CAVERNA DE PLATON
yessy_22pe9 de Septiembre de 2014
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INTRODUCCIÓN
La Alegoría de la caverna (también conocida por el nombre de Mito de la Caverna, aunque está mucho más cerca de ser una alegoría que un mito) es considerada la más célebre alegoría de la historia de la filosofía junto con la del carro alado. Su importancia se debe tanto a la utilidad de la narración para explicar los aspectos más importantes del pensamiento platónico como a la riqueza de sus sugerencias filosóficas.
Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón al principio del VII libro de la República, sobre la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. En ella Platón explica su teoría de cómo con conocimiento podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible (conocido a través de los sentidos) y el mundo inteligible (sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón).
En este diálogo participan: Sócrates, Adimanto, Alcibíades, Aristófanes, Callicles, Glaucón, Gorgias, Hippias, Pitágoras, Parménides, Teeteto, Trasímaco y Timeo de Locri.
.EL MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN
Platón (Atenas, -428/-347) es uno de los pensadores más originales e influyentes de toda la Filosofía Occidental: su obra define uno de los dos grandes ejes (el otro, el de Aristóteles) que guían y atraviesan la historia del pensamiento humano. Con seductora belleza literaria y con profunda mirada filosófica, en sus diálogos recrea los grandes problemas o cuestiones que nunca han dejado de inquietar a los humanos.
Mito con el que Platón describe nuestra situación respecto del conocimiento: al igual que los prisioneros de la caverna que sólo ven las sombras de los objetos, nosotros vivimos en la ignorancia cuando nuestras preocupaciones se refieren al mundo que se ofrece a los sentidos. Sólo la filosofía puede liberarnos y permitirnos salir de la caverna al mundo verdadero o mundo de las ideas.
En el mito de la caverna, podríamos afirmar, se concentra lo más profundo de todo su pensamiento. El mito, haciendo uso de imágenes dotadas de una gran fuerza descriptiva, muestra pluralidad de aspectos de su pensamiento: la visión de la naturaleza humana, la teoría de las ideas, el doloroso proceso mediante el cual los humanos llegamos al conocimiento, etc.
Y ello en la medida que el mito de la caverna como tal ha ejercido una influencia decisiva en la historia del pensamiento, tanto en sus principios enunciativos como analíticos. Platón, en sus diálogos, se ha servido de los mitos para elaborar un discurso filosófico, en un género literario muy explícito y claro tanto doxográficamente como filosóficamente. El mito de la caverna le ha servido para un fin muy eficaz en la línea de los diálogos platónicos, a saber: el de la exposición de una teoría del conocimiento y una teoría de las Ideas. Incluso advierte cómo la caverna pudo haber sido en su origen la denominada región de los muertos, el Hades, como sugiere Homero en la Odisea.
Y en verdad el origen, digamos pretérito de tal mito puede encontrarse en situaciones anteriores a la época en la que Platón concibió tal mito. Habría entonces que regresar a la “época arcaica” de la “historia del hombre”, cuando los hombres vivían de hecho en las cavernas y recurrían a las antorchas para iluminarse, y por tanto proyectaban sus sombras sobre las paredes de la cueva que funcionarían así a modo de pantallas sobre las cuales los individuos pintaban las figuras de animales y hombres.
1. La trascendencia histórica, literaria y filosófica del mito de la caverna (del que la obra de Saramago es un ejemplo, crítico desde luego, de nuestro tiempo) pide plantear una definición del vocablo. Máxime si, ya no sólo en el terreno literario, sino en otras áreas del pensamiento, el mito es interpretado, introducido en los intersticios de la trama, del argumento, por más que un filósofo racionalista como Brunschvicg 17 vea en los mitos de Platón “el retorno ofensivo” de un pensamiento primitivo tal como se encuentra, por ejemplo, en Hesíodo. (Aunque conviene recordar que fue Brunschvicg quien consideró el Timeo como “novela física”...). La palabra mythos en el lenguaje griego tiene múltiples significados o referentes: discurso, palabra, proverbio, conversación, también aparece con el significado de historia o relato, de fábula. En inglés mythologia suele traducirse por fiction, o lo que es lo mismo un relato inventado.
