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¿Qué es la Paz? ENSAYO


Enviado por   •  25 de Abril de 2016  •  Ensayos  •  5.971 Palabras (24 Páginas)  •  548 Visitas

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PAZ
▪ “Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aún siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz duradera. No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad. Está condenado al fracaso cualquier proyecto que mantenga separados dos derechos indivisibles e interdependientes: el de la paz y el de un desarrollo integral y solidario” Juan Pablo II (2000)

Pocos conceptos tienen un significado tan amplio y a la vez diverso como el de Paz. Porque la Paz nos habla de las relaciones entre países y grupos sociales, pero también se refiere a las relaciones entre las personas como también a un estado interior de las personas y, desde el punto de vista de las religiones, a una relación entre los seres humanos y Dios. Por si fuera poco, actualmente también se habla de una Paz en la relación del hombre con la naturaleza.

Pero, la Paz, además, de un concepto, una idea racional, es una vivencia y un valor que responde a cómo sentimos la Paz. Siendo así, la Paz puede tener un significado diferente para cada persona de acuerdo a su cultura y su experiencia de vida. Este sentido emocional de la Paz le otorga una fuerza especial que la hace ser deseada intensamente.

Para acercarnos a una definición de lo que es la Paz presentamos a continuación un breve recorrido de las ideas que a lo largo del tiempo se han formulado respecto a ella; es necesario aclarar que se trata de un recorrido desde la perspectiva de la cultura occidental y en donde predomina una visión externa de la paz, al contrario de lo ocurre en las culturas orientales donde, desde hace milenios, la paz interior constituye el centro de la paz, como la shanti (paz) del hinduismo, o la “ahimsa” (no hacer daño a los seres vivientes) del jaismo.

EL RECORRIDO HISTORICO DE LA IDEA DE PAZ

Pax

Los diversos autores que tratan el tema de la Paz empiezan constatando que la palabra viene del latín Pax y se encuentra asociada a lo que se conoce como la Pax Romana.

“Etimológicamente, el concepto de pax esta íntimamente relacionado con la idea de mantener y respetar “lo legal” que marca y define las relaciones e interacciones humanas. Así, por definición, paz es conservadora ya que mantiene el orden establecidos. Es la paz de la ley y el orden”(Lederach, 2000).

Esa idea de Paz era desde luego muy conveniente para el imperio romano, cuya pax significaba dominación y ausencia de rebeliones. Es en el marco de esta concepción que se entiende el famoso precepto “si quieres la paz, prepara la guerra”.

Otra característica en el origen de la idea de Paz, es que ésta se encuentra exclusivamente asociada a la relación entre los reinos y estados y no se refiere a la relación entre la población o la relación del Estado con el individuo.

Esta noción de Paz, convivía con otras ideas de Paz que se desarrollaban al interior de las religiones. La Paz judía por ejemplo, con el “shalom” que se refiere a la Paz con Dios y con los otros miembros de la comunidad, o la Paz cristiana que es la Paz con Cristo y el amor al prójimo que se encuentra íntimamente involucrado en la relación con Dios. Los valiosos significados que otorgan las religiones a la Paz, no han sido desde luego los que han predominado en la historia.

