Platon. La caverna

La caverna simboliza el tipo de conocimiento propio del mundo sensible(opinión). Las sombras es lo que estamos obligados a conocer en el mundo sensible(eikasia), nivel incimo de realidad y conocimiento. Este estado de ignorancia solo se puede abandonar o superar con la educación.

Las cadenas que atan a los prisioneros simbolizan el cuerpo que atan nuestra alma sensible y a los sentidos.

-Estos hombres entretienen a los prisioneros con ilusiones: elevan los objetos por encima del muro para que produzca sombras. Quizás representen a los sofistas o a los artistas; tienen según Platón una función negativa, ya que alejan a los hombres de la verdad: los sofistas enseñan a elaborar discursos que parezcan los más verdaderos y los artistas copian la naturaleza, es decir, nos alejan de ella. Que unos hablen provoca otra ilusión: los prisioneros asocian la capacidad de hablar de las sombras de los objetos transportados. Aquí Platón salta del plano alegórico al interpretativo. Los prisioneros son como nosotros: viven igual que los hombres antes de la educación que lleva a conocer lo real.

Puesto que desde niños nunca han movido la cabeza lo que conocen de lo que tienen al lado y de si mismos no es más que la sombra proyectadas. Creen que su apariencia es su sombra. Tampoco consideran que sus sombras sean sombras de algo, si no entidades autónomas, pues desconocen los cuerpos que las causan La caverna simboliza el tipo de conocimiento propio del mundo sensible(opinión). Las sombras es lo que estamos obligados a conocer en el mundo sensible(eikasia), nivel incimo de realidad y conocimiento. Este estado de ignorancia solo se puede abandonar o superar con la educación.

Las cadenas que atan a los prisioneros simbolizan el cuerpo que atan nuestra alma sensible y a los sentidos.

-Estos hombres entretienen a los prisioneros con ilusiones: elevan los objetos por encima del muro para que produzca sombras. Quizás representen a los sofistas o a los artistas; tienen según Platón una función negativa, ya que alejan a los hombres de la verdad: los sofistas enseñan a elaborar discursos que parezcan los más verdaderos y los artistas copian la naturaleza, es decir, nos alejan de ella. Que unos hablen provoca otra ilusión: los prisioneros asocian la capacidad de hablar de las sombras de los objetos transportados. Aquí Platón salta del plano alegórico al interpretativo. Los prisioneros son como nosotros: viven igual que los hombres antes de la educación que lleva a conocer lo real.

Puesto que desde niños nunca han movido la cabeza lo que conocen de lo que tienen al lado y de si mismos no es más que la sombra proyectadas. Creen que su apariencia es su sombra. Tampoco consideran que sus sombras sean sombras de algo, si no entidades autónomas, pues desconocen los cuerpos que las causan

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