Pasa y olvida,

pues si te empeñas en soñar, te empeñas

en aventar la llama de tu vida.

Autor: Rubén Darío

HASTÍO

Autor: Antonio Machado

Pasan las horas de hastío

por la estancia familiar,

el amplio cuarto sombrío

donde yo empecé a soñar.

Del reloj arrinconado,

que en la penumbra clarea,

el tictac acompasado

odiosamente golpea.

Dice la monotonía

del agua clara al caer:

un día es como otro día;

hoy es lo mismo que ayer.

Cae la tarde. El viento agita

el parque mustio y dorado...

¡Qué largamente ha llorado

toda la fronda marchita!

ALMA EN PENA

autor: Ramón López Velarde

A fuerza de quererte

me he convertido, Amor, en alma en pena.

¿Por qué, Fuensanta mía,

si mi pasión de ayer está ya muerta

y en tu rostro se anuncia los estragos

de la vejez temida que se acerca,

tu boca es una invitación al beso

como lo fue en lejanas primaveras?

Es que mi desencanto nada puede

contra mi condición de ánima en pena

si a pesar de tus párpados exangües

y las blancuras de tu faz anémica,

aún se tiñen tus labios

con el color sangriento de las fresas.

A fuerza de quererte

me he convertido, Amor, en alma en pena,

y con el candor angélico de tu alma

seré una sombra eterna.

HUÉRFANO

Autor: Ramón López Velarde

Huérfano quedará mi corazón

alma del alma, si te vas de ahí,

y para siempre lloraré por ti

enfermo de amorosa consunción.

Triste renuncio a las venturas todas

de tu suave y eterna compañía,

hoy que se apaga con la dicha mía,

el altar que soñé para mis bodas.

Y el templo aquel de claridad incierta

y tú, como las vírgenes vestida,

brillarán en la noche de mi vida

como la luz de la esperanza muerta.

EL ADIÓS

Autor: Ramón López Velarde

Fuensanta, dulce amiga,

blanca y leve mujer,

dueña ideal de mi primer suspiro

y mis copiosas lágrimas de ayer;

enlutada que un día de entusiasmo

soñé condecorar,

prendiendo, en la alborada de las nupcias,

en el negro mobiliario de tu pecho

una fecunda rama de azahar.

Dime ¿es verdad que ha muerto mi quimera,

y el idólatra de tu palidez

no volverá a soñar con el milagro

de la diáfana rosa de tu tez?

(Así interrogo en la profunda noche

mientras las nubes van

cual pesadillas lóbregas, y gimen,

a distancia, unos huérfanos sin pan.)

De las cercanas torres

bajo el fúnebre son

de un toque de difuntos, y Fuensanta

clama en un gesto de desolación:

"¿No escuchas las esquilas agoreras?

¡Tocan a muerto por nuestra ilusión!

Me duele ser cruel

y quitar de tus labios

la última gota de la vieja miel.

"Mas el cadáver del amor con alas

con que en horas de infancia me quisiste,

yo lo he de estrechar

contra

...

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