Paz como ausencia de guerra

Esta es mas bien la definición que ha predominado por más tiempo en la historia. Los múltiples y frecuentes conflictos entre reinos y luego entre estados, hacían que la Paz fuera sinónimo de los breves momentos en que no había guerra entre ellos o de la forma en que la guerra terminaba a través de acuerdos llamados “acuerdos de paz”.
En esta perspectiva la guerra era una situación inevitable, natural, y que más bien emergía como un mecanismo de crecimiento de los reinos y estados. No es sino hasta la llegada del filósofo Kant que la inevitabilidad de la guerra es puesta en cuestión, señalando que si bien tiene “raíces naturales” y es “una amenaza constante”, eso no significa que sea imposible instaurar la Paz, tarea la cual puede ser correspondiendo a la Razón procurarla, justamente porque la Paz no es el estado natural del hombre y, en consecuencia, debe ser instaurada.
En 1795, Kant publica una propuesta para lograr la “paz perpetua” por medio de la creación de una federación de Estados independientes que, reconociendo a sus súbditos igualdad y vigencia del Estado de Derecho, se encargue de evitar las guerras. Esta propuesta, en cierta forma, se haría realidad cuando en 1945 se crean las Naciones Unidas.
Paz como equilibrio de fuerzas en el sistema internacional.
Las ideas sobre la paz debieron esperar hasta después de la primera guerra mundial para emerger con fuerza. En el período de entre guerras mundiales surge precisamente l que se llaman hoy los Estudios sobre la Paz.
Una perspectiva muy empleada es la que asociaba la Paz con un equilibro dinámicos de factores políticos, sociales, culturales y tecnológicos. Cuando ese equilibrio se rompe se produce la guerra, por lo cual lo importante es saber mantener el equilibrio y compensar los cambios que se producen en los factores.
En este enfoque en realidad lo importante, lo realista, para que haya Paz es buscar mantener o recuperar el equilibrio de factores. Se reconoce aspectos positivos en la guerra, como el desarrollo tecnológico, y en cierto sentido se presupone que la tendencia de la sociedad es más bien hacia la guerra.
La idea de hacer algo para evitar la guerra adquirió sin embargo destacada importancia con la fundación de las Naciones Unidas luego de la segunda guerra mundial, organismo que nace con el propósito de evitar nuevas guerras que pudieran cuestionar el statu quo surgido.
Por primera vez en la historia de la humanidad se plantea la tarea de desterrar la guerra, y surge la Paz como un algo que hay que construir, como lo proclama el Preámbulo de su Carta Fundacional “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles” para lo cual se declara como su primer propósito:
“Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz”. (Naciones Unidas, 1945)
Paz como Paz Negativa y Paz Positiva
En 1969 Johan Galtung introduce una idea fundamental apara el concepto moderno de Paz, señalando que no sólo es lo opuesto a la guerra, sino a la violencia en general. Señala además que no sólo hay una violencia directa, sino también una violencia directa, una violencia estructural y una violencia cultural.

Para Galtung (2003), la Paz es entonces la ausencia/reducción de todo tipo de violencia, directa, estructural y cultural. Y también es transformación creativa y no violenta del conflicto.

Cuando la Paz se entiende sólo como negación de la violencia directa y estructural estamos hablando de una Paz Negativa, cuando se entiende en cambio como una interacción e interrelación positiva y dinámica entre las personas, estamos hablando de Paz positiva, esto es apoyo mutuo, confianza, reciprocidad, cooperación.

“Los aspectos positivos de la paz nos conducirían a considera no solo la ausencia de violencia estructural sino la presencia de un tipo de cooperación no violenta, igualitaria, no explotadora, no represiva entre unidades, naciones y personas”(Galtung, 2003).

La Paz positiva es entonces Paz natural (cooperación entre especies), Paz positiva directa (bondad, bien para el cuerpo, mente y espíritu del Yo y el Otro), paz positiva estructural (libertad, equidad, dialogo, integración, solidaridad) paz positiva cultural legitimación de la paz).

Como resumía Adam Curle: La Paz positiva es una situación caracterizada por un nivel reducido de violencia y un nivel alto de justicia, o como señala Betty Reardon “La Paz es un orden social o un conjunto de relaciones humanas en el cual la justicia puede proseguirse sin violencia… la paz nutre la vida, dignifica y cataliza las energía humanas para la autorrealización” (1997).

Las ideas de Galtung sobre la violencia y la paz positiva sustentan las proximidades entre Paz, Justicia y Paz y Desarrollo. También remarcan que la Paz es algo que se construye en el presente, no que se prepara para el futuro, pues la Paz se construye en la lucha por la Paz directa, paz estructural y la paz cultural y en la solución pacífica de los conflictos.