El tema es inagotable, por supuesto, y aquí sólo nos permitimos hacer una selección de un material inmenso. Mythos además puede ligarse a mudo, a mugido que alude a susurro, lo que sería un canto, pero un canto en susurro. El mito sería lo que se cuenta en voz baja, en el sentido entonces de información secreta, diríamos mística.
No hay que olvidar, en cualquier caso, la adscripción favorable de Platón hacia el mito, hacia algunos mitos o especies de ellos, como defensor de su potencia explicativa, incluso racionalista. Pero tampoco hay que olvidar que no todos los mitos reúnen en sí tal capacidad explicativa, funcional y racional, por el contrario pueden dar lugar a abstractas tablas explicativas, enfrentados a la propia razón o proceso de inteligibilidad racional. Puede recordarse la intervención de Sócrates ante Calicles en el diálogo platónico Gorgias cuando al disponerse a contarle el mito del juicio después de la muerte dice: “Tú, desde luego, lo tendrás por una historia (mythos), pero yo lo tengo por verdad” (523Ac).También en Sofista o en República (565d, 328-331) el mito ocupa un lugar central cuando se plantea ante el problema de la verdad de la historia. No exento de crítica, tanto como de enfrentadas interpretaciones, el mito esconde un fondo de lógica, de razón, que hace indispensable delimitar a qué mito se refiere en el contexto en que se analiza.
I.- Interpretación esotérica.
En el libro VII de “República” (514a-516d), Platón presenta el mito de la caverna. Es, sin duda, el mito más importante y conocido de este autor. Platón dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”, es decir, sirve para ilustrar cuestiones relativas a la teoría del conocimiento. Pero tiene también claras implicaciones en otros dominios de la filosofía como la ontología, la antropología e incluso la política y la ética; algunos intérpretes han visto también implicaciones religiosas.
La interpretación de la Alegoría de la Caverna hay que buscarla muy al final del libro VI y en el libro VII de la República de Platón, una interpretación que es puramente epistemológica, no en vano comienza la historia con estas palabras:
“-Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o falta de ella, se encuentra nuestra naturaleza…”
Pero bajo su sentido epistemológico esconde connotaciones propias de la metafísica platónica, así como de su política dado que la República es un tratado político.
II.- Platón y su alegoría.
En el mito, Platón relata la existencia de unos hombres que desde su nacimiento se encuentran atados de piernas y cuello, en el interior de una oscura caverna. Prisioneros no sólo de las sombras oscuras propias de los habitáculos subterráneos, sino también de su campo de visión, de manera que tienen que mirar siempre adelante debido a las ataduras sin poder nunca girar la cabeza. La luz que ilumina el antro emana de un fuego encendido detrás de ellos, elevado y distante.
Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de él, los muñecos. Por el camino desfilan unos individuos, algunos de los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos: unos figuras de animales, otros de árboles y objetos artificiales, etc. Dado que entre los individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos.
En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las voces que oyen son la realidad.
Nos dice que imaginemos entre el fuego y los prisioneros un camino elevado a lo largo del cual se ha construido un muro, por este camino pasan unos hombres que llevan todo tipo de objetos o figuras que los sobrepasan, unos con forma humana y otras con forma de animal; estos caminantes que transportan objetos, a veces hablan y a veces callan. Los cautivos, con las cabezas inmóviles, no han visto nada más que las sombras proyectadas por el fuego al fondo de la caverna -como una pantalla de cine en la cual transitan sombras chinas- y llegan a creer, faltos de una educación diferente, que aquello que ven no son sombras, sino objetos reales, la misma realidad.
El interlocutor de Sócrates, Glaucón, afirma que está absolutamente convencido que los encadenados no pueden considerar otra cosa verdadera que las sombras de los objetos. Debido a la obnubilación de los sentidos y la ofuscación mental se hallan condenados en tomar
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