Esta relación entre Paz y Justicia también ha venido siendo enfatizada por las religiones, como la Iglesia Católica, con la Encíclica Paz en la Tierra (1963) del Papa Juan XXIII, la Paz entre todos los pueblos fundada sobre la Verdad, la Justicia el Amor y la Libertad.
Paz Feminista: Macro y micro niveles de la Paz
En los años 70 y 80 una nueva perspectiva fue aportada desde el feminismo al incluir una mirada micro dentro de la violencia macro. Se incorpora entonces a lo que debe ser la Paz no sólo la violencia a nivel macro, sino también la violencia no organizada a nivel micro, como las violaciones de mujeres en la guerra o la violencia de género y contra los niños.
Esta perspectiva la gente tiene un rol central, no sólo como víctima, sino como actor, y se releva la dimensión personal de la violencia, en especial contra la mujer, pero también como discriminación de grupos sociales e individuos.
Un aporte sustantivo ha sido concebir la guerra como una forma masculina de afrontar los conflictos, y la posibilidad de otras formas de hacerlo en base a las formas femeninas, desarrolladas en el espacio privado de la familia, de tratar los conflictos mediante el amor, la negociación o la persuasión. Surgen así las propuestas de la “ética del cuidado” y el “feminismo de la diferencia y la igualdad”
Holística Paz-Gaia: Paz con el ambiente
En los años 80 y 90 emerge un enfoque de Paz que valora altamente la relación de los humanos con el sistema bioambiental, donde la Paz con el ambiente concibe a la especie humana como una unidad dentro de una unidad mayor que es la naturaleza, que debe ser respeta y cuidada.
Esta visión se refleja en la Carta de la Tierra, documento elaborado por líderes y científicos del mundo en un diálogo intercultural.
“La humanidad en parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida. La fuerza de la naturaleza promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida. La capacidad de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, con todos sus sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, tierras fértiles, aguas puras y aire limpio. El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común para todos los pueblos. La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado” (Carta de la Tierra, 2000).
Asociada a esta visión surgen las ideas entorno al ecodesarrollo y el desarrollo sostenible, concebido éste como el desarrollo que asegura las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades.
Paz Interna y Externa
Esta perspectiva concibe la paz en la dimensión interna del ser humano, sus aspectos espirituales, de modo que la paz interna es fundamental para la paz externa, desde sus dimensiones individuales hasta con el medio ambiente. Esta dimensión en occidente se nutre del antiguo pensamiento del misticismo oriental y otras fuentes más antiguas.
“La paz empieza dentro de cada uno de nosotros. Cuando tenemos paz interior, podemos estar en paz con los de alrededor. Cuando nuestra comunidad está en un estado de paz, puede compartir esa paz con las comunidades vecinas, y así en estructuras cada vez más amplias. Cuando sentimos amor y ternura hacia otros, no sólo hace que otros se sientan queridos y cuidados, sino que también nos ayuda a desarrollar paz interior y felicidad. Y hay formas en las que podemos trabajar conscientemente para desarrollar sentimientos de amor y cariño. Para algunos de nosotros la forma más eficaz de hacerlo es a través de prácticas religiosas. Para otros puede ser a través de prácticas no religiosas. Lo que es importante es que cada uno de nosotros haga un esfuerzo sincero para tomarse en serio la responsabilidad por nosotros mismos, por los demás y por la naturaleza.” (Dalai Lama, al recibir el premio Nóbel)
|Qasi kausay (Vivir tranquilo): La Paz de los Runas |
|Para el mundo andino el mundo es una totalidad viva, integrada y sagrada. No se comprende a las partes separadas del todo, cualquier evento |
|se entiende inmerso dentro de los demás y donde cada parte refleja el todo. Esa totalidad natural es la Pacha que comprende a todas las |
|cosas vivas, incluso las que creemos inertes tienen vida: como los cerros, las estrellas y los muertos. |
|Cuando el mundo esta tranquilo, cuando nadie trasgrede esa tranquilidad de la Pacha, es tiempo de paz. |
|“En la concepción andina existe una suerte de solidaridad entre hombres, animales y naturaleza. Por eso la introducción de un desorden |
|social no es percibida solamente como un peligro para el orden social sino para la naturaleza misma: puede traer enfermedades o sufrimientos|
|no tolerables (granizadas, heladas, terremotos). De ese modo la violencia introducida en la sociedad tiene que ser expulsada mediante un |
|combate que punta a la destrucción de quienes se han puesto fuera de la sociedad…. Si el primer tipo de violencia es percibida como |
|ilegitima y peligrosa, el segundo no solo es legítimo sino necesario. (Ansion, XXXX) |
| |
|Diversos estudios encuentran diferentes mecanismos para llamar al orden a aquellos que transgreden la armonía que no solo atenta contra una |
|persona, sino contra las relaciones de reciprocidad y contra el orden de la Pacha. Y cuando ellas fallan la violencia termina con ella |
|definitivamente. |
| |
|Por otro lado, hay también formas de ritualizar los conflictos al interior de las comunidades. Cuando hay desorden, discusiones o |
|diferencias que viene ha ser expresiones humanas naturales que se dan en cualquier sociedad se encuentran válvulas de escape rituales para |
|realinear identidades, políticas y restablecer relaciones jerárquicas de autoridad. Es el tinkuy, donde dos grupos opuestos se enfrentan, |
|hasta pagara con sangre a la Pacha, no para derrotarse sino para encontrarse y formar luego una nueva unidad. |
EL CONCEPTO MODERNO DE PAZ
Las diferentes perspectivas más que sustituir una a otra lo que han hecho es enriquecer la perspectiva de la Paz, la cual ya no puede ser definida sólo como ausencia de guerra, perspectiva necesaria, pero insuficiente para definirla, requiriendo abarcar la violencia y no solo la guerra, así como una dimensión positiva, una dimensión en relación al ambiente y una dimensión simultáneamente interna y externa.
La Paz no sólo abarca ya a los Estados y al interior de los Estados, sino también a los espacios comunales, a los individuaos, a la relación de las mujeres y al ambiente. No es ya solo un problema de los gobernantes, sino de todas las personas.
Todas estas ideas de la Paz han ido difundiéndose en las esferas internacionales contribuyendo a la evolución de las ideas y tareas que se plantea Naciones Unidas en relación a la Paz.

En 1984, la Asamblea General de las Naciones Unidas, respondiendo al contexto de amenaza de las armas nucleares, aprueba la Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz señalando que “La Asamblea General 1. Proclama solemnemente que los pueblos de nuestro planeta tienen derecho sagrado a la paz; 2. Declara solemnemente que proteger el derecho de los pueblos a la paz y fomentar su realización es una obligación fundamental de todo Estado” (Naciones Unidas, 1984) .

El reconocimiento de la Paz como un derecho humano manifiesta el íntimo vínculo entre ambos, como dice Bobbio “La Paz es la condición sine qua non para proteger eficazmente los derechos humanos y la protección de los derechos humanos favorece la Paz” (1992).

Con la finalización de la "guerra fría" a principios de los noventa y al calor de un nuevo momento de esperanza y transformaciones las Naciones Unidas se plantea una acción más activa entorno a la promoción de la Paz en el mundo, con una acción orientada más a la prevención (diplomacia preventiva), y cuando surga la violencia de hacer la paz (peacemake), o de preservar la paz (peacekeping) o de construir la paz (peace building) cuando esta se ha producido.

Este planteamiento amplía la visión de la paz o del quebrantamiento de la paz, tal como aparece en la Carta Fundacional, concediendo mayor importancia a la labor preventiva y a la consolidación de la paz. Se acerca más la paz a al terreno de los seres humanos y sus problemas vitales.
A partir de Río 1992 se realizan un conjunto de conferencias mundiales convocadas por la ONU en las cuales se manifiesta una creciente relación entre Desarrollo, Derechos Humanos, Democracia, Medio Ambiente y Paz. Así, en medio de esperanzadoras ideas de Paz para el siglo XXI, las naciones del mundo aprobaban la Declaración del Milenio ratificando que:
“Estamos decididos a establecer una paz justa y duradera en todo el mundo, de conformidad con los propósitos y principios de la Carta. Reafirmamos nuestra determinación de apoyar todos los esfuerzos encaminados a hacer respetar la igualdad soberana de todos los Estados, el respeto de su integridad territorial e independencia política; la solución de los conflictos por medios pacíficos ... el derecho de libre determinación de los pueblos que siguen sometidos a la dominación colonial y la ocupación extranjera...el respeto de la igualdad de derechos de todos, sin distinciones por motivo de raza, sexo, idioma o religión, y la cooperación internacional para resolver los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario.” (Naciones Unidas, 2000).

Una Síntesis de la Idea de Paz

En resumen podemos decir que el concepto de Paz tiene tres dimensiones o ámbitos: Paz de los seres humanos entre si (Paz Social), Paz de los seres humanos con la naturaleza (Paz Gaia) y Paz de los seres humanos consigo mismo (Paz interior), todos ellos distinguibles pero que forman parte de una misma Paz Integral.

La Paz Social, involucra ideas desde las relaciones interpersonales armoniosas, la equidad de género hasta lo que se ha denominado las 4 D: Desarrollo Sustentable, Derechos humanos, Democracia, Desarme.

La Paz con la Naturaleza, que podría involucrar desde las corrientes más “verdes” hasta las ideas del desarrollo sostenible, perspectiva que ha adquirido importancia en el marco de los problemas ambientales que se presentan.

La Paz interna, que involucra desde las ideas espirituales o religiosas en torno a la Paz hasta la Paz Cultural y la Cultura de Paz.

Desde occidente se ha dado poca importancia a los aspectos subjetivos, desconociendo las dimensiones transpersonales del desarrollo humano y circunscribiéndola en todo caso a la esfera privada e intimista, sin capacidad de incidir en lo externo como si lo social político, económico y ecológico estuviera separado de lo interior, de la tendencia hacia la autorrealización y la trascendencia. Esta perspectiva es crecientemente cuestionada por la creciente influencia de oriente, la revaloración de nuestras culturas originarias y hasta por la física cuántica.

Como hemos referido nuestra representación de la paz es básicamente desde el punto de vista de la cultura occidental, pero qué ocurre con la idea de Paz de otras culturas, por ejemplo las culturas andinas o nativas. Ellas nos pueden decir mucho y enriquecer nuestra visión de la paz, por lo cual es importante conocer y tener en cuenta sus propias perspectivas en un diálogo intercultural.

La Paz como Paz

Paz y guerra son dos términos que hacen juntos y que forman una unidad en la que el elemento fuerte, como señala Norberto Bobbio es la guerra, apareciendo por mucho tiempo la Paz como la simple ausencia de la guerra. Pero, como hemos visto a lo largo del recorrido histórico en el mundo de las ideas, la paz ha ido emancipándose, primero de la idea misma de la guerra, apareciendo como contraparte de la violencia en general, para luego tomar distancia de esta misma y adquirir un sentido más afirmativo que empieza con la Paz positiva de Galtung.

La Paz como Paz, abre un amplio escenario para su promoción no sólo desde la violencia o el conflicto, sino desde otras relaciones humanas como el amor, la confianza, la solidaridad y la cooperación. No hay Paz cuando hay violencia, pero también cuando no hay justicia, respeto y amor, solidaridad y cooperación.
Ya Galtung (2003) nos ha dicho que la Paz positiva es más que la ausencia de violencia estructural. Esta idea la profundiza con la metáfora de la salud y la enfermedad. Si la Paz es como la salud, la violencia es como la enfermedad. Ciertamente, cuando se tiene salud, no hay enfermedad, pero la salud es mucho más que simplemente no estar enfermo. Significa estar en condiciones de buen “funcionamiento” y de evitar la enfermedad (mayores defensas) o superarla sin daño.

Estamos diciendo que la Paz debe permitirnos un funcionamiento integró de la sociedad, donde la violencia directa, estructural y cultural no tengan cabida, y que estemos preparados para manejar los conflictos sin violencia y superar esta con facilidad y reconciliación.

La Paz como la salud, no se logran sólo evitando la enfermedad/violencia sino fortaleciendo nuestras capacidades buen funcionamiento, de buena convivencia, de cooperación y sana competencia.

Construir la Paz/salud, involucra entonces dos aspectos fundamentales. Por un lado las relaciones que debemos establecer entre las personas tienen que incluir el afecto, la empatía y la preocupación por el bienestar y la dignidad de las otras personas, y por otro lado las condiciones estructurales que debemos edificar.

Debemos entonces preguntarnos ¿Cómo tenemos que organizar los recursos, el poder, las comunidades para que haya justicia social? ¿Cómo podemos hacer para que ninguna persona padezca hambre, sea analfabeta, no tenga acceso a una vivienda, o esté sin trabajo?.

Tenemos que crear estructuras sociales fundamentadas en el desarrollo equitativo y sostenible, en el respeto a los derechos humanos, en la gobernabilidad y toma de decisiones democráticas, y en el hecho de evitar el riesgo que comporta el armamentismo y el concepto militar de seguridad.

El recorrido histórico de la idea de paz, nos muestra que los seres humanos siempre le estamos pidiendo más a la idea de Paz, abarcando cada vez más nuevos y más transcendentes conceptos. Por ello, no tenemos porque pensar que la idea de paz no siga ampliándose.

Un enfoque en particular es la llamada “paz imperfecta” (Muñoz, 2004), esto es ver a la paz no como algo perfecto y total que llega o logramos en un determinado momento, sino que mas bien ha existe siempre de manera imperfecta, como una experiencia humana específica que se ha producido a lo largo de la historia pero que ha sido invisibilizada por el peso dramático de la guerra o la violencia.

La historia se ha escrito generalmente siguiendo el hilo de las guerras, pero no desde el hilo de cómo se vive y se construye la Paz. La Paz también puede convivir con la violencia, por ejemplo hay familias pacíficas en medio de barrios violentos. Cotidianamente realizamos actos de Paz que facilitan nuestra interrelación como personas. También cotidianamente hay momentos de paz y otros de violencia.

Desde esta manera de ver la Paz, ella se define como “un signo de bienestar, felicidad y armonía que nos une a los demás, también a la naturaleza y al universo en su conjunto” (Muñoz, 2004). En ese marco, podríamos decir que la Paz alude a relaciones satisfactorias entre los seres humanos (y la naturaleza), donde la definición de satisfacción varía y evoluciona. Hoy es consenso que esas relaciones no son satisfactorias cuando hay violencia, estructural directa o cultural.

“Si el concepto de paz positiva marcó una ruptura con la noción tradicional estableciendo la relación de paz no con la guerra sino con la violencia; la paz imperfecta señala un avance por cuanto si bien reconoce la imperfección de la condición humana, también percibe que nuestras relaciones están caracterizadas por decisiones y acciones guiadas, la mayoría de las veces, por la regulación pacífica o no violenta de los conflictos lo que permite que los seres humanos en nuestras continuas tentativas, procesos y ensayos tengamos cotidianamente más momentos de paz que de violencia o de guerra” (Tuvilla, 2004).

Paz y Poder

En toda acción humana esta presente una relación de poder una forma de ejercicio del poder, esto es de la fuerza o capacidad y posibilidad para hacer algo. En consecuencia podemos decir que la construcción de la Paz demanda un gran poder.

Con frecuencia se alude al poder como imposición, siguiendo a Max Weber que lo define como la “probabilidad de que un actor en una relación social esté en condiciones de imponer su voluntad a pesar de la resistencia e, independientemente del fundamento sobre el que se base esta probabilidad” (Weber, XXXX).

Sin embargo, no es la única forma de definir el poder. Boulding (1993), nos recuerda que el poder es la capacidad de conseguir lo que queremos con otros hombres, o como diría Arendt “corresponde a la capacidad humana no sólo de actuar sino de actuar en concierto. El poder no es nunca una propiedad de un individuo; pertenece al grupo y existe sólo mientras éste no se desintegra” (Arendt, 2005).

De acuerdo a Boulding el poder tiene tres caras: el poder amenazador, destructivo por naturaleza, el poder productivo, basado principalmente en el intercambio, y el poder integrador basado en relaciones como la legitimidad, el respeto, el afecto, el amor, la comunidad y la personalidad.

La construcción de la Paz, desde luego requiere principalmente el poder integrador, aunque sin desechar los otros poderes de acuerdo a lo que sea necesario. Ciertamente evitar la guerra necesita también disuasión e intercambio, pero principalmente del poder integrador.

Sin embargo, bajo la cultura de guerra que ha predominado, la Paz suele estar asociada más bien a la violencia (si quieres la Paz, prepara la Guerra), es decir al poder destructivo. Pero, debemos recordar que “sin algún tipo de legitimidad, ni el poder amenazador ni el económico pueden realizarse en un grado considerable” (Boulding, 1993)

Una evidencia del mayor alcance del poder, en su forma integradora, es que han sido los lideres más representantivos de esta cara del poder, lo que más han influido en la humanidad, como Jesús, Buda, Mahoma y en otra escala Martín Luther King, por encima de personajes como Napoleón, Julio César o Rockefeller, quienes detentaron poderes destructores y económicos.

El poder integrador actúa a través de redes y estructuras que se generan con prácticas, hábitos y costumbres: redes de comunicación, estructuras de persuasión de suma positiva o culturas de aprendizaje ilimitado. Todo ello, en conjunto, da cuerpo a una forma a un poder con capacidad de integrar y construir la sociedad de una manera radicalmente diferente a las que nos lleva el predominio de las otras dos formas de poder, amenazador o puramente productivo (economía).

PAZ Y GUERRA A PRINCIPIOS DEL NUEVO SIGLO

Como hemos visto la evolución de la idea de la Paz ha sido prodiga en sentidos y esperanzas, especialmente desde que en 1945 surgen las Naciones Unidas precisamente para “librar a los pueblos del flagelo de la guerra” como señala el preámbulo de la declaración de su constitución. Desde entonces nuevos acuerdos parecían acercarnos a lograr la paz en su versión más integral y completa, desde la Declaración los Derechos Humanos, el reconocimiento del Derecho a la Paz, la Declaración y Programa para una Cultura de Paz, hasta los múltiples acuerdos sobre los problemas de la paz y el desarrollo que, luego del fin de la guerra fría, se celebraron a lo largo de la década de los noventa y culminaron con la Cumbre del Milenio, en septiembre del 2000 y de la cual emanaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Paradójicamente, si bien algunos hechos alentaron la posibilidad de tener un mundo más pacífico, como por ejemplo la disminución de los guerras entre estados, aunque aumentaron los conflictos armados, la convulsión de la primera década del nuevo siglo parecen alejar la promesa de un construir un mundo más pacífico y repetir el terrible siglo XX.

Siglo que en palabras de historiadores como Hobsbawm ha sido el más sangriento en la historia conocida de la humanidad.

“La cifra total de muertos provocados directa e indirectamente por las guerras se eleva a unos 187 millones de personas…Si tomamos el año 1914 como punto de partid, el siglo XX ha sido un siglo de guerras ininterrumpidas, a excepciones de algunos breves períodos sin conflictos armados organizados en todo el planeta” (Hobsbawm, 2007).

Lo que es más grave las guerras han evolucionado de ser un asunto entre estados y fuerzas militares a hechos que ocurren también dentro de los estados, que es la forma más numeroso hoy en día en conflictos violentos, a la vez que los civiles son hoy los más afectados. En la primera guerra mundial, sólo el 5% de las víctimas eran civiles, en la segunda el porcentaje se elevo al 66% y en la actualidad la proporción de victimas civiles en cualquier guerra se sitúa entre el 80 y 90%, sobre todo en los conflictos armados internos.

La violencia que entre los años 1980 y 2000 sufrió nuestro país es una terrible muestra de esas nuevas características de la guerra. Como señalo la Comisión de la Verdad (CVR, 2004), el conflicto interno provocado por Sendero Luminoso y sus acciones terroristas, ha sido el hecho de violencia con mayores victimas y más prolongado de nuestra historia, incluso en comparación con la guerra de la independencia o la guerra con Chile. Del total de victimas mortales, estimada s en 69,280 por la Comisión de la Verdad, el 70% han sido civiles y se provocó el desplazamiento de unas 600,000 personas al haberse afectado, tal como lo identifica el Censo por la Paz del MIMDES, más de 7,000 centros poblados rurales en 11 departamentos (MIMDES, 2008).

Tras repasar las condiciones de la guerra y la paz para el siglo XXI, Hobsbawm considera que si bien las guerras no serán tan sangrientas como en el siglo XX, la paz esta todavía más lejana. No hace falta ser historiador para considerar que en nuestro país la violencia a escala de conflicto interno, si bien ha sido alejada tras la derrota de los grupos subversivos sigue siendo un peligro que debemos terminar de alejar, junto a las otras formas de violencia directa, estructural y cultural que subsisten en nuestra sociedad.

Y esa es una tarea que por más obligación que tenga el Estado y la clase política, no puede dejado exclusivamente en sus manos, pues como lo ha venido comprendiendo el mundo, la paz es necesariamente tarea también de los ciudadanos, sobre todo cuando por paz entendemos no sólo el callar de las armas, sino también una sociedad más unida, justa y solidaria.

La Carta de la Tierra, suscrita en el año 2000 por un conjunto de líderes del mundo nos recuerda la urgencia de esto.

“Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que le mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras” Carta dela Tierra, 2000.

Lograr ello, requiere superar el fatalismo alimentado por una dieta de noticias sobre peleas, violencia y guerras y recordar que a pesar de todo los seres humanos logramos coexistir pacíficamente. No se trata de subestimar la guerra y la violencia, sino de recordar la preponderancia de la capacidad de los seres humanos también de hacer paz y de cambiar.

En ese sentido es útil recordar lo que afirma William Ury, creador junto Irving Fisher del conocido método de negociación basa en principios o método de Harvard: “En el lapso de un siglo la humanidad ha logrado irrupciones tecnológicas de importancia evolutiva. Hemos puesto a toda la humanidad en contacto reciproco por medio de la comunicación instantánea, hemos fisionado el átomo y llegado a la luna, El desafío consiste ahora en aprender a realizar avances sociales de proporciones análogas… En el nuevo milenio muchas cosas serán posibles ¿Por qué no el antiquísimo sueño de la paz?” (Ury. 2000).

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